El blog del periodista Txerra Cirbian

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Fernando Trueba… y Óscar Ladoire

Fernando Trueba y Óscar Ladoire, en el año 1981 (foto cedida por los autores, en 1982).

He de reconocer una afinidad personal hacia Fernando Trueba. El cineasta, que acaba de cumplir 67 años, prepara el rodaje de una nueva película animada junto a su amigo Javier Mariscal, con quien parió la premiada ‘Chico y Rita‘, una de las historias más bonitas y tristes que ha dado a luz el cine de animación en España.

Pero esa simpatía que tengo hacia Trueba no es de ahora, ni proviene del hecho de que sea un director con una carrera de 18 títulos a sus espaldas, ni de que ganara el Oscar (el segundo español, tras el de Garci) por la magnifica ‘Belle Époque‘ (1993) ni por la reciente y estupenda ‘El olvido que seremos’ (2021). Viene del año 1982. Os lo explico.

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El poeta de la covid y del universo

Llega Sant Jordi, 23 de abril, día del libro, y las calles (especialmente de Barcelona) se llenan de gentes en busca de un libro y una rosa. Es entonces cuando los autores más populares se aprestan a firmar ejemplares para lectores devotos. No es la poesía el género más vendido, ni los poetas, los escritores más famosos. Y si me apuran, los poetas que escriben en castellano, aún son menos conocidos que sus colegas que lo hacen en lengua catalana.

Pero me gustaría que conocieran al soriano Silvano Andrés de la Morena (Cuevas de Ayllón, 1953) básicamente por dos razones: una, por cumplirse 20 años de su primer libro de poemas, ‘Aquietando luz‘ (2001), y otra, porque acaba de publicar ‘El universo en octosílabos‘ (2021), su décimo poemario, en el que ha sido capaz de explicar en verso la historia del universo, una hazaña única. También aprovechó el confinamiento para escribir su novena obra, ‘Poeta en la covid‘ (2020).

Andrés de la Morena tiene, además, algunos trazos biográficos muy interesantes. Joven estudiante antifranquista en Soria, se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona, ciudad donde conocería a la que es su esposa, donde nacieron sus dos hijos y donde aún reside, ya jubilado. Fue profesor de los institutos Terra Roja de Santa Coloma de Gramenet y Ernest Lluch de Barcelona, ha escrito numerosos trabajos teóricos sobre docencia. Durante más de una década escribió dos veces a la semana la columna ‘Caleidoscopio‘ del periódico Heraldo de Soria.

Le he querido sorprender con una pregunta de ignorante, pero Andrés de la Morena saca a relucir la paciencia didáctica de quien ha pasado 40 años dando clase a adolescentes. Ah… y podéis oír la entrevista, justo aquí debajo.

– Silvano, ¿qué es un octosílabo?
– La explicación es muy fácil. Es un verso que tiene ocho sílabas. ¿Por qué ocho? Cada lengua tiene un sistema fónico peculiar. En castellano, el octosílabo es el periodo fónico completo que uno pronuncia sin necesidad de pararse a respirar. Cada ocho sílabas, aproximadamente (no siempre es así, pero generalmente sí), hacemos una pequeña pausa inconsciente para tomar aire y seguir hablando. De ahí que el octosílabo es el verso que sale espontáneamente, el de toda la poesía tradicional popular, la de la calle, la del cantar y recitar, y del romancero.

– Y en muchas canciones actuales, claro. Pero ¿cómo se le ocurrió explicar el universo en octosílabos?
– Es un tema que viene de lejos. En lo que llamo exordio del libro, que es una especie de prólogo personal, está explicado. Yo nací en un pueblo de Soria donde había una tradición cancioneril muy fuerte y diversa, donde se han encontrado manuscritos de recogida de canción tradicional de hace tiempo. Afortunadamente, mi padre, de joven, escribió un cuaderno completo con toda la tradición cancioneril, especialmente de rondas nocturnas del pueblo. De ahí que yo, desde pequeño, siempre he oído canción romance, en octosílabos. Y después, por mi propia formación universitaria y literaria, el romance es uno de los grandes capítulos de la literatura española.

