Txerrad@s

El blog del periodista Txerra Cirbian

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Costa Rica (3): camino de Tortuguero

Canales de Tortuguero.

El despertador sonó a las 5 de la mañana, pero no importaba: habíamos descansado ocho horitas de un tirón. Era el domingo, 13 de julio de 2008, y empezábamos a no saber en qué día vivíamos. Pero eran nuestras vacaciones, el viaje más largo que habíamos hecho nunca y nos las merecíamos.

Tras la ducha, el desayuno. En la oferta apareció el típico desayuno ‘tico’ (costarricense) , que incluía el llamado ‘gallopinto’ (arroz con frijolitos negros), un plato del que huimos como la peste, porque comer esa bomba energética matinal podía ser sinónimo de no pasar por un retrete en todo el circuito. La dieta más racional en estos viajes pasa por no hacer excesos y consumir fruta siempre que se pueda (y mejor pelada, para evitar problemas). Hay quien se vuelve loco con los bufets libres y acaba con unos cuantos kilos (y colesterol) de más.

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Costa Rica (2): más de 12 horas en avión

Un Airbus de Air Comet (foto Wikipedia).

El título de hoy refleja lo que nunca te explican claramente en las agencias. Hace diez años, nuestro avión de Air Europa hacia Madrid salía de Barcelona a las 7 de la mañana del sábado 12 de julio de 2008 y el que nos iba a llevar a Costa Rica, perteneciente a la compañía Air Comet (aerolínea en quiebra un año después, en 2009, cuando cerró), tenía prevista su salida a las 11.45 horas.

Había que estar en el aeropuerto de El Prat hacia las 5.30 horas, así que hay que tuvimos que levantarnos hacia las 4.30 de la mañana. Nos dimos una duchita para despejarnos y tomamos un taxi. No había demasiada gente en nuestro mostrador, pero el aeropuerto bullía de gente. Parece mentira, pero hay mucha más gente de lo que pensamos que vuela a esas horas.

Tuvimos que facturar las maletas. Era la parte más pesada, porque tenías que recogerlas luego, en Madrid, para volver a facturarlas. Mejor así que te las pierdan antes de empezar el viaje en sí. Y eso le pasó a un pasajero, a quien le extraviaron el equipaje durante un rato y el avión salió con un cuarto de hora largo de retraso. Menos mal que el sol empezaba a brillar y no se veía ni una nube en el horizonte.

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Costa Rica (1): los preparativos del viaje

La ranita de ojos rojos que sale en la portada de Lonely Planet, fotografiada por el autor.

Como os decía en la entrada anterior, este es el relato del viaje a Costa Rica que iniciamos el día 12 de julio de 2008 y que recupero ahora, diez años después. Lo contratamos algunas semanas antes. Habíamos aceptado una idea de Iván, el amable empleado de la agencia de viajes que tengo al lado de mi trabajo.

Era un circuito por el país centroamericano de la mayorista Mundicolor, que se denominaba ‘Parques Nacionales al Completo‘ (en el enlace, los existentes). Pero, claro, ese «todos» se concretaba en nueve noches y ocho días: cuatro de esas jornadas eran viajes en tránsito entre las diversas zonas del país, realizados en autocar a través de las muy peculiares carreteras costarricenses, y las otras cuatro sí. ya de disfrute de varios de esos parques (que en realidad son 27, nada menos) .

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Un mago en el tren

A la izquierda, el gandul maleducado. A la derecha, el joven mago.

Estos días estoy yendo y viniendo en tren desde una población situada a unos 70 kilómetros de Barcelona. Me apetece hacerlo así, en lugar de ir en coche, por varias razones: es más barato, ecológico y casi igual de rápido, y encima puedo ir leyendo.
Hoy ha sido un viaje peculiar. De entrada, un gandul como un armario de grande, con camiseta y pantalones cortos, se ha situado una fila por delante y ha colocado sus enormes zapatillas deportivas en el asiento situado enfrente. Ahí tenéis la foto como prueba.
Una señora le ha afeado su conducta en voz alta, pero el elemento ha hecho caso omiso y, como quien oye llover, ha seguido jugueteando con su móvil, sin levantar la vista.
La mujer ha buscado comprensión en los viajeros cercanos, como yo mismo, que hemos atendido a sus palabras, pero sin ir más allá. El individuo me pasaba un par de cabezas, ya comprenderán. Sólo los ha bajado ocasionalmente cuando los agentes de seguridad de Renfe le han obligado. Pero en cuanto marchaban, volvía a las andadas.
Pero lo feo de los pies del tipo en el asiento (algo que parece ser habitual en Cercanías) se trocó en magia por obra y gracia de un ilusionista.
El joven se sentó con su chica en un asiento situado en la fila opuesta y por detrás del mío. Sacó una baraja inglesa y le hizo un juego de cartas a su pareja. Muy pronto, la baraja empezó a cobrar vida y a circular por la zona, asombrando a los espectadores accidentales que estábamos al lado.
Cuatro jóvenes situados a mi izquierda entraron también en el improvisado show. Y una de las chicas (eran tres y un joven) comentó que era actriz y resultó que la pareja del mago y este mismo también lo eran y habían estudiado en la misma escuela de interpretación. Casualidades mágicas.
Yo, que soy curioso por naturaleza, pregunté: «¿Te quieres dedicar a la magia?«. Y el joven: «Ya me dedico. Actúo estos días en el Teatreneu de Gràcia«. «¿Y cómo te llamas?«, inquirí. «Sergi Armentano«, dijo. «Es un apellido de origen italiano», aclaró.
Os aseguro que, por lo que vi en el tren, por su amabilidad y desparpajo, merece la pena ir a verle (aquí, su videobook). Estará en esa sala de Gràcia los domingos del mes de junio.

