En mi anterior post escribía de Donna Leon y recordaba un reportaje de hace ya tres lustros sobre los escenarios que pisa habitualmente su personaje más famoso, Guido Brunetti. En esta entrada, como regalo de Reyes, os contaré algunos de los detalles de aquel texto, que publiqué en 2005, y las cosas que me explicó su autora.
También os diré que tres años más tarde de mi artículo, en 2008, Toni Sepeda publicó un libro ‘autorizado’ sobre el tema, prologado por la escritora, amiga suya: ‘Brunetti’s Venice: walks with the city’s best-loved detective‘, traducido aquí como ‘Paseos por Venecia con Guido Brunetti’, en Seix Barral. Actualmente agotado, se encuentra en bibliotecas. Intentaré conseguirlo y os explicaré de qué va.
Empezaré por la casa del comisario de policía, un piso en un céntrico sestiere veneciano: “Brunetti vive cerca de Campo San Polo”, me dijo Donna Leon. Si uno mira un mapa de la ciudad de los canales, este distrito es geográficamente el ombligo de Venecia. Allí viven muchos venecianos de clase media y en el mismo se pueden encontrar muchos bares, restaurantes, tiendas y comercios, así como el famoso mercado y puente de Rialto.
Como recordarán los lectores de la saga literaria, la familia Brunetti la integran Guido, su esposa Paola y sus hijos, Chiara y Raffi. Su domicilio está situado en un último piso de un edificio de cuatro plantas, como el de la foto superior. Este es un detalle que la autora especifica en su primera novela, ‘Muerte en La Fenice’ (1992): «Subió los 94 escalones hasta su apartamento del cuarto piso«.
Es un piso amplio, no un palazzo como el de su suegro, el conde Failer, o los del Gran Canal, cuya estructura original data del siglo XV y cuyo último nivel fue edificado ilegalmente hacia los años 50, algo que se explica en ese primer libro de la serie y que es descubierto por un funcionario del catastro veneciano en el titulado ‘Amigos en las altas esferas’ (2000).
La de Brunetti es, pues, una vivienda amplia y agradable de cuatro habitaciones y un solo baño, con vistas sobre los tejados de la ciudad. Donna Leon me explicó que, en su momento se inspiró en un piso real, propiedad de unos amigos: «La casa existe. Es fácil de encontrar. Se camina desde Rialto hacia Campo San Polo y, tras superar la floristería Biancat, poco después de San Aponal, un poco más adelante, a la izquierda, hay una calle estrecha que acaba en ese edificio”.
Eso sí, como todos los pisos venecianos, el de los Brunetti se encuentra al final de una larga y estrecha escalera. Las plantas bajas suelen estar ocupadas por negocios, ya que, en caso de las famosas mareas altas (‘acqua alta’ ) que inundan las zonas bajas de la ciudad, las viviendas no se ven afectadas y las tiendas exhiben sus productos a una altura prudente para que no se les estropeen.
Esos locales situados a nivel de la calle suelen colocar, además, unos tablones de madera y planchas metálicas para tapar la entrada en cuanto suena la sirena que avisa de la subida de las aguas. Mientras para los turistas supone un problema, para los venecianos es un engorro normal: se calzan sus botas de goma y usan las pasarelas de madera que instala el municipio para recorrer la ciudad e ir al trabajo o a estudiar.
En cambio, en la serie de la televisión alemana centrada en el personaje, la casa que se nos muestra tiene… ¡una amplia terraza con vistas al Gran Canal! Pero de esta producción y de sus personajes, ya escribiré más adelante,
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