– Perdone el inciso. Su primer libro, ‘Aquietando luz‘, se publicó justo ahora hace 20 años, cuando usted tenía 46 o 47 años. ¿Cómo llegó tan tarde a la poesía?
– Fue el primer libro publicado, pero no el primer poema que escribí, naturalmente. Yo ya había escrito antes muchas cosas, algunas aún están pululando por ahí. A veces las quiero buscar y prefiero no encontrarlas, porque no sé con qué sorpresa me encontraré. La escritura me venía ya de antes. Si me permites la ironía, Cervantes escribió ‘El Quijote’ tardísimo, en su etapa de madurez absoluta. En cuanto a la edad, a la cronología vital y personal se refiere, yo estoy entre lo tardío de la escritura del Quijote y lo temprano de Rimbaud, que escribió toda su obra a los 20 años, uno de los grandes poetas del siglo XIX y de la modernidad, sin duda.

– Volviendo a su último libro…
– La segunda razón del porqué ese extenso poema es porque el año pasado, en 2020, escribí un romance sobre un hecho peculiar de mi pueblo, una cuestión muy interesante, que se convierte también en una obra. Después de publicarlo en la misma editorial que este, Huerga & Fierro, un día se me ocurre que, si ya había escrito sobre lo micro, que era mi pueblo, por qué no me lanzaba a escribir sobre lo macro, que es el universo.

– No hay muchas obras poéticas sobre este tema…
– Yo diría que no hay ninguna, descriptiva, sobre el universo. Esta obra empieza con el Big Bang, analiza lo que pasa en los primeros minutos, en los 380.000 primeros años, en la formación de estrellas, galaxias y cúmulos de galaxias, en la aparición de la vida y la vida humana… En este sentido y escrito en verso narrativo, diría que no hay otra obra igual. Poemas sobre el universo, estrictamente líricos, sí. No muchos, pero sí hay dedicadas a las estrellas, al sol, a la luna… que siempre ha atraído al espíritu romántico, la atracción de lo misterioso, de la inmensidad.

– Usted ha acudido a varios especialistas para que comprobaran si lo que usted había escrito correspondía a la realidad científica.
– Uno de mis miedos era si acertar o no acertar, a pesar de que esto fuera poesía, con lo que los conocimientos actuales o las hipótesis más plausibles nos dicen que las cosas son. En este sentido, después de escribirlo, envié el manuscrito a varios especialistas de diferentes ciencias, desde Física y Astrofísica, Química o Biología.

– De hecho, su prologuista es Pablo G. Pérez-González, investigador del Centro de Astrobiología, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA).
– En efecto.

Y en el prólogo escribe: “Tanto el poeta como el astrofísico dan un paso atrás para ver con perspectiva la realidad y los dos puntos de vista se juntan en esta obra de Silvano Andrés de la Morena. Los nexos entre la poesía y la cosmología física se exploran en un poema que habla de las eternas preguntas sobre nuestros orígenes y sobre nuestro destino, con el rigor científico exigido y con la belleza de la palabra.
– Nunca podré estar más agradecido de lo que estoy por las palabras que me ha dedicado el prologuista, que sin duda es un gran especialista en su campo. Es un hombre al que conozco por su obra y, en especial, por la subsección de ciencia que publica en el diario ‘El País’. Me puse en contacto con él, le envié mi libro, le gustó y tuvo la amabilidad de hacerme este prólogo, que eleva muchísimo mi obra.

– ¿Hay algún fragmento o pliego, como ha dividido usted su libro, que quisiera destacar?
– No sabría decir. Es complicado para un autor elegir una parte de un libro, pero podría resultar interesante algunos de los fragmentos del penúltimo pliego, el cuarto, donde hablo de la vida humana. En un momento determinado, surge la chispa, que es el lenguaje verbal. Y a partir de este, que es inseparable de la autoconciencia humana, todo cambia absolutamente, porque el lenguaje nos permite encontrarnos con la realidad y con los otros, distinguir el ayer del hoy y el hoy del mañana, y sobre todo no sólo comunicarnos, sino construir el arte, el conocimiento, la ciencia. Creo que algunos párrafos de ese pliego a mucha gente le resultarán especialmente atractivos.

– “Es el lenguaje verbal / que nos ha hecho, de verdad, / muy humanos por hablar, / por hablar y vocear, / (pum, bip, grrr, ploff, crac) / también por saber callar”, leo en ese apartado de su libro.
– Exactamente.