Las series más vistas de Filmin

Los integrantes de la familia Durrell, al completo, con la sirvienta incluida.

Antes de dejar ‘El Periódico’ había escrito un pequeño artículo sobre las series que emite la plataforma Filmin, y que no se llegó a publicar.

Esta empresa nacional, pionera en el vídeo bajo demanda, nació hace ya 10 años y ha sido capaz de distribuir su oferta tanto en castellano como en catalán (a través de Filmincat)

Menos poderosa económicamente que Netflix, HBO, Movistar+, Rakuten o Amazon, por poner algunos ejemplos, Filmin se esfuerza por ofrecer a sus abonados el mejor cine independiente, especialmente el español, y compra derechos de emisión de series ‘menores’, pero nada desdeñables, que no suelen entrar en los catálogos de las cuatro citadas.

En su particular ‘top ten’ destacan tres series británicas que han entusiasmado a los espectadores del Reino Unido y han seducido a los españoles: ‘Los Durrell‘, ‘Endeavour‘ y ‘La casa de las miniaturas‘, dirigida nada menos que por el catalán Guillem Morales.

1. ‘Los Durrell‘ es una encantadora adaptación de la ‘Trilogía de Corfu’, la simpática autobiografía del naturalista, conservacionista y zoólogo británico Gerald Durrell, integrada por los libros ‘Mi familia y otros animales’, ‘Pájaros, bichos y demás parientes’ y ‘El jardín de los dioses’.

En tono de comedia costumbrista, y toques de drama, la serie -cuya tercera temporada está en marcha- está ambientada en la isla griega de Corfú, donde la madre del autor, ya viuda, se refugió con sus cuatro hijos, con el entonces joven escritor en ciernes​ Larry Durrell, además de los medianos Leslie y Margo. Los actores Vernon Dobtcheff, James Cosmo y Jeff Rawle, entre otros, encabezan el elenco.

Por cierto: los encantadores y premiados títulos de crédito de esta serie se deben al director artístico Alex Maclean. No dejéis de pasar por su página web para disfrutarlos.

2. ‘Endeavour‘ es la serie de intriga más vista actualmente en Gran Bretaña: acaba de finalizar su quinta temporada y ya se ha anunciado la sexta para el 2019. Filmin tiene a disposición de sus abonados cuatro entregas, y está traduciendo la quinta (siemper en versión original subtitulada).

Surgida como una precuela de la veterana ‘Inspector Morse’, ficción policial basada en unas populares novelas de Colin Dexter, que tuvo siete temporadas pero estuvo en antena 13 años, desde 1987 hasta el 2000 en la cadena ITV, Endeavour es el nombre de pila de Morse. Un nombre que (casi) nunca pronuncia.

La serie está exquisitamente ambientada en los años 60 y explica la vida del joven Morse, desde que deja sus estudios en la Universidad de Oxford (sus razones y relaciones se van descubriendo a lo largo de la trama) poco antes de acabar la carrera pero sin llegar a titularse, su corto paso por el Real Cuerpo de Señales donde se especializó en mensajes cifrados y su posterior empleo como agente de policía y su paso a detective en el Departamento de Investigación Criminal de Oxford, donde intenta ascender a sargento inutilmente. El joven actor Shaun Evans (Liverpool, 1980), muy poco conocido hasta ahora, se ha convertido en un fenómeno en su país.

Tras un piloto que cosechó elogios y buena audiencia, Endeavour ha seguido una cuidada línea de solo cuatro episodios de hora y media por temporada. En cada entrega se desarrolla un caso, lleno de puzles, así como una trama central que se va desarrollando y que marca la vida, amores y relación del protagonista con su jefe y amigo el inspector Fred Thursday (Roger Allam); el sargento Jim Strange (Sean Rigby), el forense Max DeBryn (James Bradshaw) y el superintendente en jefe Reginald Bright (Anton Lesser), entre otros personajes.

3. ‘La casa de las miniaturas‘ consta de solo tres maravillosos episodios y es una adaptación de la exitosa novela homónima de Jessie Burton, galardonada con el National Book Award y que ha logrado vender más de un millón de ejemplares en todo el mundo.

Ambientada en Amsterdam en el siglo XVII, cuenta la historia de Nella, una joven huérfana de padre y acuciada por las deudas, que acepta contraer matrimonio con Johannes Brandt, un comerciante que suple su falta de afecto con un misterioso regalo: una casa de miniatura que poco a poco desvelará secretos ocultos de su familia.

Su protagonista es Anya Taylor-Joy, actriz de películas como ‘La bruja’, ‘Múltiple’ y ‘El secreto de Marrowbone’, a quien veremos en ‘X-Men: Nuevos mutantes’ el año que viene. Y junto a ella destaca la gran actriz Romola Garai.

Las siete ficciones restantes de la lista de las 10 más vistas durante el 2017 en Filmin son ‘Churchmen’, ‘Wolf Hall’, ‘El fin de un imperio’, ‘Charité’, ‘El estrangulador de Rillington Place’, ‘Young and Promising’ y ‘The Living and the Dead’. Todas ellas tienen una excelente pinta y también merecen ser descubiertas.

Radio Gaga visita la Casa dels Xuklis

Uno de los jóvenes protagonistas del ‘Radio Gaga’ del jueves, 10.

Mi última entrevista para el suplemento ‘TeleTodo’ de ‘El Periódico’ fue con Manuel Burque y Quique Peinado, copresentadores de ‘Radio Gaga’, un programa de televisión del canal #0 de Movistar+, en el que charlan con personas anónimas. Lo hacen con sensibilidad, pero sin sensiblería, a bordo de una pequeña caravana con la que viajan de un lugar a otro y que instalan en donde haya un colectivo al que merece la pena retratar.

