En estos tiempos en que parecen haberse desvanecido las ideologías, Maruja Torres escribía ayer, en el suplemento El País Semanal, sobre un personaje atípico: Ralph Nader.
Decía la escritora en su artículo, titulado Hombres de antes:
«Algunos de ustedes, si forman parte de mi quinta y fueron lectores de Triunfo y de Cuadernos para el Diálogo, recordán a Ralph Nader, activista de los derechos del consumidor, de la protección del medio ambiente, azote de las grandes corporaciones…»
Y añadía la periodista: «Sus logros se encuentran en la Wikipedia.»
En efecto, la Wikipedia, en la entrada referida a Nader, ofrece un retrato que sugiero consultar.
Como en otras ocasiones, Nader vuelve a presentarse como candidato a la presidencia de Estados Unidos. Es el tercero en discordia frente al demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, dos formas de entender el capitalismo desde posturas diferentes… pero próximas.
Por eso, ayer mismo, un joven próximo a Iniciativa per Catalunya, me decía:
«Nader me parece mejor que demócratas y republicanos, pero tampoco me parece bien, porque intenta cambiar el capitalismo desde dentro del capitalismo, pero no lo intenta combatir. El capitalismo es inherentemente injusto. Reformarlo no lo hace justo. La solución es el control democrático de los medios de producción.»
Es una buena idea. Y sigo el hilo de Maruja Torres: menos mal que hay hombres que «siguen creyendo en la ética, en la verdad, en la denuncia, en la fuerza de unos pocos para cambiar las cosas».
¿Sólo la fuerza de unos pocos? Mejor la fuerza de todos.
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