El blog del periodista Txerra Cirbian

Categoría: Viajes (Página 4 de 11)

Costa Rica (7): el volcán Arenal

Pequeña erupción en el volcán Arenal, el 16 de julio del 2008.

Prosigo con el relato del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años. El texto de hoy corresponde al día 16 de julio de 2008. Fue una jornada intensa, con varias actividades, incluidas un paseo a caballo, un baño en aguas termales y una excusión a la falda del volcán Arenal, que sigue activo en la actualidad.

Esta impresionante y majestuosa montaña volcánica, perfectamente cónica, tiene una altura de 1.633 metros. Sus impactantes erupciones, de carácter regular, son un extraordinario espectáculo natural del que se aprovechan, lógicamente, todas las empresas turísticas del país. Pero vayamos por partes…

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Costa Rica (6): en ruta hacia Arenal

La famosa ranita verde de ojos rojos de Costa Rica (foto Txerra Cirbián).

Sigo con el relato del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años. El texto de hoy corresponde al día 15 de julio de 2008. Fue una jornada de tránsito, de esas que se te hacen pesadas, porque prácticamente no sales del autocar en el que viajas.

Como os decía, fue un día largo y pesado. Empezó a eso de las 7 de la mañana en el hotel de Tortuguero y había salido el sol después de una noche espectacular. La lluvia no dejó de caer con fuerza y continuamente durante horas y horas.

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Costa Rica (5): las tortugas verdes

Una tortuga costarricense (foto ‘Viajar’).

En la noche del lunes 14 de julio de 2008 fuimos a ver desovar tortugas, una maravilla de la naturaleza que hay que ver al menos una vez en la vida. Tortuguero, en Costa Rica, es uno de los mejores lugares donde se da este fenómeno.

Eran las 8 de la tarde y la oscuridad era casi total en el hotel donde estábamos alojados. Varias embarcaciones nos recogieron para llevarnos al pueblo de Tortuguero, que ya habíamos visitado en la ida. Tuvimos que vestirnos con ropa oscura y llevar un calzado adecuado para andar un buen rato.

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Costa Rica (4): canales y selva

Como siempre ocurre en un circuito organizado, hay que levantarse temprano, muy temprano. Visitar lugares lejanos y quedarse en la cama hasta las tantas es una ecuación difícilmente solucionable. Eso nos pasaba el lunes, 14 de julio de 2008, de eso hace diez años. Y estábamos en Tortuguero, en Costa Rica.

El día había amanecido espléndido. Excelente, porque iba a ser una de las jornadas más largas del circuito. El sol empezaba a despuntar entre los árboles y la primera excursión consistía en ir a ver animalitos por los canales del parque nacional.

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Costa Rica (3): camino de Tortuguero

Canales de Tortuguero.

El despertador sonó a las 5 de la mañana, pero no importaba: habíamos descansado ocho horitas de un tirón. Era el domingo, 13 de julio de 2008, y empezábamos a no saber en qué día vivíamos. Pero eran nuestras vacaciones, el viaje más largo que habíamos hecho nunca y nos las merecíamos.

Tras la ducha, el desayuno. En la oferta apareció el típico desayuno ‘tico’ (costarricense) , que incluía el llamado ‘gallopinto’ (arroz con frijolitos negros), un plato del que huimos como la peste, porque comer esa bomba energética matinal podía ser sinónimo de no pasar por un retrete en todo el circuito. La dieta más racional en estos viajes pasa por no hacer excesos y consumir fruta siempre que se pueda (y mejor pelada, para evitar problemas). Hay quien se vuelve loco con los bufets libres y acaba con unos cuantos kilos (y colesterol) de más.

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Costa Rica (2): más de 12 horas en avión

Un Airbus de Air Comet (foto Wikipedia).

El título de hoy refleja lo que nunca te explican claramente en las agencias. Hace diez años, nuestro avión de Air Europa hacia Madrid salía de Barcelona a las 7 de la mañana del sábado 12 de julio de 2008 y el que nos iba a llevar a Costa Rica, perteneciente a la compañía Air Comet (aerolínea en quiebra un año después, en 2009, cuando cerró), tenía prevista su salida a las 11.45 horas.

Había que estar en el aeropuerto de El Prat hacia las 5.30 horas, así que hay que tuvimos que levantarnos hacia las 4.30 de la mañana. Nos dimos una duchita para despejarnos y tomamos un taxi. No había demasiada gente en nuestro mostrador, pero el aeropuerto bullía de gente. Parece mentira, pero hay mucha más gente de lo que pensamos que vuela a esas horas.