‘TeleTodo’ del 21 de abril, con Manuel Burque y Quique Peinado en portada.

Este jueves, 10 de mayo, a las 22.00 horas, plantan su original radio en el exterior de la Casa dels Xuklis de la Afanoc, en el Vall d’Hebron de Barcelona, donde se alojan familiares de niños con cáncer.

Sobre este programa les pregunté en la conversación que tuve con ellos. Esto es lo que me explicaron.

Manuel Burque: «Es el programa más doloroso que hemos hecho. Era increíble ver como los niños estaban mejor que los padres. El dolor desgarrador real es de los padres. Los niños tienen un sufrimiento físico, de agotamiento, pero donde tú empatizabas y sufrías más era con los padres. Y aún así creo que el programa destaca por lo positivo y constructivo que es su enfoque. Para todas las familias que venían a hablar con nosotros, y que están en medio de un proceso de este estilo, para ellos el objetivo principal era que otros padres que se encuentren con este problema tengan información y caminos que seguir, porque todos ellos decían: “Cuando a mí me pasó caí en un pozo y no sabía qué hacer. Yo les quiero dar herramientas a otros padres que se vean en la situación que yo me vi”. El objetivo siempre es siempre constructivo, educativo y de ayudar, en general. Por eso nos daban las entrevistas».

Quique Peinado con uno de los niños entrevistados.

Quique Peinado: «A mí es un programa que me desmontó y que me costó mucho hacerlo por cosas mías personales, por familiares que han padecido cáncer y porque tengo dos niños pequeños. Fue muy difícil. Pero estas personas que se ven en esa situación es una gente con una fuerza tal que, cuando tú no has pasado por algo así, solo puedes admirarlos».

Fin de una etapa

De izquierda a derecha, Josep Carles Rius, un servidor, Mariàngel Alcázar, Àngels Gallardo, Enric González, Assumpta Sòria y Josep Maria Huertas, redactor jefe de las secciones de Gran Barcelona y Sociedad. La imagen corresponde a la redacción de El Periódico, en  la calle Urgell, en 1984.

Es víspera del 1 de mayo, un día muy apropiado para dejar constancia aquí de este punto y aparte.
En efecto: después de 36 años dejo El Periódico de Catalunya.
Al estar incluido dentro del expediente de regulación de empleo (ERE) que ha llevado a cabo el diario, me toca pasar a la reserva…
Una situación en la que deseo hacer cosas que hacía tiempo que no podía: leer, ir al cine, ver una obra de teatro, escuchar un concierto, exposiciones…
El ritmo actual impuesto por nuestros directivos se acerca bastante al esclavismo y a mi edad yo no daba para más.

Mi amiga Elisenda Pons fotografió la sección de El Día por Delante, de la que fui jefe. Era el año 2003 y aparezco flanqueado por Blanca Espacio y Júlia Barrio (derecha), con José Expósito de blanco (izquierda). Los dos últimos fueron de los mejores becarios que tuve el honor de enseñar, y José aún sigue en el diario.

Pero los jóvenes tampoco lo tienen nada fácil. En parte, también por ellos, por esos chicos y chicas que han sido mis becarios y ahora trabajan allí, he decidido dar este paso a un lado…
Eso no significa que deje el periodismo, ni mucho menos, ni la escritura, a la que me gustaría dedicarme sin las urgencias que imponen actualmente las empresas periodísticas.

Junto al colega Félix Flores, de La Vanguardia, charlando con Steven Spielberg, en la Alhambra de Granada, en 1988, preparando ‘Indiana Jones 3’. Un reportaje y una entrevista que, quizá, hubiera sido imposible si no hubiera trabajado para ‘El Periódico’. 

Tengo varios libros en mente, y una guía de viajes que acabé hace unos días y que os presentaré muy pronto.
Ojo: no dará un euro, como no me da mi ‘Venecia de cine’, pero he disfrutado escribiéndola, y eso me satisface.

Por ahora descarto volver a enrolarme en ningún sitio, aunque es probable que eche una mano a gente maja que lo necesita. Voluntariado, sencillamente.
A los compañeros que han marchado al mismo tiempo les deseo lo mejor, y a los que se quedan en el diario, toda la suerte del mundo. La van a necesitar. Yo seguiré leyéndoles, porque es lo mejor que tiene ‘El Periodico’: su gente.

Albert Bertran captó esta cariñosa imagen mía en la despedida de Antonio Franco, en mayo del 2006, cuando le sustituyó Rafael Nadal. Dos directores que sí pisaban la Redacción.

Os dejos algunas fotos: la primera, arriba, corresponde al año 1984 y en ella aparecen compañeros de primera hora y mi primer jefe, mentor y maestro: Josep Maria Huertas Claveria. Y le cito como mi primer jefe, porque lo fue en el diario Tele/eXprés, en 1979. En ‘El Periódico’ mi primera jefa fue Margarita Rivière. Ambos ya no están entre nosotros y de ambos añoro sus (muy diferentes) formas de hacer periodismo y de ejercer éticamente la profesión.

Fueron mis maestros.

Profesionales así faltan ahora en las redacciones.

