Tengo una especial devoción por Josep Maria Pou, enorme (en todos los sentidos) actor de cine, televisión y teatro y también grandísimo e inquieto director teatral. Esa admiración incluye una parte de amistad, forjada desde la primera entrevista que mantuvimos em 1986, cuando regresó a Catalunya, después de 20 años de carrera en la escena madrileña, para grabar para TVE ‘Vida privada‘, adaptación de la novela homónima de Josep Maria de Segarra a cargo de Francesc Betriu.
Años más tarde, en 2011, yo coordinaba un suplemento de fin de semana de mi diario y él acababa de estrenar la pieza ‘Llama un inspector’, de J.B. Priestley, en la que además de interpretar el personaje principal, el Inspector Goole, también dirigía la obra. Un día nos encontramos en la esquina de las calles Casanova y Gran Via, muy cerca del teatro Goya, donde él representaba la función.
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