– Una curiosidad. ¿De dónde procede su nombre?
– Etimológicamente, la palabra Silvano viene del latín: Silvanus es el dios de la selva, nombre que proviene del latín, pero procedente del indoeuropeo y del griego, ‘hile’, que significa bosque, arbusto, selva… En cuanto a mi nombre, me lo pusieron en honor a mi padrino, que era mi tío Silvano. Pero además, curiosamente, si miras el calendario, el 18 de febrero, que es mi cumpleaños, pone San Silvano. Una doble coincidencia total.

– ¿Qué le llevó a estudiar Filología?
– En Bachillerato, yo era un chico de Ciencias, pero tuve una excelente profesora de Literatura y un excelente profesor de Filosofía, que me llevaron a hacer el cambio a Letras. Y después de hacer tres años de universidad en Soria, hubo un encuentro que me llevó a acabar la carrera en Barcelona.

– Explique, explique.
– Pues porque un magnifico comunicador, escritor y profesor catalán, que sin duda conocerás, llamado Sebastià Serrano, trabamos una gran amistad en Soria. Y como al acabar tercero tenía que salir de Soria, entre ir a Madrid o venir a Barcelona, que geográficamente estaba más lejos, opté por esta última, porque Serrano iba a ser mi profesor.

– ¿No tuvo problemas con el catalán?
– En Catalunya me encontré con una realidad diferente a la de Soria, básicamente la lengua, pero, aprendí catalán en seguida y ya está. Sin duda, el saber latín y el griego, que me apasionaba, facilitaron el aprendizaje. Además, conocí a una compañera en la universidad, que sigue siendo mi mujer, que hizo que acabara quedándome en Barcelona. Y hasta ahora.

Por qué ya no soy suscriptor de ‘El País’

Juan Luis Cebrián, Pedro Sánchez y Antonio Caño, en un acto organizado por ‘El País’.

Días atrás, mi amigo Andreu Farràs, colega de ‘El Periódico‘ y administrador del blog ‘Paios‘, vio que había escrito un textito en Facebook en el que hacía referencia a que acababa de cancelar mi suscripción al diario El País, algo que miles de otros lectores estaban haciendo esos días, y me pidió que lo ampliara un poco más para darlo a conocer de forma más pública. Esto mismo que escribo aquí es lo que publiqué allí.

Hacía tiempo que rumiaba dejar de comprar el diario ‘El País‘, hacía mucho tiempo que lo quería hacer, y al final me he decidido: he cancelado mi suscripción.

No ha sido una decisión fácil: he sido lector de ese periódico desde su nacimiento, cuando aún vivía en el País Vasco y ‘El País’ ofrecía una visión diferente de la actualidad, en los años aún negros del inmediato posfranquismo.

Para muchos aspirantes a periodistas, como yo lo era en aquel momento, ‘El País’ era un referente, el diario en el que nos hubiera gustado trabajar. Durante años, ser fichado por ellos era un sueño recurrente. Y si el periodista en cuestión, como era mi caso, se sentía orientado hacia la izquierda, más aún.

Luego, cada uno encuentra su lugar en el mundo periodístico. En mi caso, en ‘El Periódico‘, donde, como en todos los sitios, cuecen habas.

Pero la cuestión es otra. Como lector habitual, como suscriptor, yo seguía leyendo ‘El País’. Empecé a tener dudas cuando se produjo el primer despido masivo de periodistas y colaboradores críticos hacia los cambios que se estaban produciendo dentro de la redacción.
Allí dentro había buenos amigos y excelentes periodistas a los que perdía, pero seguí comprando el diario. En otras partes seguí leyendo a Maruja Torres y a Enric González, por citar solo dos nombres. Hace un par de años me pasé al formato digital, a través de Kiosko y Más (en un ‘pack’ con la revista ‘Cinemanía‘, por cierto). Las ofertas de este tipo abundan, no son muy caras y resultan cómodas.

Pero la progresiva deriva conservadora del diario me estaba poniendo de los nervios hacía ya tiempo. Lo de los ‘papeles de Panamá‘ y la reacción furibunda del grupo Prisa hacia quienes informaron de la posible relación de Juan Luis Cebrián con el tema (como la prohibición a sus periodistas de colaborar con La Sexta) ya me pareció que era pasarse de castaño oscuro.