Ferran Monegal

Ferran Monegal retratado en La Rambla por Julio Carbo (EL PERIÓDICO)

Desde hace muchos años, admiro la ironía que desarrolla mi compañero (y sin embargo amigo) Ferran Monegal desde hace casi 25 años en ‘El Periodico.
Me divertía mucho ese personaje de vejete cascarrabias que se ha fabricado a lo largo de los años y que consolidó en su programa de betevé ‘Telemonegal’.
Más de una vez asistí a su plató para poder charlar con personajes a los que él invitaba y conseguía entrevistar antes que yo, chico de prensa. Cosas de la tele: primero las cámaras, luego los micrófonos y finalmente los plumillas del papel.
Cuando edito sus columnas, le coloco bien los acentos, que él desparrama con anárquica generosidad. Y aprecio la forma de meter el dedo en muchas llagas con humor e ironía en sus artículos para el diario.
No gusta a todo el mundo, porque el hombre tiene su carácter, pero yo le aprecio y por eso me alegré de que apareciera un par de veces en ‘‘La Sexta noche’, que ha acabado fichándole.
Convertir nuestras conversaciones en esta entrevista ha sido más placer que trabajo. Aquí os dejo el enlace de la noticia en el diario y el texto llano. La foto es de mi amigo Julio Carbó.

Cinco años después de tener que cerrar su programa en Barcelona Televisió (Betevé), el periodista y crítico de tele Ferran Monegal, vuelve a la pequeña pantalla para hacer «crítica de tele desde la tele». Desde este sábado, y un par de veces al mes, un resucitado ‘Telemonegal’, más político, aparecerá como una sección dentro del programa ‘La Sexta noche’ (La Sexta, el sábado, hacia las 22.30) con el título de ‘Monegal sin filtros’. Y su último invitado de entonces, Xavier Sardà, será quien le dé la bienvenida este sábado (aquí, el instante del encuentro).

Explique, explique. ¿Cómo es que le ha fichado La Sexta? En octubre, me pidieron intervenir dos sábados [los días 7 y 28] para hablar de la situación de las teles en Catalunya y España, y tuve una muy buena respuesta de la audiencia. Les gustó cómo quedó, y me han pedido que vuelva un par de veces al mes.

¿Por cuánto tiempo? De momento, ocho intervenciones a lo largo de cuatro meses. Tanto La Sexta como yo estamos abiertos a seguir, según cómo vaya la cosa. Este mes de diciembre estaré este sábado, día 16, y el próximo, día 23.

¿Es como resucitar ‘Telemonegal’? En cierta forma haré una especie de ‘Telemonegal’, el programa que hice durante 10 años en BTV y me vi obligado a cerrar hace cinco, pero más inclinado hacia cómo tocan el tema político las diferentes teles.

¿Dice usted que se vio obligado a cerrarlo? ‘Telemonegal’ era el programa líder de la cadena municipal de Barcelona. Pero desde que entró Xavier Trias en la alcaldía, el espacio no interesaba, entre otras cosas, porque temían que hiciera sombra a TV-3. No se atrevían a cerrarlo, pero me iban arrinconando, me cambiaron de día, quitaron al público (al que no pagábamos y que acudía gratuitamente), y decidí marchar. Así que aproveché que se cumplían 10 años, para cerrarlo. Como decía Alfonso Guerra, más vale pasar página que no que te la pasen.

¿A quién molestaba usted? Es que mi manera de mirar la televisión es muy incómoda. Un programa sobre tele, en un mundo tan endogámico como el de los periodistas de televisión, molesta. No interesa una reflexión crítica sobre la televisión que se está haciendo ahora.

Sobre todo, en Catalunya… Dada mi interpretación de cómo está trabajando TV-3 y la megafonía de la parroquia independentista, desde el punto de vista televisivo se me han cerrado las puertas en Catalunya. Tengo suerte de que EL PERIÓDICO publica mi columna diaria: empecé en 1993 y pronto cumpliré 25 años, y nunca me ha tocado una coma. Y también de estar en el programa de Julia Otero en Onda Cero, donde colaboro diariamente desde hace 11 años.

¿De qué irá Monegal sin filtros? Analizar desde el punto de vista televisivo, qué noticias abren los informativos, lo que silencian, lo que manipulan… Una reflexión sobre nuestra propia labor. Algo que no agrada aquí, pero tampoco fuera. Es algo que ningún directivo de tele acepta. Menos en La Sexta, que ha aceptado mis condiciones sin límites. Esta cadena es la única que se ha convertido es un referente informativo y la que a nivel de toda España ha dado visibilidad a todo el conflicto del procés. Y últimamente se codea con TV-3 en las audiencias de Catalunya. Si antes, mucho antes, la tendencia era poner los informativos de TVE-1 como ejemplo, ahora la referencia es La Sexta. Y he de decir que existe muy buena sintonía tanto con Antonio García Ferreras, director de la cadena y artífice de mi fichaje, como con César González Antón, jefe de informativos, y con Eva Cabrero, la directora de La Sexta noche.

¿Y podrá criticar a La Sexta? Claro. Lo mío será un espacio de 30 o 35 minutos, dentro de un programa consolidado, como es ‘La Sexta noche’. Y me dan toda la libertad. Además, mi relación con Iñaki López, el presentador, es excelente: hay filin. Yo explicaré mi mirada sobre cómo tratan la política las diferentes cadenas públicas y privadas, incluidas las autonómicas. Y no solo TV-3, sino, por ejemplo, Canal Sur y cómo está tocando el tema de los ERE.

Una Colombia diferente

TRAILER JERICO from COMPACTO.coop on Vimeo.

Tengo algunos amigos colombianos, como el escritor Mauricio Bernal, uno de los mejores periodistas de El Periódico, que me hacen recordar que Colombia es mucho más que ‘Narcos’ (realidad, películas y Netflix).
Un ejemplo es este premiado documental de Catalina Mesa, que no encuentra acomodo para ser visto en nuestras pantallas.
Una pena. De ahí, que Aritz Cirbián y su equipo de Compacto, junto con Verkami, se hayan propuesto ofrecer a quien desee verlo hacer una microaportación.
Viene a ser como pagar la entrada o el DVD por anticipado para disfrutar la película después, al tiempo que echas una mano a sus autores. O como ellos lo explican mejor:
«Colaborando con el proyecto no sólo nos ayudas a volar más lejos y poder exhibir esta joya documental, también puedes conseguir un buen número de recompensas y ayudar a la comunidad local de Jericó».

