Alberto Sordi y Marisa Allasio.

A punto de cumplirse 20 años de su muerte, hoy quiero recuperar una película veneciana del romano Alberto Sordi (1920-2003)​ uno de los actores más populares de la comedia italiana de posguerra, cuya carrera como director fue también muy amplia (19 películas). De ego enorme y mal carácter, era tan querido en Italia que, hace dos años, el país entero celebró por todo lo alto el centenario de su nacimiento pese a que los homenajes cayeron en medio de la pandemia.

En ‘Venecia, la luna y tú‘ (1958), con 38 años, Sordi encarna a un improbable y joven gondolero, recreando uno de sus personajes cómicos arquetípicos durante esos años: el del incorregible seductor italiano (que no siempre triunfa). Aquí lo hizo de la mano del realizador Dino Risi, que ya le había dirigido en ‘Il segno di Venere’ (1955) y con quien repetiría en la excelente ‘Una vida difícil‘ (1961).

Sordi es Bepi Puledin, un gondolero a punto de casarse con su prometida, Nina, pero que siente una especial debilidad por las románticas turistas que transporta en su góndola. Algo que él achaca a una especie de tradición familiar. A su novia la interpretó Marisa Allasio (1936), una bella actriz turinesa de 22 años, en la que fue su última película, ya tras el rodaje que se casó con el conde Pier Francesco Calvi di Bergolo, hijo de la princesa Yolanda Margarita de Savoya, y dejó el cine.

Como Nina no está dispuesta a tolerar más tiempo sus traiciones, le planta y le asegura que está dispuesta a casarse con otro hombre, Toni, que trabaja como piloto de un (menos romántico) vaporetto. A Toni le encarna Nino Manfredi, (1921-2004), otro de los grandes del cine y el teatro italiano, también recordado como protagonista de la magnífica ‘El verdugo’ (1964), de Luis García Berlanga.

La película ofrece lo que promete desde los títulos de crédito: un paseo turístico por los puntos más conocidos de Venecia: el Gran Canal, el Bacino San Marco con el Palacio Ducal, la Piazzeta y las góndolas en primer término, puentes y canales… Y todo ello fotografiado de forma muy clásica por Tonino Delli Colli y al son de los violines que Lelio Luttazzi colocó al inicio de la banda sonora.

Marisa Allasio y Nino Manfredi, en Rialto.

En cuanto a las localizaciones del filme, desde el primer momento vemos a Bepi remando en su góndola por el Gran Canal mientras se acerca a un muelle, donde le espera Lucía (Marisa Castellani), otro de sus ligues, a quien explica que se va a casar y que ya no podrá verla más. Y es que don Fulgenzio (Riccardo Garrone), un fraile amigo suyo y que le conoce demasiado bien, le está presionando para que no tenga más líos, si quiere casarse con Nina. En esa escena, detrás de ambos personajes aparecen los hoteles Continental y Príncipe, que aún existen.

Como es lógico, Lucía le manda a la porra. Luego, Bepi intenta devolver un regalo a otra joven, Dorina (Jole Mauro), una doncella que golpea una gran alfombra con un sacudidor para quitarle el polvo. Una curiosa escena que debía ser habitual en los años 50 y que sucede a la entrada de un palacete, junto al Gran Canal, y que podría ser el Palazzo Pisani Moretta, visto desde la parada Sant’Angelo del vaporetto.

Ante la presencia inquisitiva de una señora mayor, Bepi sale pitando y se acerca a la parada de los gondoleros de San Marco, donde aparece una tercera joven, Paulina, a la que devuelve una copa roja de cristal de Murano. Como es previsible, la pieza acaba hecha añicos en el suelo, cuando la tira la enfadada muchacha.

Alberto Sordi con Inge Schoener, en la góndola.

Bepi se suma luego a los gondoleros que esperan a los turistas a la salida de la estación de tren, la popular Ferrovia. Cuando aparecen dos jóvenes turistas junto a dos señoras mayores, Bepi quiere evitar la tentación y toma las maletas de las dos ancianas, que protestan por ello. Así que Bepi se ve obligado a encargarse del equipaje de las dos chicas, Nathalie (Inge Schoener) y Janet (Niki Dantine).

Don Fulgenzio, que está por allí, se suma también al paseo en góndola por el Gran Canal que Bepi ha ofrecido a las chicas, ya que solo estarán un día en la ciudad. Pero a la altura del Puente de Rialto, donde Nina regenta una tienda para turistas, se produce otro lío: Bepi atraca un momento la barca en la Riva del Vin.

Sale corriendo del muelle hacia las escaleras laterales del puente para saludar a su novia, que viste un bonito vestido rojo que el gondolero la había regalado. Pero, en ese momento, aparece Rosa, otro antiguo ligue que se cruza con Bepi cuando este vuelve hacia su góndola. Y la joven lleva un vestido rojo idéntico al de Nina.

Y aquí lo dejo por hoy. La próxima semana os explico más cosas y localizaciones de esta divertida comedia de enredos de Dino Risi y Alberto Sordi.