Tuvimos que facturar las maletas. Era la parte más pesada, porque tenías que recogerlas luego, en Madrid, para volver a facturarlas. Mejor así que te las pierdan antes de empezar el viaje en sí. Y eso le pasó a un pasajero, a quien le extraviaron el equipaje durante un rato y el avión salió con un cuarto de hora largo de retraso. Menos mal que el sol empezaba a brillar y no se veía ni una nube en el horizonte.

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Costa Rica (1): los preparativos del viaje

La ranita de ojos rojos que sale en la portada de Lonely Planet, fotografiada por el autor.

Como os decía en la entrada anterior, este es el relato del viaje a Costa Rica que iniciamos el día 12 de julio de 2008 y que recupero ahora, diez años después. Lo contratamos algunas semanas antes. Habíamos aceptado una idea de Iván, el amable empleado de la agencia de viajes que tengo al lado de mi trabajo.

Era un circuito por el país centroamericano de la mayorista Mundicolor, que se denominaba ‘Parques Nacionales al Completo‘ (en el enlace, los existentes). Pero, claro, ese «todos» se concretaba en nueve noches y ocho días: cuatro de esas jornadas eran viajes en tránsito entre las diversas zonas del país, realizados en autocar a través de las muy peculiares carreteras costarricenses, y las otras cuatro sí. ya de disfrute de varios de esos parques (que en realidad son 27, nada menos) .

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La hostelera pedagoga

De vez en cuando huimos de Barcelona unas horas, un par de días, para coger aliento y luego regresar con fuerzas renovadas a la vida cotidiana.
Esta vez elegimos Móra d’Ebre como punto intermedio de esa amplia zona donde se produjo la tristemente famosa Batalla del Ebro.
Escogimos un hostal cuyo nombre, 7 de Ribera, y ubicación, en la agrobotiga (tienda de productos agrícolas de la zona) del pueblo nos hizo gracia.

Fue un acierto. De entrada, porque las habitaciones están bien: son nuevas, sencillas y confortables, con lo mínimo exigible y una wifi más que correcta.
Pero lo que más nos gustó fueron las responsables del hotelito.
La primera en recibirnos fue Glòria, una de las hijas de la propietaria, a cuya amabilidad se sumó algo fundamental para un viajero: información amplia y útil sobre qué ver y dónde comer o cenar.

Un paseo entre melocotoneros en flor desde Móra hasta Miravet, el paso del río en barcaza, y luego la reserva de Sebes, en Flix, fueron indicaciones precisas, que seguimos al pie de la letra.
Conocimos por la tarde a la madre de Glòria, la dueña del hostal, Concepció Blasi, con quien pudimos charlar por la mañana, durante el estupendo desayuno.
La primera sorpresa fue saber que era pedagoga, trabajo que compaginaba con el de hostelera. Y después, que tienda y hotel eran decisiones derivadas de su oficio: hacer pedagogía sobre las riquezas que hay en la zona, explicar a los viajeros y a quienes entran en su tienda las maravillas de los productos agrícolas que vende y de los vinos de Tarragona, Montsant y Priorat que tiene en sus estanterías.
Y también que montar un hotelito así no hubiera sido posible sin el apoyo de su marido y cinco hijos, razón por la que puso ese nombre: 7 de Ribera, una familia de siete personas de la comarca de la Ribera d’Ebre, y también «sed» de Ribera, que en catalán suena como «siete».

¿Vienes o te quedas?

Cuando envié la imagen que encabeza esta entrada como felicitación de Navidad, una amiga mía, Asunción, me respondió con una descripción estupenda de la foto:

Una novia en el embarcadero se dispone a abordar la góndola.

Una última mirada al hombre que queda en tierra.

¿Vienes o te quedas? ¿Finalmente empezará el año acompañada?

 

Como soy un romántico, contesté que sí, que se quedaba con el chico y empezará el año con él.

 

Y pensé que era bueno añadir aquí, en esta entrada del blog, toda la serie, y que la disfrutéis.

Indiana Jones en Venecia

Como acabo de encontrar en internet a un fan de como yo de escenarios de películas y estamos en las fechas indicadas, os dejo aquí este regalito de Navidad: un fragmento del capítulo que he dedicado a Indiana Jones en mi libro Venecia de cine y el vídeo de Youtube que lo describe.

Quizá recordaréis que Indiana Jones y su amigo Marcus toman un avión hacia Venecia en busca del padre de nuestro héroe, Henry Jones. Ambos toman un vaporetto del que desembarcan junto a la Basílica de Santa Maria della Salute y allí se encuentran con la doctora Elsa Schneider.

Los tres se adentran en el barrio de Dorsoduro y caminan por la Fondamenta Gherardini, cruzan el Ponte dei Pugni y continúan por la otra parte del mismo muelle hasta llegar al Campo San Barnaba.

