La semana pasada, una de las protagonistas del Festival de San Sebastián ha sido Carmen Maura.
Mis colegas de profesión han alabado la forma en que la actriz ha agradecido la labor de los periodistas… algo no demasiado habitual últimamente, donde jóvenes actrices y actores se piensan que son la leche por haber aparecido en cuatro capítulos de una serie de televisión.
No es la primera vez que Carmen habla de nuestro trabajo y no sabe ella cómo la apreciamos el gesto. Un buen amigo me decía ayer mismo que esta mujer encantadora te hace sentir como si la entrevistasen por primera vez… aunque seas el enésimo de la lista.
En mi caso,fue uno de los primeros personajes a los que entrevisté, hace más de 30 años.
Ella era una guapa treintañera, en pleno subidón Tola (ahora os lo explico) y yo un chaval de veintipocos.
Fui a TVE, en Prado del Rey, y la esperé. Cuando salió, bastante tarde, propuso ir a cenar algo a una céntrica tortillería de Madrid.
Total, a ella la llevaban en taxi y yo había ido en transporte público…
Me hubiera gustado tener el dinero suficiente para invitar, y en mi fuero interno calculaba cómo hacerlo. Al menos, llevaba una tarjeta de débito.
Lo cierto es que Carmen Maura se disculpó por el retraso y anunció que ella invitaba: la tortilla de patatas me supo a gloria.
Encantadora como pocas mujeres he conocido en su profesión, tras charlar sobre ella y su trabajo, me preguntó por mi estatus dentro del diario (freelance a tanto la pieza, que se pagaba muy barata; casi como ahora). Tras escuchar mi relato, anunció solemnemente: «No te preocupes. Yo escribo a tu jefa y le digo lo majo que eres».
Se me subieron los colores y no pude dejar de agradecérselo. No terminaba de creerme que lo fuera a hacer, pero Carmen Maura me tenía rendido a sus pies.
Días más tarde, llegó una carta con una nota manuscrita a manos de Margarita Riviere, mi querida jefa de entonces, de quien guardo un recuerdo entrañable.
Era de Carmen Maura y me volvió a sacar los colores.
Ah… aquella entrevista la podéis leer en formato pdf (página 1, página 2, página 3 y página 4), por si os pica la curiosidad.
La setmana passada, una de les protagonistes del Festival de San Sebastián ha estat Carmen Maura.
Els meus col·legues de professió han lloat la forma en què l’actriu ha agraït la tasca dels periodistes … alguna cosa no massa habitual últimament , on joves actrius i actors es pensen que són la llet per haver aparegut en quatre capítols d’una sèrie de televisió.
No és la primera vegada que Carmen parla del nostre treball i no sap ella com l’apreciem el gest . Un bon amic em deia ahir mateix que aquesta dona encantadora et fa sentir com si la s’entrevistessin per primera vegada … encara que siguis l’enèsim de la llista.
En el meu cas, va ser un dels primers personatges als quals vaig entrevistar, fa més de 30 anys.
Ella era una dona ben maca en mig dels trenta i jo un xaval de vint.
Vaig anar a TVE, a Prado del Rey, i hi vaig esperar-la. Quan va sortir, bastant tard , va proposar anar a sopar alguna cosa a un cèntric cargols de Madrid .
Total, a ella la portaven en taxi i jo havia anat a transport públic…
M’hauria agradat tenir els diners suficients per convidar , i en el meu fur intern calculava com fer-ho. Almenys portava una targeta de dèbit.
La veritat és que Carmen Maura es va disculpar pel retard i va anunciar que ella convidava : la truita de patates em va saber a glòria.
Encantadora com poques dones he conegut en la seva professió, després xerrar sobre ella i el seu treball, em va preguntar pel meu estatus dins del diari (freelance a tant la peça , que es pagava molt barata , gairebé com ara). Després d’escoltar el meu relat , va anunciar solemnement : «No et preocupis . Jo escric al teu cap i li dic lo maco que ets».
Em van pujar tots els colors i no vaig poder deixar d’agrair-li. No acabava de creure que ho fos a fer, però Carmen Maura m’havia rendit als seus peus.
Dies més tard, va arribar una carta amb una nota manuscrita a les mans de Margarita Riviere, la meva estimada cap de llavors, de qui guardo un record entranyable.
Era de Carmen Maura i em va tornar a treure els colors.
Ah … aquella entrevista la podeu llegir en format pdf pdf (pàgina 1, pàgina 2, pàgina 3 i pàgina 4), per si us pica la curiositat.
Insólita entrevista. A ver qué actriz se atreve hoy a contarle a un periodista sus honorarios publicitarios o se queja de un asalto fotográfico como el que relata Maura.
Por cierto, entonces ¿las respuestas iban en negritas y no al revés, como ahora?
Gracias, Santi. En aquella época, lo importante era destacar lo que decía el entrevistado con la negrita. Luego, los diseñadores vieron que manchaba mucho y optaron por hacerlo al revés. De hecho, tienes redonda para la entradilla de las entrevistas actuales, luego la negrita de tus preguntas y a continuación vuelve la redonda para las respuestas. Estilísticamente incorrecto, pero visualmente, más ligero que el exceso de negritas. Otra cosa curiosa es que me respetaron un tuteo que actualmente es impensable.