La que s’ha armat amb algun dels articles que el crític de cinema Carlos Boyero ha signat aquests dies a El País, des de la Mostra de Venècia.
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La que se ha armado con alguno de los artículos que el crítico de cine Carlos Boyero ha firmado estos días en El País, desde la Mostra de Venecia.
En el meu post d’ahir escrivia «Gonzalo» com a títol. Avui afegeixo en el títol el seu cognom, «Pérez de Olaguer», perquè el primer era un record personal de l’amic, i aquest segon, un testimoni públic del seu comiat.
Aquests dies –o abans, com l’Arturo San Agustín— han estat molts els companys que han escrit sobre ell. Podeu llegir alguns articles a El País , El Periódico o La Vanguardia . Ni en aquest ni en altres casos faig cas de la (suposada) competència entre mitjans: m’ha agradat especialment la crònica de l’acte que ha escrit Jacinto Antón, a El País. Sentida, com el propi funeral.
Érem molts en el funeral, sobretot gent del periodisme (Rafael Nadal, Joan Anton Benach, Santi Fontdevila) i del teatre (Joan Font). Aquest últim, director de comediants, va parlar de la seva tendresa.
Al sortir del tanatori, una persona lliurava la lletra de la versió de My way, dedicada a Gonzalo i interpretada per Roser Batalla en l’homenatge que va rebre en febrer o, a la Cúpula Venus.
Allà, on la peça deia «El final ja està a prop i enfronto l’últim teló…», Roser cantava: «Avui, una altre cop, la teva gent volem cantar-te…» per acabar amb «t’ho havíem de dir tots reunits, i estem segurs que et fa feliç. Per sempre més recordarem que ens fas costat, que t’estimem, perquè com tu no hi ha ningú, amic Gonzalo».
(la lletra sencera la trobareu en aquesta pàgina)
Ayer escribía «Gonzalo» como título de la entrada. Hoy añado su apellido, «Pérez de Olaguer», en el título de la entrada, porque la primera era un recuerdo personal del amigo, y esta segunda, testimonio público de su despedida.
Estos días –o antes, como Arturo San Agustín — han sido muchos los compañeros que han escrito sobre él. Podéis leer algunos artículos en El País , El Periódico o La Vanguardia . Ni en este ni en otros casos hago caso de la (supuesta) competencia entre medios: me ha gustado especialmente la crónica del acto que ha escrito Jacinto Antón, en El País . Sentida, como el propio funeral.
Éramos muchos en el funeral, sobre todo gentes del periodismo (Rafael Nadal, Joan Anton Benach, Santi Fontdevila) y del teatro (Joan Font). Este último, director de comediants, habló de su ternura, en la acepción de afectuoso, cariñoso y amable.
Al salir del tanatorio, una persona entregaba la letra de la versión de My way , dedicada a Gonzalo e interpretada por Roser Batalla en el homenaje que recibió en febrer o, en la Cúpula Venus.
Allí, donde la pieza decía «El final ya está cerca y enfrento el último telón…», Roser cantaba: «Hoy, otra vez, tu gente queremos cantarte…» para acabar con «te lo habíamos de decir todos reunidos, y estamos seguros que te hace feliz. Siempre recordaremos que nos apoyas, que te amamos, porque como tu no hay nadie, amigo Gonzalo».
(la letra completa de esta canción la encontraréis en esta página)
Aquesta tarda ens arribava la notícia de la mort de Gonzalo Pérez de Olaguer, un home bo.
Era (perquè encara escrivia, malgrat la seva malaltia) crític de teatre de El Periodico de Catalunya des de feia més de 20 anys.
Núria Navarro m’ho deia així: «Ho saps lo de Gonzalo? I també havia començat en El Sábado, com Norberto, com Luis…»
I és que fa 20 anys, en 1988, la meva companya Núria, juntament amb l’Àlex Barnet (ara a La Vanguardia) i jo mateix, vam ser la tropa de El Sábado, el primer suplement d’espectacles del meu diari, i potser d’Espanya, perquè ens vam avançar a productes com el Tentaciones o el Babelia , de El País, que arribarien poc després de la desaparició de la nostra pròpia revista.
Pérez d’Olaguer tenia 72 anys i cap enemic, crec: un rècord difícil d’aconseguir per a qui exerceix la crítica. És que «sempre ha patit quan un actor o actriu no triomfa», deia fa poc d’ell Arturo San Agustín, quan Gonzalo va presentar el seu llibre Els anys difícils del teatre català. Memòria crítica. La foto de l’esquerra mostra aquest bon rotllo: Pepe Rubianes i ell, rient-se amb ganes, veti a saber de què.