Colaboradores necesarios

Mis compañeros del Comité de Empresa de El Periodico acaban de recordarnos uno de los aspectos del que más nos solemos olvidar quienes aún tenemos la suerte (y el privilegio, en estos tiempos) de tener un puesto de trabajo fijo: los colaboradores.

No os voy a contar batallitas, pero cuando empecé a trabajar como periodista, en el siglo pasado , primero hice suplencias de verano mientras estudiaba la carrera (vamos, un becario, pero con salario, que de eso se trataba).
Luego, escribí colaboraciones para El Dominical del diario, gracias a mi querida Margarita Rivière, y en la revista Fotogramas, gracias a mi estimado Jorge de Cominges.

En aquella época, podía ir a entrevistar a Juanmari Bandrés a San Sebastián tomando un tren de noche, charlar con el opr la mañana y volver a Barcelona en el tren de vuelta de esa misma jornada, para amanecer en Barcelona al día siguiente, transcribir la conversación y presentarla, para que se publicara al cabo de una o dos semanas. La pieza se pagaba entonces a 5.000 pesetas (30 euros actuales), de los que había que descontar el viaje y la comida, que subían a más de la mitad.

Eso lo adelantaba yo, y el resto se cobraba al cabo de mes y medio o dos meses.
Esta situación no ha variado, sino que más bien ha empeorado para los colaboradores de nuestro diario, pero también de otros medios. Autónomos hay muchos, pero creo que estos se llevan la palma. Y todo, porque les (nos) gusta nuestro trabajo hasta el límite de, a veces, pasar (casi literalmente) hambre. Ya digo que no os quiero contar batallitas.

Un colaborador puede ir tirando porque le avanza a la empresa su propios viajes, comidas fuera de casa y sus trabajos.
Gran parte de los buenos jefes que hay en mi periódico (siempre hay algún desgraciado que cuestiona lo que gana o deja de ganar un colaborador) hemos estado a su lado cuando teníamos que gestionar su trabajo, pero el problema se ha agudizado ahora con los responsables económicos de la empresa, que no solo nos recortan el sueldo a los trabajadores fijos, sino que retienen injustamente más tiempo de lo que debieran los pagos a los colaboradores.
Y ellos no pueden hacer huelga, pese a que buena parte de los contenidos de un diario como el nuestro se deben al esfuerzo de estas personas.

Con eso juegan esos sinvergüenzas que tenemos arriba.

La hostelera pedagoga

De vez en cuando huimos de Barcelona unas horas, un par de días, para coger aliento y luego regresar con fuerzas renovadas a la vida cotidiana.
Esta vez elegimos Móra d’Ebre como punto intermedio de esa amplia zona donde se produjo la tristemente famosa Batalla del Ebro.
Escogimos un hostal cuyo nombre, 7 de Ribera, y ubicación, en la agrobotiga (tienda de productos agrícolas de la zona) del pueblo nos hizo gracia.

Fue un acierto. De entrada, porque las habitaciones están bien: son nuevas, sencillas y confortables, con lo mínimo exigible y una wifi más que correcta.
Pero lo que más nos gustó fueron las responsables del hotelito.
La primera en recibirnos fue Glòria, una de las hijas de la propietaria, a cuya amabilidad se sumó algo fundamental para un viajero: información amplia y útil sobre qué ver y dónde comer o cenar.

Un paseo entre melocotoneros en flor desde Móra hasta Miravet, el paso del río en barcaza, y luego la reserva de Sebes, en Flix, fueron indicaciones precisas, que seguimos al pie de la letra.
Conocimos por la tarde a la madre de Glòria, la dueña del hostal, Concepció Blasi, con quien pudimos charlar por la mañana, durante el estupendo desayuno.
La primera sorpresa fue saber que era pedagoga, trabajo que compaginaba con el de hostelera. Y después, que tienda y hotel eran decisiones derivadas de su oficio: hacer pedagogía sobre las riquezas que hay en la zona, explicar a los viajeros y a quienes entran en su tienda las maravillas de los productos agrícolas que vende y de los vinos de Tarragona, Montsant y Priorat que tiene en sus estanterías.
Y también que montar un hotelito así no hubiera sido posible sin el apoyo de su marido y cinco hijos, razón por la que puso ese nombre: 7 de Ribera, una familia de siete personas de la comarca de la Ribera d’Ebre, y también «sed» de Ribera, que en catalán suena como «siete».

Sobre Instagram

Como quizá ya sabéis, Instagram es una red social y, al mismo tiempo, aplicación para subir fotos y videos a internet y compartirla con los amigos y seguidores. Creada en el 2010, su primeros usuarios eran, sobre todo, amantes de la fotografía.

La idea inicial era hacer la foto con el móvil y, una vez tomada la imagen, se le aplicaban unos retoques mínimos, publicarla. Como si se tratara de una Kodak Instamatic o una Polaroid. De ahí, la forma cuadrada de aquellas fotos.

Soy un nostálgico de los inicios de esta app y esta red, que ahora es un altavoz más de famosos de todo tipo, que muestran sus encantos para deleite de sus fans. En todo caso, aún quedamos aficionados que lo que nos gusta es una buena foto, sin más.

José Luis Martín y su ‘Quico jubilata’

Entrevista con el dibujante Jose Luis Martin que vuelve a la viñeta con ‘Quico jubilata’.
La fotografía es de JOAN CORTADELLAS para EL PERIÓDICO

Hace unos días, gracias a Facebook y al colega Ángel Sánchez descubrí que José Luis Martín, admirado dibujante de El Periódico y editor durante muchos años de la revista El Jueves, había rescatado a su ‘Quico el progre‘ en un divertido abuelete, ‘Quico jubilata‘.
Estuvimos charlando un par de horas y, de su amabilidad, salió esta entrevista, que publiqué precisamente en El Periódico.

