Keri Russell es Kate Wyler en la serie ‘La Diplomática’ (foto de Alex Bailey / Netflix).

Seguramente a los lectores les sonará el nombre de la actriz californiana Keri Russell (47 años). Ganadora de un Globo de Oro por la serie ‘Felicity‘ (1998-2002) y alabada por su trabajo en ‘The Americans‘ (2013-2018), donde hacía de espía rusa infiltrada en EEUU, ahora vuelve a dar todo un recital en ‘La Diplomática’, que en muy pocos días se ha convertido en una de las series más populares de Netflix. Este texto lo publiqué inicialmente también en Nosolocine.net.

Russell interpreta a una diplomática llamada Katherine Wyler, especializada en zonas de conflicto como Oriente Próximo. Poco antes de viajar al destino previsto (Afganistán, nada menos) recibe como misión la de ser la nueva embajadora de Estados Unidos en el Reino Unido. En realidad, esta nueva tarea no es sino una prueba que el presidente norteamericano y sus colaboradores más próximos le preparan de cara a un cargo más importante.

Rufus Sewell encarna a Hal Wyler, el marido de la embajadora.

Como debut en su nuevo puesto de trabajo se encontrará con toda una crisis diplomática: un ataque con misiles a un portaaviones británico, que provoca la muerte de decenas de marineros, y cuyo origen apunta inicialmente a Irán. El hecho de que ella y su marido, Hal Wyler (Rufus Sewell), otro brillante diplomático en horas bajas, mantengan numerosos contactos en la zona donde se ha producido el conflicto, dará lugar a momentos llenos de intensidad y hasta alguna que otra pelea a tortazo limpio.

Se ha de reconocer que Sewell está genial y sin él la serie no tendría los momentos de cómica tensión que se produce en cada uno de los encuentros de ambos personajes, cuya situación matrimonial no pasa por su mejor momento. Y es que la pareja de embajadores están a solo un paso del divorcio, algo que no llevan a cabo (de momento) porque no hay mejor pegamento que un tipo de trabajo que les apasiona a ambos, aunque esa labor también destape los celos profesionales en una insólita guerra de los sexos donde ‘la esposa’ en este caso sea el marido.

Ato Essandoh es el asesor de la embajadora.

El carácter espontáneo de la embajadora chocará, además, con los intentos de sus asesores por convertirla en un tipo de mujer a la que no está acostumbrada. En definitiva, una cenicienta que puede llegar a deslumbrar el día que se pone el vestido adecuado, al menos durante un ratito, hasta que se harta y se quita los zapatos de tacón, porque prefiere andar descalza. Una embajadora con el bolso en bandolera todo el rato no es habitual en el cine o las series.

Detrás de esta entretenida ficción se encuentra Debora Cahn, cotizada guionista y productora ejecutiva (una ‘showrunner’ en toda regla) que empezó escribiendo episodios de las series ‘Sin cita previa’ y ‘Anatomía de Grey’ para ser fichada luego por Aaron Sorkin para las temporadas finales de ‘El ala oeste de la Casa Blanca’, cuyo aroma se deja sentir en ‘La Diplomática’.

Debora Cahn, la creadora de la serie.

Debora Cahn también estuvo en el equipo de guionistas de ‘Vinyl’, la serie de Mick Jagger y Martin Scorsese, y en el de la miniserie biográfica ‘Fosse/Verdon’, sobre el director y coreógrafo Bob Fosse y su relación con la actriz Gwen Verdon, que le supuso uno de sus muchos premios. Tras colaborar con Barry Levinson en el telefilme ‘Paterno’, escribió media docena de capítulos de la serie ‘Homeland’, cuya heroina (la Carrie de Claire Danes) también deja ecos en esta ‘diplomática’, que es su primera serie en solitario tras ser fichada por Netflix.

Es una ficción que gusta a los espectadores y se aleja de la verosimilitud del trabajo real del cuerpo diplomático, como han señalado algunos verdaderos diplomáticos. Entre ellos, Javier Soria Quintana, que ha detallado en un breve hilo de Twitter «algunas cosas que la serie refleja bien / mal / regular del trabajo de los diplomáticos», como, por ejemplo: «El nivel de acceso / confianza / relación con el Gobierno ante el que el Embajador está acreditado resulta apresurado. El acceso y la confianza en la relación lleva tiempo y esfuerzo (una pena que no se muestre, aunque [seguramente] hubiera bajado un poco el ritmo narrativo».

Volviendo a Keri Russell (que, por cierto, está casada en la vida con el actor galés Matthew Rhys, que era su pareja de ficción en ‘The Americans’), su trabajo en ‘La Diplomática’ es tan arrollador y apasionado, que el colega Lorenzo Mejino decía días atrás, en otro mensaje en Twitter, que la actriz parece disfrutar «como una cerda en una charca» con este papel que le recuerda a «una versión femenina de la evolución del Jack Ryan literario de Tom Clancy».

El otro gran tanto de la serie es Rufus Sewell (actor que ha hecho muchas veces de villano), que aquí me recuerda al Cary Grant de ‘Historias de Filadelfia’, un consorte aún enamorado de la chica y que intenta ayudarla pese a que ella no se fíe ni un pelo de sus verdaderas intenciones. Hombre atractivo, al fin y al cabo, le veremos desplegar sus dotes de seducción en algún momento con otra bella dama.

En cuanto al James Stewart de aquellas ‘Historias de Filadelfia’ su elegante imitador aquí sería el atractivo actor inglés David Gyasi, que encarna a Austin Dennison, un ministro de Exteriores británico negro, con quien la embajadora mantendrá una estrecha relación profesional que supera todas las aparentes barreras diplomáticas, sin pasarse: el equipo de guionistas ha sabido mantener esa relación en un grado previo a la ebullición que promete dar mucho juego en la segunda temporada de la serie, ya confirmada.

David Gyasi encarna al ministro de Exteriores británico.

Pero no sólo son estos tres intérpretes los que destacan en ‘La Diplomática’, sino un estupendo elenco de actores secundarios que les arropan, empezando por los jóvenes y menos conocidos (al menos para mí) Ato Essandoh, como Stuart, asesor y secretario personal de la embajadora, y Ali Ahn, como Eidra Graham, jefa de la CIA en Londres y pareja sentimental del anterior.

Con más años de experiencia están Rory Kinnear (un habitual de la saga 007), como Trowbridge, el iracundo primer ministro británico; Michael McKean, como el presidente William Rayburn. Nana Mensah como Billie Appiah, mano derecha del gobernante estadounidense, y el veterano Miguel Sandoval, como el secretario de Defensa de EEUU, Miguel Ganon.

Ali Ahn y Ato Essandoh en ‘La Diplomática’ (foto de Alex Bailey / Netflix).

Completan el reparto un par de intérpretes que me gustan mucho: T’Nia Miller, la malvada de pelo rapado de la serie ‘La Fortuna’, la de Alejandro Amenábar, que aquí encarna a Cecilia Dennison, la desinhibida hermana del ministro de Exteriores inglés; y la veterana actriz de reparto Celia Imrie (genial en ‘Mamma mia’), que interpreta a Meg Roylin, una influyente política conservadora.

En definitiva, una serie de ocho episodios muy entretenida; con relaciones sentimentales y sexuales en las que no falta el humor; con un irónico retrato de personajes; tensiones políticas de ámbito internacional que recuerdan situaciones muy actuales (Irán, Rusia, la invasión de Ucrania) y un final explosivo que te deja con infinitas ganas de ver cómo solucionan el embrollo. Eso sí: los malos son los de siempre y los buenos, ejem, ejem, casi ninguno.