Quan un comença parlar d’amics que se’n van és senyal que un es fa més gran, però sí: en aquell suplement van escriure Gonzalo, Luis Polanco i Norberto Rebechi, tres amics que se n’han anat abans de temps…
I és que quan te’n vas sense voler, sempre és abans de temps
Esta tarde nos llegaba la noticia de la muerte de Gonzalo Pérez de Olaguer , un hombre bueno.
Era (porque aún escribía, pese a su enfermedad) crítico de teatro de El Periodico de Catalunya desde hacía más de 20 años.
Núria Navarro me lo decía así: "¿Sabes lo de Gonzalo? Y también había empezado en El Sábado , como Norberto, como Luis…"
Y es que hace 20 años, en 1988, mi compañera Núria, junto con Àlex Barnet (actualmente en La Vanguardia) y yo mismo, eramos la tropa de El Sábado , el primer suplemento de espectáculos de mi diario, y quizás de España, porque nos adelantamos a productos como el Tentaciones o el Babelia , de El País , que llegarían poco después de la desaparición de nuestra revista.
Pérez de Olaguer tenía 72 años y ningún enemigo, creo: un récord difícil de conseguir para quien ejerce la crítica. Es que "siempre ha sufrido cuando un actor o actriz no triunfa", decía hace poco de él Arturo San Agustín, cuando Gonzalo presentó su libro Los años difíciles del teatro catalán Memoria crítica . La foto de la izquierda muestra ese buen rollo: Pepe Rubianes y él riéndose con ganas, vete a saber de qué.
Cuando uno empieza hablar de amigos que se van es señal de que uno se hace mayor, pero sí: en aquel suplemento escribieron Gonzalo, Luis Polanco y Norberto Rebechi , tres amigos que se han ido antes de tiempo…
Y es que cuando te vas sin querer, siempre es antes de tiempo.
Qui li hagués dit a Felipe González que un altre andalús i socialista, com ell, José Montilla, li anava a plantar cara com a president de la Generalitat de Catalunya.
Las frases clau d’en Felipe, publicades a El País: «Es cierto que la negociación estaba prevista desde antes de conocerse la crisis financiera internacional y sus efectos, pero los diferentes actores políticos, económicos y sociales no pueden dejar de considerar la situación actual para redefinir sus objetivos ante la marcha de la economía.»
Y les paraules clau d’en Montilla, també a El País: «Hay razones de peso contra el argumento según el cual hay que aplazar la negociación de la financiación autonómica hasta que un nuevo ciclo favorable de la economía mundial, europea y española permita abordarla en mejores condiciones (…) El Estatut de Catalunya obliga a todos (…) Más descentralización es igual a más desarrollo. Las economías más dinámicas son las más federales (…) no podemos aplazar esta negociación porque debemos resolver una situación clamorosamente injusta. Nuestro actual sistema de financiación ya no es útil ni justo para todos. Ni es sano, ni es eficiente. Ya no redistribuye con parámetros actualizados, ni alcanza el equilibrio fiscal, ni promueve la solidaridad real. Hace años que el sistema no es justo con quienes más aportan«.
Déu ni dó.
Quien le iba a decir a Felipe González que otro andaluz y socialista, como él, José Montilla, le iba a plantar cara como presidente de la Generalitat de Catalunya.
Las frases clave de Felipe, publicadas en El País: «Es cierto que la negociación estaba prevista desde antes de conocerse la crisis financiera internacional y sus efectos, pero los diferentes actores políticos, económicos y sociales no pueden dejar de considerar la situación actual para redefinir sus objetivos ante la marcha de la economía.»
Y las palabras clave de Montilla, también en El País: «Hay razones de peso contra el argumento según el cual hay que aplazar la negociación de la financiación autonómica hasta que un nuevo ciclo favorable de la economía mundial, europea y española permita abordarla en mejores condiciones (…) El Estatut de Catalunya obliga a todos (…) Más descentralización es igual a más desarrollo. Las economías más dinámicas son las más federales (…) no podemos aplazar esta negociación porque debemos resolver una situación clamorosamente injusta. Nuestro actual sistema de financiación ya no es útil ni justo para todos. Ni es sano, ni es eficiente. Ya no redistribuye con parámetros actualizados, ni alcanza el equilibrio fiscal, ni promueve la solidaridad real. Hace años que el sistema no es justo con quienes más aportan«.
Ahí es nada.