Elsa Schneider quiere enseñarles a Indiana y a Marcus la biblioteca donde Henry desapareció mientras buscaba pistas del Santo Grial en la sección de mapas de la ciudad. La imponente fachada de la iglesia de San Barnaba, con la torre de ladrillo detrás de esa biblioteca de ficción.

En efecto, San Barnaba ya no es una iglesia, sino que ejerce la función de sala de exposiciones, con una muestra permanente dedicada a las máquinas de Leonardo da Vinci.

Tras una serie de peripecias en su interior (tumbas, fuego, agua y ratas), Elsa e Indiana logran escapar a través de una alcantarilla, que abren en medio de las mesas de un café de la plaza y salen corriendo, perseguidos por los defensores de la Hermandad de la Espada Cruciforme.

Digamos que el Campo San Barnaba también ha sido el escenario de otras muchas películas, en especial de Locuras de verano, de la que hay también otro capítulo en el libro y que podéis hojear íntegramente y comprarlo, si os apetece, en la web de la editorial Ecos. También lo tenéis en Amazon, El Corte Inglés, La Casa del Libro, Fnac, Apple y Google Play.

Elsa e Indy aparecen junto a la Calle de Santa Lucia y los muelles industriales de Venecia, deonde se inician las escenas de una persecución en lanchas por unos canales. Ah… pero el viajero no encontrará esta localización: la verdadera calle de Santa Lucia desemboca en el Rio Terà Lista di Spagna y la Ferrovia. En cambio, en la ficción de Indiana Jones y la última cruzada, esa escena fue rodada en los citados estudios Elstree, días antes, en Inglaterra.

Después de la pelea entre Indy y Kazim, con la gran hélice de un barco detrás de ambos destrozando una de las barcas, la otra motora vuelve hacia el centro tras pasar frente a algunas localizaciones venecianas reales, como el Canal Lavraneri, un lugar situado en la parte trasera Sacca Fisola, una zona tan alejadas que prácticamente no la pisan nunca los turistas. Una vez en el canal de la Giudecca, la barca se desliza frente al hotel Hilton Molino Stucky Venice, que ocupa el imponente edificio de una antigua firma harinera.

La escena finaliza en el Gran Canal, a la altura del Puente de la Accademia. Detrás de los dos hombres, que hablan del Grial, van desfilando lentamente las fachadas de algunos de los palacios de ambos lados, como el Palazzo Venier dei Leoni, que alberga la Colección Peggy Gugenheim, y la bonita fachada del Palazzo Barbarigo. Finalmente, Indy deja desembarcar a Kazim en el muelle del Palazzo Barbaro, donde le explica que su padre está retenido por los nazis en un castillo fronterizo entre Austria y Alemania.

La mejor forma de admirar esos palacetes al borde del Gran Canal es, lógicamente, en una embarcación: la más barata, el vaporetto. También se puede acceder a los muelles más cercanos para observar los edificios desde la orilla contraria. Por ejemplo, el más cercano al último lugar es el Ponte dell’Accademia, mientras que la mejor perspectiva del Guggenheim puede ser desde justo enfrente, en la Fondamente del Traghetto de San Maurizio, muelle al que se puede llegar a través de la Calle Dose da Ponte, no muy lejos de la Piazza San Marco.

Venecia, un paseo de cine

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A raíz de la publicación de mi libro ‘Venecia de cine’, los colegas de Viajes National Geographic me pidieron un reportaje sobre la capital del Véneto, que publicaron en el número de noviembre de la revista.

Ahora la acaban de colgar en su web en abierto, donde la podéis consultar y disfrutar de las maravillosas imágenes de la ciudad de los canales que acompañan a mi texto y que lo hacen más atractivo. No saben cómo se lo agradezco.

Con su permiso, os dejo aquí también el texto íntegro, pero con alguna de mis propias fotos, para no restarles protagonismo.

Venecia, un paseo de cine

Escapada de fin de semana a la bella ciudad italiana de los canales

Decía Thomas Mann, autor de ‘Muerte en Venecia’, que a la ciudad de los canales hay que llegar por mar, que hacerlo de otra forma es como entrar por la puerta trasera de una casa. Ya no hay barcos de vapor como desde el que Gustav von Aschenbach (Dirk Bogarde, en el cine) descubre la ciudad entre la bruma. Existe, sin embargo, una forma más sencilla para hacer realidad los deseos del escritor: al salir del aeropuerto Marco Polo, es cuestión de abordar el Alilaguna, el ferry que cruza la laguna y permite vislumbrar el perfil de Venecia con los campanarios recortados en el horizonte.