El posicionamiento posterior de ‘El País’ y la SER hacia las izquierdas del PSOE y los ataques directos a Pedro Sánchez (en ‘Salvar al PSOE’, por ejemplo, y que obligaría a un comentario posterior de Lola Galán, defensora del lector), así como la actitud hacia el exsecretario general del PSOE (con cuyas ideas no comulgo, por cierto), ha sido la excusa perfecta para dejar definitivamente de comprar el diario de Cebrián.

Y mira que lo siento, porque sigo siendo lector de otras partes muy interesantes de ese periódico, donde aún queda buena gente, grandes profesionales y algunos amigos. Eso sí, los editoriales de su director, Antonio Caño (¡que se disculpó por carta con los suscriptores!), los va a leer Rita, la bailaora. Editoriales tan poco decentes como la respuesta a las denuncias de Sánchez, y titulado ‘Opiniones y presiones‘.

¿Y cómo voy a hacer para leer a los colegas que sí me interesan? Pues porque resulta que nuestros periódicos son gratuitos en internet. Lo que el lector paga cada mañana en el quiosco en papel o en digital, lo puede encontrar gratis en la web del mismo diario la noche anterior. Se supone que alguien (¿quizá la publicidad?) lo está pagando. La ventaja es que leo solo lo que quiero. El medio, el diario, la radio o la tele, ha dejado de interesar en su conjunto. Ahora picoteo de aquí y de allá. Ahora bien, si mi actitud es la general, poco futuro les auguro. Veremos.

Carlos Benpar

Me envía Carlos Benpar el anuncio de la octava proyección de Al final de la vida, una película documental en homenaje a su madre, Victorina Para, fallecida en 1993. Solo lo hace los días 26 de febrero.

A su nota, Benpar adjunta un texto de Àngels Piñol, publicado en el diario El País, en el 2006, que explica esa proyección insólita que realiza cada año.

«La fecha no es casual. Ese mismo día de 1964 Victorina y su hijo Carlos vieron juntos El proceso, de Orson Wells. El entonces adolescente no entendió nada pero le gustó tanto -Kafka no se prodigaba en las librerías y le enviaron un ejemplar desde Argentina- que por esa película decidió dedicarse al cine (…) Desde entonces, todos los 26 de febrero, madre e hijo tenían una cita fija con la pesadilla rodada por Wells hasta que ella murió en 1993.»

En el 2006, Benpar, «con un nudo en la garganta, se atrevió a mirar otra vez la cinta rodada con Victorina cuando él sabía que le quedaban meses de vida y montó Al final de la vida. La película es un emotivo homenaje a esa modista que enviudó muy pronto, y que, sin ser cinéfila ni futbolera, acompañó a su hijo en sus dos pasiones: el Barça y el cine. «Quiero que la película se vea una vez al año en una ciudad española, aunque sea en un centro cívico», decía Benpar a Piñol.

Este jueves, 26 de febrero, lo hace en Murcia, en la Filmoteca Regional Francisco Rabal.

Un premio necesario… y merecido

Ayer se supo que el Ministerio de Cultura ha otorgado el primer Premio Nacional de Periodismo Cultural a Jacinto Antón, periodista del diario El País, de quien ya os he hablado en alguna ocasión.
El galardón se concede:

«Para distinguir la labor que desarrollan los profesionales de este ámbito en el fomento de las actividades culturales y en el enriquecimiento del patrimonio».

Ya era hora que se destaque un tipo de periodista diferente al corresponsal de guerra, al de las tragedias o al de la política, que son útiles y necesarias. Pero muchas veces nos olvidamos de este tipo de periodismo, que enseña otras cosas, también muy importantes.
Y os puedo asegurar que el amigo Antón se lo merece.

El futur de la premsa

Excel·lent, extens i intens article de John Carlin al diari El País: El moment crucial.
M’ha interessat sobretot un paràgraf del periodista:

«Nunca ha habido una mejor época para hacer periodismo escrito, y nunca ha habido una peor para ganarse la vida ejerciéndolo; hay más mercado que nunca, pero menos ingresos. La tendencia se ve con especial nitidez en Estados Unidos, tantas veces precursor de lo que nos espera en el resto del mundo occidental. El panorama es inquietante: la media diaria de ejemplares vendidos allí ha bajado de 62 millones a 49 millones desde que hace 15 años Internet empezó a volverse accesible a todos. Unos 100 diarios se han visto obligados a dejar de imprimir en papel. En el mismo periodo, el número de lectores de periodismo digital en Estados Unidos ha ascendido de cero a 75 millones.»

