Me comentaba ayer un colega de Madrid, hablando del ya famoso café del presidente Zapatero durante su entrevista colectiva en TVE: «Qué raros nos hemos vuelto los periodistas que somos capaces de elevar a noticia de portada lo que es una mera anécdota».
Lo cierto es que si un café valía 100 pesetas en un bar antes de la llegada del euro, justo después de la entreda en vigor de la nueva moneda hubo una subida casi generalizada a un euro, en ese engaño al que nos sometieron de igualar ambas monedas.
Después de la charla, por pura curiosidad, busqué imágenes de cafés, pensando precisamente en esta entrada del diario.
Y como siempre que googleas (¡que palabro!) encuentras pequeñas maravillas, como Café Blog, un diario firmado por un tal Miguel y lleno de poemas.
Miguel ha agrupado sus entradas bajo epígrafes cafeteros, como café cargado, café con hielo, café solo, café y canela, café y chocolate, carajillo o café para dos.
En este último apartado, y en la última entrada (del 4 de marzo), bajo la foto anexa y con el título de Nada de nada, escribe: «Y frente a frente, viéndonos las caras sin mirarnos, como si no fuéramos nada, hablándonos sin escucharnos, como si no hubiera nada, sólo nuestra presencia, como fantasmas del pasado, nada de nada».
Poesía y café, una bella y aromática unión.
Me ha hecho ilusión encontrar por casualidad este artículo tuyo haciendo referencia a mi viejo y casi olvidado Café Blog.En su primera versión, esa fue la segunda, fue mi primera incursión en el mundo de los blogs. Ahora otra temática menos importante que el café y los sentimientos ocupan buena parte de mi participación en la blogosfera, pero la tentación siempre sigue ahí ;)Ficharé tu blog entre los enlaces de mis otros blogs.Saludos.