Venecia es una de las ciudades más literarias del mundo, pero también una de las más cinéfilas. Por eso, si no se hace caso a Thomas Mann, se puede optar por el glamur de Hollywood y llegar en tren, como Katharine Hepburn en ‘Locuras de verano’, la película que David Lean dirigió hace justo 60 años y que puso de moda la ciudad como destino romántico.

Tanto si el viajero ya ha visitado otras veces Venecia como si no ha estado nunca, que no dude en imitar a aquella gran actriz: subir a un vaporetto de la línea 1 en la Ferrovia en dirección a San Marcos y, si puede, tomar asiento en la parte delantera de la barcaza, porque disfrutará del placer de deslizarse por la Historia, así en mayúsculas. Estamos en el Gran Canal, la principal arteria de la ciudad, que dibuja un enorme 2 (o una gran S invertida) a lo largo de casi cuatro kilómetros. A este espejo se asoman alrededor de medio centenar de palacios que enseñan sus mejores galas sobre fachadas góticas, barrocas, renacentistas y neoclásicas.

Durante el largo trayecto, el inconfundible autobús acuático pasa bajo tres de los cuatro grandes puentes que unen las dos orillas del canal: el de los Descalzos, el de Rialto y el de la Academia. El cuarto, el de la Constitución, el más moderno y polémico, fue construido por el arquitecto español Santiago Calatrava y enlaza la Piazzale Roma y la estación de tren.

Rialto es el puente más bonito y conocido de todos, y también uno de los ejes de la vida comercial veneciana. Punto de encuentro, de negocios y conspiraciones, es el lugar donde Al Pacino, en su papel del judío Shylock, recibe el escupitajo de Jeremy Irons, el aristocrático Antonio de ‘El mercader de Venecia’ (2004), en la última adaptación para el cine de la obra de Shakespeare. Rodada en pleno invierno por Michael Radford, los especialistas que eran arrojados desde el puente vestían trajes de neopreno bajo los ropajes medievales para aguantar las heladas aguas del Gran Canal.

El mercado de Rialto es una parada obligada. A primera hora de la mañana, los venecianos acuden a comprar pescado y marisco de la laguna, hortalizas de la isla de Sant’Erasmo y setas del Friuli. Las callejas situadas entre el puente y la Fondamenta Riva Olio, en especial el Campo de la Pescaria, acogen las multicolores paradas. El edificio de ladrillo visto y toldos rojos que alberga los puestos de pescado está coronado por una terracita desde la que Johnny Depp se lanza sobre los toldos de los puestos de fruta y verdura para huir de los matones que le persiguen en ‘The tourist’ (2010).

Depp y Angelina Jolie también llegaban en tren a Venecia, pero tras salir por la puerta de la estación de Santa Lucía, abordaban un taxi-motora que los dejaba junto al Danieli, el lujoso hotel situado a pocos metros de la plaza de San Marcos donde suelen alojarse todo tipo de celebridades. Dickens, Balzac, Proust y Wagner durmieron en sus habitaciones y, dicen, que aquí la escritora francesa George Sand vivió sus amores con Alfred de Musset. En todo caso, su espectacular vestíbulo y su restaurante, situado en la terraza y con una panorámica magnífica, merecen una visita.

Cuando el vaporetto llega a la altura de este hotel, tras sobrepasar la dársena del Palacio Ducal, descendemos de la barcaza. Al otro lado de la Piazzeta, después de pasar entre las columnas del León y San Teodoro, nos plantamos en la famosa plaza de San Marcos para admirar la Torre del Reloj y sus autómatas, la fachada bizantina de la Basílica y la Porta della Carta, la entrada principal del Palacio Ducal.

En los días de invierno este conjunto tiene un encanto especial gracias al fenómeno del acqua alta (de mediados de otoño hasta la primavera), cuando las aguas de la laguna inundan de forma pacífica pero inexorable las partes bajas de la ciudad. A primera hora de la mañana, la anegada plaza de San Marcos parece un espejo que refleja las arcadas de las Procuradurías, con las sillas y mesas de los cafés y las palomas revoloteando bajo el Campanile.

Después de haber dedicado todo un día a la Venecia esencial (Rialto, Gran Canal y plaza San Marcos), nos lanzamos a descubrir la otra Venecia, la de las placitas con iglesias y los palacios medio escondidos y asomados a canales angostos. El ‘sestiere’ del Castello, quizá el barrio de sabor más auténtico, se halla un par de paradas de vaporetto más adelante de la Piazzetta.

Cruzando el puente que une la Riva Cà di Dio con la Riva San Biagio, se llega frente a la bella entrada del Arsenal, el cuartel donde la actriz italiana Alida Valli buscaba a su amante Farley Granger en ‘Senso’ (1955), la primera película de Luchino Visconti ambientada en la ciudad, varios años antes de su ‘Muerte en Venecia’ (1972).

