El 10 de octubre de 1995, hará ahora 28 años, tuve una muy interesante charla con Joan Brossa (1919-1998), que publiqué en forma de entrevista en el diario en el que yo trabajaba, ‘El Periódico de Catalunya’. El poeta, sin achaques aparentes, tenía entonces 76 años. Y me regaló una hojita con una de sus letras, una ‘A’.
El motivo del encuentro, que se produjo en la casa del escritor, fue la publicación de uno de sus últimos libros, ‘Passat festes‘, una selección de su producción poética de entre los años 1993 y 1995, con poemas cortos y alguno de sus conocidos poemas visuales. Fue mi jefe de entonces, mi admirado Josep Maria Huertas Claveria (1939-2007), quien me sugirió ir a verle. No sabrá nunca cómo le agradezco sus enseñanzas y las broncas que me hicieron ser mejor periodista.
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