I vull destacar un comentari que li ha deixat Juan Bernardo, un dels seus lectors, al seu web:

«En resumen, entiendo, que en el tiempo, al menos 15 años, coexistirán, se solaparan y se irá ajustando el formato en papel, el formato electrónico y acceso por la red, sin descartar otras posibles sorpresas tecnológicas.»

El cert és que els periodistes ens hem d’afanyar a trobar una resposta als desitjos dels nostres lectors, que són molts… encara que ara ens llegeixen menys en paper.

El futuro de la prensa

Excelente, extenso e intenso artículo de John Carlin en el diario El País: El momento crucial.
Me ha interesado sobremanera un párrafo del periodista:

«Nunca ha habido una mejor época para hacer periodismo escrito, y nunca ha habido una peor para ganarse la vida ejerciéndolo; hay más mercado que nunca, pero menos ingresos. La tendencia se ve con especial nitidez en Estados Unidos, tantas veces precursor de lo que nos espera en el resto del mundo occidental. El panorama es inquietante: la media diaria de ejemplares vendidos allí ha bajado de 62 millones a 49 millones desde que hace 15 años Internet empezó a volverse accesible a todos. Unos 100 diarios se han visto obligados a dejar de imprimir en papel. En el mismo periodo, el número de lectores de periodismo digital en Estados Unidos ha ascendido de cero a 75 millones.»

Y destaco uno de los comentarios que le ha dejado Juan Bernardo, uno de sus lectores, en su web:

«En resumen, entiendo, que en el tiempo, al menos 15 años, coexistirán, se solaparan y se irá ajustando el formato en papel, el formato electrónico y acceso por la red, sin descartar otras posibles sorpresas tecnológicas.»

Lo cierto es que los periodistas hemos de apresurarnos a encontrar una respuesta a los deseos de nuestros lectores, que son muchos… aunque ahora nos lean menos en papel.

Periodista de los sin voz

La periodista Montserrat Minobis escribe hoy en El País sobre nuestra compañera Mercè Conesa. Del artículo, que podéis leer en este enlace, sólo quiero destacar un par de frases, de la propia Mercè:

«La verdadera democracia es dar la voz a los sin voz».

«Dispongo de una fórmula para seguir comprometida con esta profesión: salir a la calle y preguntar, saber lo que pasa y contarlo».

Periodista dels sense veu

La periodista Montserrat Minobis escriu avui, al diari El País, sobre la nostra companya Mercè Conesa. De l’article, que podeu llegir a aquest enllaç, només vull destacar un parell de frases, de la pròpia Mercè:

«La veritable democràcia és donar la veu als sense veu».

«Disposo d’una fórmula per a seguir compromesa amb aquesta professió: sortir al carrer i preguntar, saber el que passa i explicar-ho».

Jean Daniel i internet

Una frase de Jean Daniel, el Fundador de Le Nouvel Observateur, procedent de l’entrevista que Juan Cruz publicava ahir al diari El País:

Es verdad que existe una crisis de la prensa; puede ocurrir que los periódicos de hoy sean suplementos de Internet. La realidad será Internet».

I Cruz  reflexionava sobre el tema en el seu bloc. amb un puntet d’ironia:

Ayer llegó a mi móvil esta noticia: «Internet acabará con la prensa tradicional en 2018″. Pero no decía la hora; así que estaremos atentos a 2018, pero con la incertidumbre del día y de la hora».

Doncs això.

Jean Daniel e internet

Una frase de Jean Daniel, el Fundador de Le Nouvel Observateur, procedente de la entrevista que Juan Cruz publicaba ayer en El País:

Es verdad que existe una crisis de la prensa; puede ocurrir que los periódicos de hoy sean suplementos de Internet. La realidad será Internet».

Cruz refexionaba sobre el tema en su blog, con un puntito de humor:

Ayer llegó a mi móvil esta noticia: «Internet acabará con la prensa tradicional en 2018″. Pero no decía la hora; así que estaremos atentos a 2018, pero con la incertidumbre del día y de la hora».

Pues eso.