Para adentrarnos en el barrio hay que atravesar el puente de la Cadene y seguir la Via Giuseppe Garibaldi, flanqueada por comercios y tabernas tradicionales. Igual que Corto Maltés en la ‘Fábula Veneciana’ dibujada por Hugo Pratt en 1977, seguimos por la Fondamenta Santa Anna y cruzamos el largo puente de madera de Quintavalle para admirar la bonita y poco conocida Basílica de San Pietro di Castello.

El segundo día en Venecia recomiendo empezar frente a la Basílica de Santa Maria della Salute, a la entrada del Gran Canal. A finales de noviembre, precisamente durante la fiesta dedicada a la Virgen de la Salud, se instala un puente provisional para permitir un acceso más directo a la iglesia, dado que el de la Accademia queda algo lejos.

Justo al lado, la Punta della Dogana di Mare regala una increíble vista de la salida del Gran Canal, con la torre del Campanile y el Palacio Ducal emergiendo a la izquierda, y la Basílica de San Giorgio Maggiore al otro lado del amplio canal que separa Venecia de la isla de la Giudecca. Durante la Bienal de Arte –de mayo a finales de noviembre–, algún año en la Punta se han instalado obras, como la escultura del niño que coge una rana de Charles Ray, en 2013.

El museo que alberga la Colección Peggy Guggenheim, imprescindible para los amantes del arte moderno, está a pocos pasos de ahí. En su terraza, Woody Allen filmó escenas de ‘Todos dicen I love you’ (1996). Enamorado de la ciudad, el famoso director neoyorquino se casó en el Palazzo Cavalli, un edificio próximo a Rialto donde se celebran las bodas civiles de la ciudad.

Paseando cerca del Gran Canal por el mismo barrio de Dorsoduro, llegaremos al Campo de San Vio. Esta amplia plaza sirvió como decorado de la terraza de la ficticia Pensione Fiorini, donde se alojaba Katharine Hepburn en ‘Locuras de verano’; un poquito más adelante, en el Campo de San Barnaba, la actriz se caía a las aguas del canal mientras hacía una fotografía.

En esta misma plaza, en la película ‘Indiana Jones y la última cruzada’, Harrison Ford penetraba en la iglesia de San Barnaba en busca de pistas para localizar a su padre (Sean Connery) desaparecido. Unos minutos después salía a través de una alcantarilla situada en medio de la plaza ante la atónita mirada de los turistas. El templo, erigido hacia el siglo VIII, reconstruido en el XVIII y hoy desconsagrado, acoge una exposición permanente de Leonardo da Vinci.

Los callejones que desembocan en el Gran Canal conducen hasta uno de los palacios venecianos más bonitos, Ca’ Rezzonico, que alberga un museo de arte del siglo XVIII. En la orilla opuesta se alza el edificio de mármol blanco del palacio Grassi, el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad, que ocupa una parte del Campo San Samuele. Un tercer palacio imprescindible se halla en esta misma plaza: el de Malipiero, en cuyas salas Giacomo Casanova sedujo a decenas de damas.

De nuevo rumbo a Rialto, cruzamos plazas tan encantadoras como Santa Margherita, San Pantalon y San Tomà hasta salir al Campo San Polo. Este es el corazón del barrio donde vive el comisario Guido Brunetti, el personaje creado por la estadounidense Donna Leon, que reside en Venecia desde hace décadas. Cada mañana el policía sale de su casa y se dirige hasta el puente de Rialto, su lugar preferido para hacer un alto al mediodía y tomarse una copita de vino blanco acompañada de una tapa en algún bar o restaurante de la zona.

Pero Brunetti suele tomar el café al otro lado del puente de Rialto, en el Campo San Bartolomio. Su creadora vive por esa zona, en las cercanías del animado Campo Santa Maria Formosa, no muy lejos del conjunto arquitectónico de la Basílica dei Santi Giovanni e Paolo y la Scuola Grande di San Marco, que alberga el hospital de la ciudad.

Corto Maltés, otro personaje de ficción célebre, también está presente en esta zona. En la calle del Rio Terà dei Birri se encuentra la Casa de Corto Maltese, el museo dedicado al personaje de cómic creado por el dibujante italiano Hugo Pratt.

Estamos a pocas travesías del bonito barrio de Cannaregio, fragmentado por tres canales paralelos y lleno de rincones sugerentes. La plaza del Ghetto judío, la Fondamenta della Misericordia y el Campo de l’Abazia son mis preferidos, aunque muchos venecianos sugerirían seguir la calle de la Corte Vecchia hasta la iglesia de la Madonna dell’Orto, que aparece bellamente retratada en la película ‘Retorno a Brideshead’ (2008), basada en la novela de Evelyn Waugh de 1945. Un final de película para este paseo por la Venecia más literaria y cinematográfica.