Los lectores más veteranos de este diario seguro que recuerdan a Quico el progre. Fue el protagonista de la tira diaria que José Luis Martín dibujó para EL PERIÓDICO durante años y que incluso se convirtió en serie de televisión. Quico era un reflejo en clave de humor de la generación que tenía entre 20 y 30 años durante la transición y que ahora se sitúa ya entre los 60 y 70. Como Quico, ahora jubilata.

«Pero yo no estoy jubilado», rechaza Martín. «Durante 30 años he sido editor de ‘El Jueves’: eso quiere decir que he sido dibujante, pero también empresario. O sea, que me he encargado de números, de imprentas y de personal. En el 2011, cuando dejé de serlo, tenía la sensación de que había dibujado poco. Y a mí me gusta mucho dibujar, me lo he pasado estupendamente dibujando. Así que, hace cinco años, me propuse que solo haría cosas creativas: dibujar, pintar, escribir… Y he seguido como colaborador de la revista hasta el pasado mes junio [del 2016], en que me he desvinculado totalmente».
«Estaba cansado del humor de actualidad, pero tenía muchas ganas de hacer humor costumbrista, amable, divertido…»

También, «estaba muy cansado del humor de actualidad, que te obliga a seguirla» reconoce el padre de Quico y también de El Dios. «La he seguido durante muchos años por vocación profesional y personal, pero tenía muchas ganas de hacer humor costumbrista, amable, divertido…».

La desvinculación profesional, por un lado, y la libertad que le da el tener sus dos hijos ya crecidos y la economía doméstica saneada, le llevó a pensar en hacer una tira de un iaio, un abuelete: «Es que mis amigos y yo estamos en esa etapa de los 60 y pocos años, en la que ya tienes algún nieto, con unos hijos treintañeros que van agobiados todo el día, que se están haciendo un hueco en esta sociedad y que trabajan todas las horas del mundo… Seguramente como hacíamos nosotros a esa edad».

Lo dicho. Personas de entre 60 y 70 años, lectores de EL PERIÓDICO desde el primer día, en 1978, con pequeños o grandes problemas de salud, su relación con las esposas… «Todo ese mundo me parecía susceptible de convertirlo en una tira. Y un día se me encendió la bombilla. ¿Por qué no Quico, que había dejado un buen recuerdo, y había tenido muy buena difusión. Esa fue la idea».

LA VIDA DE QUICO

Pero, ¿qué le ha pasado a Quico todos estos años? «Después de dejar EL PERIÓDICO tuvo su propia empresa de publicidad. Le fue bastante bien y llegó a tener 40 o 50 empleados, en aquel momento en que la publicidad funcionaba muy bien. Los hijos se fueron haciendo mayores. Diana, la chica, le salió un poco más progre y antisistema. Mientras que su hermano, Albert, se ha hecho más del establishment, es un alto funcionario, separado y con inquietudes políticas que, como ya iremos viendo, le gusta el poder y ese tipo de cosas.Quico se divorció y se volvió a casar, hace 11 años, con María, que es una mujer que también provenía de una pequeña empresa familiar, un laboratorio. Ya está jubilada y es de ese tipo de mujeres dedicada a temas de crecimiento personal, dietas sanas, la salud, el yoga y esas cosas…»

Y nietos, naturalmente: «Diana tiene dos gemelas, Lluna y Ona. Y Albert, a Gebey, un niño adoptado. María tiene un hija de su primer marido, Alicia, una ejecutiva agresiva y madre de Pol, un adolescente, un ni-ni de los que les cuesta moverse del sofá, y al que veremos con su monopatín. Con esta familia y estos cuatro nietos puedo hacer un retrato divertido de la sociedad que me rodea, y que es lo que intenté en su día con Quico. Observar y sacar punta a la vida cotidiana», explica Martín.
«Publicaré una tira al día en internet, los días laborables, durante un año, para probar»

Y desde el 9 de enero, no para: «Publicaré una tira al día, los días laborables, durante un año, para probar. A ver si yo acabo de encontrar al personaje y si la gente lo acaba aceptando. De momento, solo en internet (Quicojubilata.com), pero con la ilusión puesta en volver al papel». Las tiras también se venden para financiar Humoristán, el museo digital del humor gráfico.

Y para acabar…

«Aquí nos gusta el humor ‘heavy’, duro»

¿Humor y corrección política? Lo que antes era tabú, ahora no lo es (monarquía, militares, religión), pero hay otros temas que sí lo son: marcas comerciales, colectivos, minorías. Es una contradicción, porque en este país nos gusta el humor heavy, el de trinchera. El de este lado quiere que machaques al de enfrente. Y se tiende a hacer un humor corrosivo.

Antes ya lo eran Perich, Ivà… Sí. Eran ácidos, corrosivos y no se caracterizaban por las buenas formas. Eran brutales. Era humor extremo. Como el del Charlie Hebdo, por ejemplo. El humor se basa en la complicidad. Tú dibujas cosas que tus lectores interpretan y comprenden. El problema es que lo que tú haces ahora, rápidamente corre por las redes y lo interpreta todo el mundo.

¿No teme al pirateo en internet? Eso es una epidemia nacional que ni siquiera está observada como problema. Es un desastre. Pero parece que eso solo lo pensamos los autores. Es una muestra más del poco aprecio que se tiene hacia el trabajo de los creadores, que para ellos no tiene ningún valor. Y los políticos no se atreven a legislar, porque les resta votos.