Tiro al ‘presi’

Mi amigo Lo Vilot, a la busca y captura de sitios curiosos, ha descubierto un par que recogen parte de las animaciones que internautas de todo el mundo han creado a partir del incidente del zapatazo contra George Bush.
Una de ellas, publicada en Polonio 210, es la que se ve sobre estas líneas. Lo Vilot también recoge una que imita a Matrix y otra de tiro al Bush-plato. Otra web, Boing boing, parece haber retirado el post, porque a estas horas ofrece el típico error 404 de página no encontrada, ofrece una selección de las más divertidas que he visto, tras haber solucionado un problema técnico.
Como arma, el calzado quizá sea más contundente que una tarta de nata, pero como símbolo, es igual de peligroso, ¿no creen?

Emprendedores sociales

Jordi Pietx, Roser Batlle, Narcís Vives, Beatriz Fadón y Peridis

Jordi Pietx, Roser Batlle, Narcís Vives, Beatriz Fadón y Peridis

Tras el cariñoso rapapolvo que Arcadi Oliveres nos dió al cuarto poder durante el acto de entrega del premio Oficio de Periodista a Mercè Conesa, esta lúcida compañera comentó, una vez más, que «la verdadera democracia es dar la voz a todo el mundo» y nos recordó la necesidad de luchar para que en los medios no solo tengan voz los poderosos… algo que muchas veces olvidamos.
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Emprenedors socials

Jordi Pietx, Roser Batlle, Narcís Vives, Beatriz Fadón y Peridis

Jordi Pietx, Roser Batlle, Narcís Vives, Beatriz Fadón i Peridis

Després del carinyós clatellot que l’Arcadi Oliveres ens va donar al quart poder durant l’acte de lliurament del premi Ofici de Periodista a la Mercè Conesa, aquesta lúcida companya va comentar, una vegada més, que «la veritable democràcia és donar la veu a tothom» i ens va recordar la necessitat de lluitar perquè en els mitjans no només tinguin veu dels poderosos … quelcom que moltes vegades oblidem.
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Periodismo

El periodismo y los periodistas aparecen hoy de dos formas diferentes, pero no divergentes, en una entrevista con Sebastián Álvaro, en El Periódico de Catalunya, y un reportaje sobre un puñado de reporteros freelance en el Ciberpaís.
La primera, escrita por un periodista de largo recorrido, Antonio Gómez, recoge las amargas palabras del veterano aventurero y director de Al filo de lo imposible. El ERE de RTVE le obliga a dejar el programa en el que estaba desde 1981. Tiene 58 años y muchas cosas aún que explicar, eso sí, de otra forma que hasta ahora.
El suplemento tecnológico del diario El País, en cambio, muestra el presente de muchos periodistas freelance o independientes (autónomos, en el sentido laboral del término). Su autor, Fernando García, titula: «Su lugar de trabajo está donde haya conexión a Internet. Con un portátil, una cámara y un teléfono son autosuficientes».
Mientras a algunos de los mejores se les prejubila a la fuerza a otros se les contrata, siempre y cuando no pisen una redacción.
Curiosa, dolorosa contradicción, sobre la que quizá se edifica el futuro del periodismo.

Periodisme

El periodisme i els periodistes apareixen avui de dues formes diferents, però no divergents, en una entrevista amb Sebastián Álvaro, a El Periódico de Catalunya, i un article sobre un grapat de reporters freelance al Ciberpaís.
La primera, escrita per un altre periodista de llarg recorregut, Antonio Gómez, recull les amargues paraules del veterà aventurer i director de Al filo de lo imposible. L’ERO de RTVE l’obliga a deixar el programa en el qual estava des de 1981. Té 58 anys i moltes coses encara que explicar, això sí, d’una altra manera que fins ara.
El suplement tecnològic del diari El País, en canvi, mostra el present de molts periodistes freelance o independents (autònoms, en el sentit laboral del terme). El seu autor, Fernando García, titula: «El seu lloc de treball està on hagi connexió a Internet. Amb un portàtil, una càmara i un telèfon són auto-suficients».
Mentre a alguns dels millors se’ls prejubila a la força a altres se’ls contracta, sempre que no trepitgin una redacció.
Curiosa, dolorosa contradicció, sobre la qual potser s’edifica el futur del periodisme.

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