El hombre que recogía conchas

Mientras paseamos junto al agua, jugando a escapar de las olas suaves que llegan frías hasta nuestros pies, vemos a un hombre a unos metros de distancia.
Tiene unos 70 años y está moreno, muy moreno.
Lleva una bolsita de plástico en la mano y observa la arena de la playa.
De vez en cuando se agacha y recoge algo.
-Qué hace usted?, le pregunto, curioso.
Me mira, con cierta sorna desde el purito apagado que lleva en la comisura de los labios.
-Conchas, caracolillos, piedrecitas…
-Y qué hace con todo eso?, insisto.
-Collares, colgantes, cosillas para entretenerme.
-Oh, qué bien!, le digo, asombrado de que un jubilado (al menos así parece), haga este tipo de artesanía.
-Y también hago cuadros con todo eso.
-Pues ya le dejamos tranquilo. Hasta luego!
Al cabo de un ratito, en la misma orilla, de vuelta hacia el punto de inicio, nos lo encontramos de nuevo.
-Bueno, que le vaya bien la recogida, le decimos al pasar a su lado.
-Esperen, esperen. Tomen, unos de estos caracolillos. Dan suerte cuando se regalan.
-Muchas gracias, hombre, pero son de usted, son muy bonitos.
-Por eso se los regalo.
-Cómo se llama usted? -Rafael.
-Pues muchas gracias, de nuevo, Rafael. Estamos encantados de haberle conocido.

Mentre passegem costat de l’aigua, jugant a escapar de les onades suaus que arriben fredes fins als nostres peus, veiem un home a uns metres de distància.
Té uns 70 anys i està moreno, molt moreno.
Porta una bosseta de plàstic a la mà i observa la sorra de la platja.
De tant en tant s’ajup i recull alguna cosa.
-Què fa vostè?, li pregunto, curiós.
Em mira, amb un aire mofeta des del puret apagat que porta a la comissura dels llavis.
– Petxines, cargolets, pedretes…
– I què fa amb tot això?, insiteixo.
-Collarets, penjolls, cosetes per entretenir-me.
-Oh, que bé!, li dic, sorprès que un jubilat (així ho sembla), faci aquest tipus d’artesania.
– I també faig quadres amb tot això.
-Doncs li deixem tranquil, li dic. Fins després!
Al cap d’ una estoneta, a la mateixa vora, de tornada cap al punt d’inici, ens el trobem de nou.
-Bé, que li vagi bé la recollida, diem al passar al seu costat.
-Esperin , esperin. Agafin uns d’aquests cargolets. Donen sort quan es regalen. -Moltes gràcies, home, però són de vostè, i són molt bonics.
-Per això se’ls regalo.
-Com es diu vostè?
-Rafael.
-Doncs moltes gràcies, de nou, Rafael. No deixi de ser com és. Encantats d’haver-lo congut!

Ayamonte

Lo que os había prometido en la entrada anterior: el reportaje sobre Ayamonte, esa bonita ciudad andaluza situada junto a la desembocadura del río Guadiana, que además de sus amplias playas de arena dorada tiene el Algarve portugués a tiro de piedra. El texto íntegro y los pdfs originales os los he colocado en la página Ayamonte, ciudad frontera.

El que us havia promès a l’entrada anterior: el reportatge sobre Ayamonte, aquesta maca ciutat andalusa situada al costat de la desembocadura del riu Guadiana, que a més de les seves àmplies platges de sorra daurada té l’Algarve portuguès a tir de pedra. El text íntegre i els pdfs originals us els he col · locat a la pàgina Ayamonte, ciutat frontera.

Altaïr

Me llega vía Pep Bernadas la noticia del cierre temporal de la revista Altaïr, todo un referente en las publicaciones viajeras, de una calidad incuestionable.
La librería Altaïr sigue abierta en su emplazamiento de la Gran Via de Barcelona.
La crisis actual, que se está cebando de manera especial en la prensa de papel, y saturación del tema viajes a través de internet, parecen las causas evidentes. Una lástima.
Bernadas nos ha dirigido la siguiente carta:

«Me duele teneros que comunicar que, después de 22 años en los quioscos y librerías, las circunstancias económicas nos obligan a suspender temporalmente la publicación de la Revista Altaïr. Continuaremos más adelante, quizá con una periodicidad diferente, en otro formato o en un soporte digital. Todavía no lo sabemos.
Contamos con vuestra ayuda para informar de esta circunstancia de manera precisa. Para comunicar, sobre todo, que esto no es una despedida definitiva. No decimos «adiós», sino un comprometido «hasta pronto».