«Sobre la pinza del bogavante, la esencia de esta historia, se hablará luego. También se hablará luego del inquietante Benjamin Black. Hay que empezar por el principio y…»
Eren les dues primeres línies del reportatge que l’Enric González (EG) publicava aquest dissabte en el suplement Babelia de El País. Em va enganxar i vaig llegir d’una tirada el seu Dublín negro , una llarga entrevista amb John Banville .
Deixo de banda a Banville i que cadascú llegeixi el que li vingui de gust d’aquest escriptor irlandès i em centro en el periodista.
Vaig conèixer l’EG a inicis dels anys 80, a la redacció d’El Periódico de Catalunya, abans que fitxés per El País, on ha desenvolupat una carrera intensa, gairebé tota ella de corresponsal. De fet, va rebre fa dos anys el premi Cirilo Rodríguez, que reconeix la labor dels corresponsals espanyols a l’estranger. Actualment treballa de nou des de Barcelona.
Podeu llegir un parell d’entrevistes digitals en El Mundo i Comunicació 21 , aunque també hi ha algún blocaire que li cita elogiosament, com ara Raúl Cazorla a Radiaciones.
Tot això ve perquè m’agrada la seva prosa, rica però no barroca; generosa, però sense escarafalls; sintètica, però en absolut pobre. M’adono, quan escric, de com és de difícil adjectivar bé, una cosa que només alguns col·legues ho aconsegueixen a la perfecció, com ara el Pau Arenós o el propi EG.
«EG siempre entrega más de lo que uno está acostumbrado a leer en un periodista», deia en Cazorla a la seva entrada, una frase que subscric totalment.
Però, a més, afegeixo un parell de reflexions, no exemptes d’ironia, del propi EG sobre la seva feina, la nostra feina: «L’ofici periodístic està malament, com sempre. Porto 30 anys en això i no ha estat mai bé. Però està millor que la metal·lúrgia, la mineria o la inversió filatèlica; és a dir que té un passar… En aquest ofici es coneix gent estupenda. La culpa de tot és sempre de les empreses, no nostra: no em dirà que això no és reconfortant. Es viu entre alarmes, imprevistos i cabrejos, la qual cosa no allarga la vida, però la fa més entretinguda». Doncs això.
"Sobre la pinza del bogavante, la esencia de esta historia, se hablará luego. También se hablará luego del inquietante Benjamin Black. Hay que empezar por el principio y…"
Eran las dos primeras líneas del reportaje que Enric González (EG) publicaba este sábado en el suplemento Babelia. Me enganchó y leí de un tirón su Dublín negro , una larga entrevista con John Banville .
Dejo de lado a Banville y que cada uno lea lo que le apetezca de este escritor irlandés y me centro en el periodista.
Conocí a EG a inicios de los años 80, en la redacción de El Periódico de Catalunya, antes de que fichara por El País, donde ha desarrollado una carrera intensa, casi toda ella de corresponsal. De hecho, recibió hace dos años el premio Cirilo Rodríguez, que reconoce la labor de los corresponsales españoles en el extranjero. Actualmente trabaja de nuevo desde Barcelona.Podéis leer un par de entrevistas digitales en El Mundo y Comunicació 21 , aunque también hay algún que otro bloguero que le cita elogiosamente, como Raúl Cazorla en Radiaciones .Viene todo esto a cuenta de su prosa, rica pero no barroca; generosa, pero sin aspavientos; sintética, pero en absoluto pobre. Me doy cuenta, al escribir, de lo difícil que es adjetivar, algo que sólo algunos colegas lo consiguen, como Pau Arenós o el propio EG.
"EG siempre entrega más de lo que uno está acostumbrado a leer en un periodista", decía Cazorla en su entrada, frase que suscribo totalmente.
Pero, además, añado un par de reflexiones, no exentas de ironía, del propio EG sobre su trabajo, nuestro trabajo: "El oficio periodístico está mal, como siempre. Llevo 30 años en esto y nunca ha estado bien. Pero está mejor que la metalurgia, la minería o la inversión filatélica, o sea que tiene un pasar… En este oficio se conoce gente estupenda. La culpa de todo es siempre de las empresas, no nuestra: no me dirá que eso no es reconfortante. Se vive entre alarmas, imprevistos y cabreos, lo cual no alarga la vida, pero la hace más entretenida". Pues eso.
Los MID, los dispositivos de internet móviles, están de moda.
Hace unos días lo publicaba El Mundo en su suplemento Ariadna (Intel lanza un procesador potente y diminuto para conectarse a internet, se titulaba la noticia) y también el Ciberpaís de El País (Llega el portátil ligero y barato).
Pero lo cierto es que semanas atrás, mi buen amigo Ángel Parra, informático de mi diario y fan de Linux, se había comprado a través de ebay un pequeño EeePC de Asus por menos de 300 euros. Ahora está jugando con sus posibilidades.
