El blog del periodista Txerra Cirbian

Etiqueta: Cuatro

Promos amb ganxo

Les promos són aquestes pel·liculetes que les televisions posen per enganxar el telespectador amb informació sobre elles mateixes. Pur màrqueting, publicitat interna, que es deia antigament.
Però, de tant en tant, als responsables d’aquestes promocions se’ls encén una llumeta i, juntament amb algun muntador o editor, donen a llum alguna cosa amb cara i ulls.
No és que abunden, però hi ha bones proves …
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L’aventurer Calleja

Ahir vaig publicar a El Periódico de Catalunya un article sobre Jesús Calleja, que també podeu trobar a les meves pàgines.
Calleja és un muntanyenc lleonès i conegut aventurer televisiu de la cadena Cuatro, a qui vaig entrevistar per telèfon, l’any passat, mentre ell circulava pels Pics d’Europa a la recerca d’una excursió en la que, dies més tard, es va endur al seu paisà José Luis Rodríguez Zapatero, el president del Govern espanyol.
Tota una figura, aquest home. Hi ha molta gent a qui no li agrada, potser pel seu estil, però aquí està, pujant cims de milers de metres d’alçada. Això sí, amb una càmera al costat per a deixar-ne constància.
Us deixo l’enllaç de la pàgina web personal de l’aventurer i el bloc que està publicant a la cadena Cuatro.

El aventurero Calleja

Ayer publiqué en El Periódico de Catalunya un artículo sobre Jesús Calleja, que también podéis leer en mis páginas.
Calleja es un montañero leonés y conocido aventurero televisivo de la cadena Cuatro, al que entrevisté por teléfono, el año pasado, mientras él circulaba por los Picos de Europa en busca de una excursión a la que días más tarde se llevó a su paisano José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del Gobierno español.
Todo un elemento, este hombre. Hay mucha gente a la que no le cae bien, quizá por su estilo, pero ahí está, subiendo picos de varios miles de metros. Eso sí, con una cámara al lado para dejar constancia.
Os dejo la página web personal del aventurero y el blog que está publicando en la cadena Cuatro.

Juan Carlos Ortega

Per aquelles coses del destí, l’altre dia em vaig trobar amb Juan Carlos Ortega davant casa meva.
Bé, en realitat, estava saludant a una veïna al carrer, quan aquesta em va deixar gairebé amb la paraula a la boca, es va dirigir cap a un cotxe que, just en aquell moment, va aparcar al costat, i va començar a repartir petons a uns nens que van baixar del vehicle, i als ocupants adults.
Un d’ells, un noi prop dels 40 amb aspecte de no haver dormit massa, era l’humorista.
No entenc molt de l’humor d’Ortega. Però això és normal: hi ha gent a la que no li agrada gens i una altra, en canvi, a la qual apassiona.
Aparenta una serietat que la seva ironia desmenteix. I explica historietes que, al meu entendre, són com el desenvolupament d’un acudit d’en Forges.
Ell afirmava, respecte al seu programa La noche americana, a la cadena Cuatro: «La filosofia de l’espai és molt difícil de definir». El propi Ortega confessa: «No faré humor surrealista, ni humor transgressor, ni moltíssim menys humor intel·ligent».
Un exemple del seu estil, agafat del diari El País, l’agost passat. Era sobre Germán, un home molt enamorat de la seva dona, que portava més de 30 anys casat amb Encarna, a la qual cada matí li escrivia un poema. A ella, malgrat la repetició, li emocionava molt trobar-los i així es mantenia enamorada. A Germán li semblava fantàstic, però se sentia molt culpable, perquè… els poemes no eren seus, sinó copiats.
Ortega finalitzava el relat així: «Un dia Germán no va poder més. Va decidir que anava a dir-li la veritat a la seva estimada Encarna perquè, en realitat, la seva dona no podia estar enamorada d’ell, sinó dels poetes que ell havia plagiat els últims anys. Així que l’endemà, Germán es va aixecar mitja hora abans que la seva dona. La va esperar a la cuina, fumant nerviós, i quan ella va entrar per preparar-se un cafè, ell la va mirar avergonyit i li va dir: Encarna de la meva vida, he de confessar-te alguna cosa. Amb la cara encara inflada pel somni, ella va voler saber què passava. I en Germán li va dir: Jo no sé escriure. Sóc un frau, una estafa. Perdona’m. L’Encarna va estar en silenci 30 segons, va respirar profundament, va mirar al seu marit i li va dir una cosa que cap dels dos oblidarà mai: Germán de la meva vida, també he de confessar-te una cosa. Jo no sé llegir.