Pep añade en su nota que el próximo monográfico, el número 83, dedicado a los Parques Nacionales de Estados Unidos, será el último con su formato actual. Esperemos volverles a leer pronto, en el formato que sea.

M’ha arribat via Pep Bernadas la notícia del tancament temporal de la la revista Altaïr, tot un referent en les publicacions viatgeres, d’una qualitat inqüestionable.
La llibreria Altaïr continua oberta en el seu emplaçament de la Gran Via de Barcelona.
La crisi actual, que s’està acarnissant de manera especial en la premsa de paper, i saturació del tema viatges a través d’internet, semblen les causes evidents. Una llàstima.
Bernadas ens ha dirigit la següent carta:

«Em dol haver-vos de comunicar que, després de vint-i-dos anys als quioscs i llibreries, les circumstàncies econòmiques ens obliguen a suspendre temporalment la publicació de la Revista Altaïr. Continuarem més endavant, potser amb una periodicitat diferent, en un altre format o en un suport digital. Encara no ho sabem.
Comptem amb la vostra ajuda per informar d’aquesta circumstància d’una manera precisa. Per comunicar, sobretot, que això no és un comiat definitiu. No diem “adéu”, sinó un compromès “fins aviat”.

En Pep hi afegeix una nota, en la qual parla de que el pròxim monogràfic, el 83, dedicat als parcs nacionals dels Estats Units, serà l’últim amb el seu format actual l’últim. Esperem tornar a llegir-les aviat en qualsevol format.

Feliz año

Como podéis ver, esta foto es de un lugar bien conocido, que seguramente descubrirán los amantes de la serie Juego de tronos.
Pero si no lo habéis descubierto, no os preocupéis, que dentro de un par de días os cuento dónde y cómo la hice.
Así que ¡Feliz año!, sin más rollos, que textos profundos y sesudos ya lo escriben todos esos articulistas mejor pagados que los curritos como yo.

Com podeu veure, la foto és d’un lloc ben conegut, que segurament descobriran els amants de la sèrie Joc de trons.
Però si no ho heu descobert, no us preocupeu, que d’aquí a un parell de dies us conte on i com la vaig fer.
Així que Bon any!, sense més rotllos, que textos profunds i saberuts ja n’escriuen tots aquests articulistes més ben pagats que els pencaires com jo.

Gascones

Hace unas semanas estuve de vacaciones en las tierras del famoso D’Artagnan y escribí un reportaje para el suplemento Ideas de El Periódico, con fotos propias. Os dejo aquí la portada y los enlaces a las páginas en formato PDF, que podéis leer directamente en el navegador o bajarlas a vuestro ordenador o tableta.
Página 1.
Página 2.
Página 3.
Página 4.
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Fa unes setmanes vaig estar de vacances a les terres del famós D’Artagnan i vaig escriure un reportatge per al suplement Idees d’El Periódico, amb fotos pròpies. Us deixo aquí la portada i els enllaços a les pàgines en format PDF, que podeu llegir directament al navegador o baixar al vostre ordinador o tablet.

Pàgina 1.
Pàgina 2.
Pàgina 3.
Pàgina 4.
Pàgina 5.

Lannoy

Hace unos días visitamos el castillo de Lavardens, una antigua fortaleza situada en medio de la bonita y apacible comarca francesa del Gers, no muy lejos del Valle de Arán.
En sus bajos nos encontramos con una exposición de cuadros y grabados de un artista llamado Lannoy, entre los que destacaban algunas visiones sarcásticas y llenas de mala leche sobre la sociedad y la política de su país.
Una muestra es esta obra, que ilustra el cartel anunciador de la exposición, con el duelo electoral entre Nicolas Sarkozy y François Hollande, bajo la mirada de un Dominique Strauss-Kahn en paños menores.
Estuvimos charlando un ratito con él, ya que atiende personalmente a los visitantes. Estará en este lugar hasta este domingo, 20 de agosto.
Si queréis echar una ojeada a su página web, es esta: Lannoy gravure.com

Fa uns dies vam visitar el castell de Lavardens, una antiga fortalesa situada al mig de la bonica i tranquil comarca francesa del Gers, no gaire lluny de la Vall d’Aran.
En els seus baixos ens trobem amb una exposició de quadres i gravats d’un artista anomenat Lannoy, entre els quals destacaven algunes visions sarcàstiques i plenes de mala llet sobre la societat i la política del seu país.
Una mostra és aquesta obra, que il · lustra el cartell anunciador de l’exposició, amb el duel electoral entre  Nicolas Sarkozy i François Hollande,, sota la mirada d’un Dominique Strauss-Kahn en calçotets.
Vam estar xerrant una estona amb ell, ja que atén personalment als visitants. Hi serà fins diumenge, 20 d’agost.
Si voleu donat un cop d’ull a la seva pàgina web, és aquesta: Lannoy gravure.com