La gripe y cuatro verdades

Algunas verdades que he aprendido estos últimos días:

1. La gripe dura una semana; no te empeñes en pensar que te curarás antes, o la cagarás.

2. Puedes vivir sin tele, radio, prensa e internet durante toooda esa semana. No pasa nada. Si ocurre algo grave ya te le explicará quien te está cuidando (y aguantando).

3. Puedes sobrevivir sin las redes: nadie se ha preocupado por tu ausencia en ellas, así que no hace falta teclear tus toses y mocos en Facebook, Instagram, Twitter…

4. Para aquellos momentos en que la fiebre y el dolor de cabeza te dejan en paz, un cómic o una novela, leídos en silencio, son mano de santo que te deslizan hacia el sueño reparador.

Por qué ya no soy suscriptor de ‘El País’

Juan Luis Cebrián, Pedro Sánchez y Antonio Caño, en un acto organizado por ‘El País’.

Días atrás, mi amigo Andreu Farràs, colega de ‘El Periódico‘ y administrador del blog ‘Paios‘, vio que había escrito un textito en Facebook en el que hacía referencia a que acababa de cancelar mi suscripción al diario El País, algo que miles de otros lectores estaban haciendo esos días, y me pidió que lo ampliara un poco más para darlo a conocer de forma más pública. Esto mismo que escribo aquí es lo que publiqué allí.

Hacía tiempo que rumiaba dejar de comprar el diario ‘El País‘, hacía mucho tiempo que lo quería hacer, y al final me he decidido: he cancelado mi suscripción.

No ha sido una decisión fácil: he sido lector de ese periódico desde su nacimiento, cuando aún vivía en el País Vasco y ‘El País’ ofrecía una visión diferente de la actualidad, en los años aún negros del inmediato posfranquismo.

Para muchos aspirantes a periodistas, como yo lo era en aquel momento, ‘El País’ era un referente, el diario en el que nos hubiera gustado trabajar. Durante años, ser fichado por ellos era un sueño recurrente. Y si el periodista en cuestión, como era mi caso, se sentía orientado hacia la izquierda, más aún.

Luego, cada uno encuentra su lugar en el mundo periodístico. En mi caso, en ‘El Periódico‘, donde, como en todos los sitios, cuecen habas.

Pero la cuestión es otra. Como lector habitual, como suscriptor, yo seguía leyendo ‘El País’. Empecé a tener dudas cuando se produjo el primer despido masivo de periodistas y colaboradores críticos hacia los cambios que se estaban produciendo dentro de la redacción.
Allí dentro había buenos amigos y excelentes periodistas a los que perdía, pero seguí comprando el diario. En otras partes seguí leyendo a Maruja Torres y a Enric González, por citar solo dos nombres. Hace un par de años me pasé al formato digital, a través de Kiosko y Más (en un ‘pack’ con la revista ‘Cinemanía‘, por cierto). Las ofertas de este tipo abundan, no son muy caras y resultan cómodas.

Pero la progresiva deriva conservadora del diario me estaba poniendo de los nervios hacía ya tiempo. Lo de los ‘papeles de Panamá‘ y la reacción furibunda del grupo Prisa hacia quienes informaron de la posible relación de Juan Luis Cebrián con el tema (como la prohibición a sus periodistas de colaborar con La Sexta) ya me pareció que era pasarse de castaño oscuro.

El posicionamiento posterior de ‘El País’ y la SER hacia las izquierdas del PSOE y los ataques directos a Pedro Sánchez (en ‘Salvar al PSOE’, por ejemplo, y que obligaría a un comentario posterior de Lola Galán, defensora del lector), así como la actitud hacia el exsecretario general del PSOE (con cuyas ideas no comulgo, por cierto), ha sido la excusa perfecta para dejar definitivamente de comprar el diario de Cebrián.

Y mira que lo siento, porque sigo siendo lector de otras partes muy interesantes de ese periódico, donde aún queda buena gente, grandes profesionales y algunos amigos. Eso sí, los editoriales de su director, Antonio Caño (¡que se disculpó por carta con los suscriptores!), los va a leer Rita, la bailaora. Editoriales tan poco decentes como la respuesta a las denuncias de Sánchez, y titulado ‘Opiniones y presiones‘.

¿Y cómo voy a hacer para leer a los colegas que sí me interesan? Pues porque resulta que nuestros periódicos son gratuitos en internet. Lo que el lector paga cada mañana en el quiosco en papel o en digital, lo puede encontrar gratis en la web del mismo diario la noche anterior. Se supone que alguien (¿quizá la publicidad?) lo está pagando. La ventaja es que leo solo lo que quiero. El medio, el diario, la radio o la tele, ha dejado de interesar en su conjunto. Ahora picoteo de aquí y de allá. Ahora bien, si mi actitud es la general, poco futuro les auguro. Veremos.

Gracias, jefe

Este viernes se estrena ‘Gracias, jefe‘, un documental que resulta mucho más divertido y efectivo que los de Michael Moore, tanto, que parece una comedia de ficción rodada por Ken Loach, si no fuera porque es real.
Os resumo el argumento: François Ruffin es un periodista que quiere llegar a hablar con el empresario del lujo de Francia, Bernard Arnault para sacarle los colores. Y lo hace de la forma más original: a través de una pareja de trabajadores, despedidos de una de las muchas empresas del financiero. El cómo lo logran (o no), el humor, ironía y cachondeo que desprende la película hará que paséis un gran rato, sin dejar de pensar en el trasfondo del tema.