Juan Carlos Ortega

Por aquellas cosas del destino, el otro día me encontré con Juan Carlos Ortega frente a mi casa.
Bueno, en realidad, estaba saludando a una vecina en la calle, cuando ésta me dejó casi con la palabra en la boca, se dirigió hacia un coche que, justo en ese momento, aparcó frente a nosotros, y empezó a repartir besos a unos niños que bajaron del vehículo, y a los ocupantes adultos.
Uno de ellos, un tipo cercanoa los 40 con aspecto de no haber dormido mucho, era el humorista.
No entiendo mucho del humor de Ortega. Pero eso es normal: hay gente a la que no le gusta nada y otra, en cambio, a las que le chifla.
Aparenta una seriedad que su ironía desmiente. Y explica historietas que, a mi entender, son como el desarrollo de un chiste de Forges.
Él afirmaba, con respecto a su programa La noche americana, en la cadena Cuatro: «La filosofía del espacio es muy difícil de definir. El propio Ortega confiesa: «No haré humor surrealista, ni humor trasgresor, ni muchísimo menos humor inteligente.»
Un ejemplo de su estilo, pillado del diario El País, en agosto pasado. Era sobre Germán, un hombre muy enamorado de su mujer, que llevaba más de 30 años casado con Encarna, a la que cada mañana le escribía un poema. Ella, pese a la repetición, emocionaba mucho encontrarlos y así se mantenía enamorada. A Germán le parecía estupendo, pero se sentía muy culpable, porque… los poemas no eran suyos, sino copiados.
Ortega finalizaba el relato así: «Un día Germán no pudo más. Decidió que iba a soltarle la verdad a su amada Encarna porque, en realidad, su mujer no podía estar enamorada de él, sino de los poetas que él había plagiado en los últimos años. Así que la mañana siguiente, Germán se levantó media hora antes que su esposa. La esperó en la cocina, fumando nervioso, y cuando ella entró para prepararse un café, él la miró avergonzadísimo y le dijo: Encarna de mi vida, tengo que confesarte algo. Con la cara aún hinchada por el sueño, ella quiso saber que pasaba. Y Germán se lo dijo: Yo no sé escribir. Soy un fraude, cariño. Soy una estafa. Perdóname. Encarna estuvo en silencio 30 segundos, respiró profundamente, miró a su marido y le dijo algo que ninguno de los dos olvidará jamás: Germán de mi vida, también he de confesarte algo. Yo no sé leer.

Ferran Monegal

Desde hace 15 años, Ferran Monegal ejerce de crítico de televisión en el diario El Periódico de Catalunya.
Además, desde septiembre del 2003, lleva a cabo algo que parecía improbable: hacer crítica de televisión desde una televisión, Barcelona TV.
Dejando de lado su indudable calidad en ese terreno, lo que es admirable en Monegal es su defensa de los más débiles. El ejemplo que viene a cuento procede de su crítica del pasado viernes, día 4. Era sobre el nuevo concurso Fama, ¡a bailar!, de la cadena Cuatro, en su fase de pruebas de acceso.

«Se presentó una deliciosa bailarina de ballet clásico, Eva, 20 añitos, profesora de danza aun siendo tan tierno junco, y le dijeron: «¿Tú con quién has venido?» «He venido con mis padres», respondió. «¿Y con quién más «, le apremiaron. «Bueno… También ha venido mi perrito». Y entonces tronaron los directivos: «Pues que entre enseguida y … ¡a bailar con el perro!» (…) ¡Ah! La estampa podía haber resultado tan cruel como ridícula. No obstante, Eva interpretó un pasaje, creo que de El Cascanueces, con una dignidad sublime. Abrazó al can como si fuera una flor, un motivo coreográfico, un delicado bibelot que entre sus manos se fundía. Y nos dio un recital de cómo salir de un trance tan perverso con una elegancia absoluta. Los jueces del casting remataron su faena comunicándole al final de su interpretación: «Muchas gracias, pero no entras en la Academia». Y ella, su papá, su mamá, y el can caniche se marcharon por donde habían venido. Desde aquí le mando a Eva mi más rendida admiración, y mi devoción más absoluta. A los directivos del concurso les deseo que durante todo el 2008 se vean invadidos y atacados por una legión de pulgas».

Admirable.

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