No tiene disco duro interno: sólo usa memoria como los lápices usb, de varios gigas, y en caso de necesidad (fotos, vídeos) hay discos duros externos por cuatro chavos.
¿Para qué se necesita más? Puedes navegar por internet y consultar tu correo (Gmail o Yahoo te permite tener almacenados varios gigas de mensajes) con un aparatito del tamaño de una libreta y menos de un kilo de peso.
Y lo mejor: sin Windows de ningún tipo. Lleva Linux, un sistema operativo libre y gratuito, tan fácil de utilizar como el XP o el Vista.
En estos últimos días, he leído algunas frases que me han dejado poso.
Por ejemplo, una de Doris Lessing, reciente ganadora del premio Nobel de Literatura. Hacia el final de una entrevista con Juan Cruz en el diario El País, el periodista le comentaba que «ahora tiene mucho que celebrar, ¿qué es lo que más le gusta de lo que le sucede ahora, de estas semanas?».
La respuesta de la escritora inglesa me impresionó: «Yo tengo una situación en mi vida de la que no hablo. Tengo un hijo inválido, al que tengo que cuidar. Así que mi vida no es en absoluto lo que yo esperaba. Y no puedo hablar de ello. Ya no es mi vida, ya no vivo mi vida.»
Uf!
En aquests últims dies, he llegit algunes frases que m’han deixat pòsit.
Per exemple, una de Doris Lessing, recent guanyadora del premi Nobel de Literatura.
Cap al final d’una entrevista amb Juan Cruz en el diari El País, el periodista li comentava que «ara que té molt que celebrar, què és el que més li agrada del que li succeeix ara, d’aquestes setmanes?».
La resposta de l’escriptora anglesa em va colpir: «Jo tinc una situació en la meva vida de la qual no parlo. Tinc un fill invàlid, al qual he de cuidar. Així que la meva vida no és en absolut el que jo esperava. I no puc parlar d’això. Ja no és la meva vida, ja no visc la meva vida.»
Uf!
Aquests dies Microsoft ataca per tots els costats amb su Windows Vista. De fet, la veterana publicació PC Plus, del Grupo Zeta, desapareix i queda reconvertida en la revista oficial del nou sistema operatiu de Bill Gates.
Per això m’ha sorprès gratament que El País, un diari que està oferint un col·leccionable en el qual expliquen les novetats del Vista, inclogui en el seu suplement Ciberpaís dels dijous una guia d’instal·lació de Ubuntu, una de les distribucions de Linux més agradables i senzilles d’instal·lar (aviat també en català).
Com s’indica en la pàgina web d’Ubuntu, aquest «és un sistema operatiu complet basat en Linux, disponible de manera lliure». Ubuntu «és una antiga paraula africana que significa humanitat cap a altres» i també «sóc el que sóc a causa del que tots som». Per això es pot descarregar gratuïtament i, a més a més, si es tenen els coneixements suficients, es pot copiar, modificar i alterar sense que ningú et digui que ets un «pirata».
Potser per tot això, Ubuntu s’autodefineix com «Linux per a éssers humans» i, també, perquè instal·lar aquest sistema operatiu era certament complex fa uns anys i tan sols ho feien els informàtics.
Ara els puc assegurar que és tan senzill i bonic com Windows… i a més a més no els costarà ni un euro.
Estos días Microsoft ataca por todos los lados con su Windows Vista. De hecho, la veterana publicación PC Plus, del Grupo Zeta, desaparece y queda reconvertida en la revista oficial del nuevo sistema operativo de Bill Gates.
Por ello me ha sorprendido gratamente que El País, un diario que está ofreciendo un coleccionable en la que explica las novedades del Vista, incluya en su suplemento Ciberpaís de los jueves una guía de instalación de Ubuntu, una de las distribuciones de Linux más agradables y sencillas de instalar.
Como se indica en su página web, «Ubuntu es un sistema operativo completo basado en Linux, disponible de forma libre». Ubuntu «es una antigua palabra africana que significa humanidad hacia otros» y tambien «soy lo que soy debido a lo que todos somos». De ahí que se pueda descargar gratuitamente y, además, si se tienen los conocimientos suficientes, se pueda copiar, modificar y alterar sin que nadie le llame a uno «pirata».
Quizá por todo ello, Ubuntu se autodefine como «Linux para seres humanos» y, también, quizá porque instalar este sistema operativo era ciertamente complejo hace unos años.
Ahora les puedo asegurar que es tan sencillo y bonito como Windows… y además no les costará ni un euro.