De momento, la estrenan en estos cines, aunque pronto habrá más, seguro:

* Barcelona – Cinemes Girona
* Barcelona – Balmes Multicines
* Girona – Cinema Truffaut
* Lleida – Espai Funatic
* Castelldefels – Cinemes Metropol

Yo creo que los chicos de la prensa tendríamos que aprender mucho de las artes de seducción, información y propaganda de François Ruffin, director y también actor de este filme, además de fundador y redactor jefe del periódico bimestral ‘Fakir

10 películas que deberías ver sobre Venecia

Aquí tenéis mis diez películas imprescindibles que deberíais ver antes de visitar Venecia o después de haberlo hecho, si antes no tuvisteis tiempo.
Recordad que todas las anécdotas y lugares los podéis encontrar en mi libro ‘Venecia de cine‘.

1. ‘Senso‘ (1954), el melodrama de Lucino Visconti, con Alida Valli y Farley Granger.
2. ‘Locuras de verano‘ (1955), la comedia romántica de David Lean, con Katharine Hepburn y Rossano Brazzi.
3. ‘Anónimo veneciano‘ (1970), el drama romántico de Enrico Maria Salerno, con Tony Musante y Florinda Bolkan.
4. ‘Muerte en Venecia‘ (1971), el drama homosexual de Lucino Visconti, con Dirk Bogarde.
5. ‘Amenaza en la sombra‘ (1973), el terror psicológico de Nicolas Roeg, con Donald Sutherland y Julie Christie.
6. ‘Moonraker‘ (1979), las aventuras de James Bond en góndola, de Lewis Gilbert, con Roger Moore y Lois Chiles (o ‘Casino Royale‘, si prefieren otro 007)
7. ‘El placer de los extraños‘ (1990), el drama psicológico de Paul Schrader, con Rupert Everett y Natasha Richardson.
8. ‘Todos dicen I love you‘ (1996), el humor del tímido de Woody Allen en pos de la bella Julia Roberts, corriendo por la ciudad.
9. ‘Pan y tulipanes‘ (1999), la magia cotidiana de Silvio Soldini, con la maravillosa Licia Maglieta y el ajustado Bruno Ganz.
10. ‘The tourist‘ (2010), de Florian Henckel von Donnersmarck, la última de las grandes superproducciones rodada casi íntegramente en la ciudad italiana, con Johnny Depp y Angelina Jolie paseando por sus canales.

Arena de playa bajo los adoquines

Este pasado fin de semana viajábamos en coche hacia el Pirineo de Lleida.
Era un trayecto largo y, tras buscar en la guantera, encontramos un disco de Ismael Serrano, un cantante de esos que heredó lo bueno de los mejores cantautores españoles y cubanos.
Cuando sonó esta canción, pensé primero en mis padres, pero luego corregí mi pensamiento hacia mi generación, esta a la que ahora ya nos llaman «papás» y «abuelos», los que contamos, una y otra vez, batallitas de luchas y sueños a nuestros hijos y nietos.
Yo soy de los que sigo creyendo que hay arena de playa bajo los adoquines…

El documental de creación

El martes 24 acudí a una mesa redonda sobre Las fronteras del documental, en la sede de la Filmoteca de Catalunya. Los ponentes eran muy interesantes: Mercedes Álvarez, Neus Ballús, Carles Bosch y Albert Solé, con Jordi Balló como moderador. Este último es el impulsor del Máster en Documental de Creación de la Universitat Pompeu Fabra.
El coloquio se enmarcaba en unas jornadas que la Filmoteca catalana dedica a Joaquim Jordà, fallecido hace 10 años.

En el debate se vio pronto la existencia de dos corrientes básicas: una, procedente de una base periodística, a la que pertenecen tanto Bosch como Solé, y otra, más experimental, más cercana a la realidad ficcionada o ficción con base documental, defendida por Álvarez y Ballús.

Sus propios trabajos evidencian esas diferencias: mientras el primero procede del reporterismo televisivo y es el autor de la excelente ‘Balseros‘, candidata al Goya y al Oscar, y el segundo recuperó la figura del gran Jordi Solé Tura, su padre, en ‘Bucarest, la memoria perdida‘, que ganó el Goya y el Gaudí, en el 2009; Ballús ganó el Gaudí con ‘La plaga‘, y Álvarez, varios premios con ‘El cielo gira‘.

Los cuatro invitados se mostraron totalmente diferentes entre sí. Así, Solé incidía, y mucho en que escribe, produce y rueda con la idea del público en la cabeza.
A su vez, Ballús apostaba por el atrevimiento formal y explicó cómo su filme, ‘La plaga’, fue mejor aceptado como ficción en numerosos festivales normales que en certámenes específicamente dedicados al documental.

Bosch se mostró ligeramente ofendido por el hecho de que sus documentales no entren en la categoría de «creación» para Balló y la UPF: «Nosotros nos hemos partido el coco en ser creativos. Puedo seguir siendo periodista y creativo», afirmó. E incidió en la falta de libertad actual: «Éramos mas libres en 1984, cuando hacíamos el 30 minuts en TV-3, que ahora».
Balló se defendió alabando la ruptura creativa que supuso, por ejemplo, el reportaje en primera persona que Carles Bosch realizó en Checoslovaquia, justo durante la caída del Muro de Berlín.
Mercedes Alvarez quiso alejar el documental-reportaje del de creación: «Una cosa es la información y otra el cine; este aporta otra concepción, transmite emociones; hay una secuenciación. Los cambios, en el cine, provienen desde el lado artesanal, de la experimentación», afirmó. «Es la necesidad de libertad de discurso, de estar en la frontera, de romper con la forma».

Evidentemente, películas que han marcado hitos del documental de autor (he aquí una denominación quizá mejor que la de creación) como ‘El sol del membrillo’, de Víctor Erice; ‘Innisfree’, de José Luis Guerín, y ‘Monas como la Becky’, del añorado Joaquim Jordà fueron ampliamente citados.
Un respetuoso debate que, lógicamente, no se acabó al finalizar el coloquio.

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