Playas paradisíacas

Ya sabéis que consulto y, a veces escribo alguna crítica, en Tripadvisor, esa web de viajes formada por la opinión de sus muchísimos usuarios.
Ahora mismo han llegado, dicen, a los 75 millones de opiniones y comentarios. Uf!
Admito que suele ser un buen referente para hacerme una idea del lugar, hotel o restaurante al que acudo, pero nunca me lo tomo como única fuente de información.
No les hago demasiado caso cuando hacen sus listas de los 10 mejores loquesea. Por ejemplo, ahora, citan 10 playas paradisíacas.
Cómo puedo hacer caso a una lista en la que aparece en primer lugar la playa griega de Navagio, en Zakynthos, seguida de Praia Da Rocha, en Portimao (Portugal), e Isola dei Conigli, en Lampedusa (Sicilia).
La playa de Ses Illetes, en Formentera, está considerada la cuarta y la de Egremni, en Lefkada, una de las islas Jónicas (Grecia) la quinta. Las islas Cíes aparecen en novena posición y la playa de Zlatni Rat, en la isla croata de Brac, la décima.
Habiendo como hay playas magníficas en numerosos lugares de España, no parece serio, como tampoco lo es la ausencia del Caribe o las islas del Pacífico.
Muchas veces, amigos, la playa más maravillosa es la que compartes con la persona que más quieres en el mejor momento de tu relación con ella.

Ja sabeu que consulto i, de vegades escric alguna crítica, a Tripadvisor, aquesta web de viatges formada per l’opinió dels seus moltíssims usuaris.
Ara mateix han arribat, diuen, als 75 milions d’opinions i comentaris. Uf!
Admeto que sol ser un bon referent per fer-me una idea del lloc, hotel o restaurant on vaig, però mai m’ho prenc com a única font d’informació.
No els faig gaire cas quan fan les seves llistes dels 10 millors qualsevol_cosa. Per exemple, ara, citen 10 platges paradisíaques.
Com puc fer cas a una llista en la qual apareix en primer lloc la platja grega de Navagio, en Zakynthos, seguida de Praia Da Rocha, a Portimao (Portugal), i Isola dei Conigli, a Lampedusa (Sicília).
La platja de ses Illetes, a Formentera, està considerada la quarta i la de Egremni, en Lefkada, una de les illes Jòniques (Grècia) la cinquena. Les illes Cíes apareixen en novena posició i la platja de Zlatni Rat, a l’illa croata de Brac, la desena.
Havent com hi ha platges magnífiques en nombrosos llocs d’Espanya, no sembla seriós, com tampoc ho és l’absència del Carib o les illes del Pacífic.
Moltes vegades, amics, la platja més meravellosa és la que comparteixes amb la persona que més estimes en el millor moment de la teva relació amb ella.

Aves del Pirineo

Acabo de recibir un especial de la estupenda revista El mundo de los Pirineos. Se trata de una Guía de aves: especies habituales y emblemáticas del Pirineo. Estoy disfrutando con ella y se la recomiendo a cualquier aficionado a la ornitología. Y si tenéis niños, aún más.
Los colegas de esta publicación lo explican así:

«Es una obra inédita que recoge el estatus y la distribución en cada comunidad así como los mejores lugares para observar aves embemáticas y habituales de los Pirineos.
Son 148 páginas en las que recogemos el nombre vulgar y científico así como las acepciones en las distintas lenguas de la cordillera, costumbres y curiosidades, y los datos esenciales para poder distinguirlas, así coomo fichas e ilustraciones».

Lo dicho. Sensacional. Acabo de rebre un especial de l’estupenda revista El mundo de los Pirineos. Es tracta de Guía de aves: especies habituales y emblemáticas del Pirineo. N’estic gaudint i la recomano a qualsevol aficionat a l’ornitologia. I si teniu nens, encara més.
Els col·legues d’aquesta publicació ho expliquen així:

«És una obra inèdita que recull l’estatus i la distribució en cada comunitat així com els millors llocs per observar aus embemáticas i habituals dels Pirineus.

Són 148 pàgines en què recollim el nom vulgar i científic així com les accepcions en les diferents llengües de la serralada, costums i curiositats, i les dades essencials per poder distingir-les, així coomo fitxes i il · lustracions «.
El que us deia. Sensacional.

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