La protesta que estos días está protagonizando el sector del transporte por carretera me ha llevado a pensar en la mítica serie de ‘Los camioneros‘ (1973) y en su protagonista, Sancho Gracia (1936-2012). El próximo mes de agosto se cumplirán diez años sin el legendario protagonista de ‘Curro Jiménez (1976).

El actor, que para rodar sus aventuras contó con la ayuda de directores como Mario Camus, Joaquín Romero Marchent y Pilar Miró, entre otros, también fue reivindicado por jóvenes realizadores, como Álex de la Iglesia, que al dirigirle en ‘800 balas‘ (2002) facilitó que obtuviera una candidatura al Goya por su trabajo.

Fragmento de ‘Nieve en Retuerto’ (1972), un episodio de ‘Los camioneros’ de hace 50 años.

En el año 2010 entrevisté a su hijo Rodolfo Sancho a raíz de la grabación, en unos estudios cercanos a Barcelona, de la serie ‘Gavilanes‘, adaptación española del ‘Pasión de gavilanes’ dirigida por mi amigo Jesús Font. El exitoso culebrón colombiano acaba de estrenar una cuya segunda etapa, remozada, en Telecinco.

En aquel momento, entregué a Rodolfo una vieja entrevista que había mantenido con su padre a inicios de 1982, y que se publicó en ‘El Dominical’ de ‘El Periódico de Catalunya’ del 21 de febrero. Al joven actor, que había triunfado como un seductor sacerdote en la serie ‘La señora‘, le hizo mucha ilusión, porque su padre andaba ya pachucho. Dos años después, fallecería a causa de un cáncer de pulmón.

Y hoy, quizá porque ‘Los camioneros’ han hecho mella en mi memoria, he querido recuperar aquella entrevista de hace cuatro décadas, cuando el gran Sancho Gracia tenía unos 45 años y estaba a punto de estrenar en Televisión Española (TVE) ‘La Máscara‘, con directores como Antonio Giménez Rico, Emilio Martínez Lázaro y José Antonio Páramo.

La serie, que acabó titulándose ‘La Máscara Negra, no aparece en la web de RTVE, donde sí que podéis ver (y gratis) tanto ‘Los camioneros‘ como ‘Curro Jiménez‘ y otros trabajos suyos. Aquí abajo os la dejo íntegra. Mirándola con distancia, pienso en lo generoso que el actor fue conmigo, un jovencito que le soltó con descaro algunas preguntas incómodas que, quizá, hoy le hubiera planteado de otra forma.

«No soy tan chuleta como parece»

Sancho Gracia es un actor tan popular como atacado por los críticos. Su preferencia por un determinado tipo de papeles chulescos le ha valido una cierta mala fama de la que él reniega. Se define como un hombre casero que lleva muchos años en el oficio de actor, haciendo de casi todo.

Su último trabajo ha sido ‘La Mascara‘, una serie de televisión que está a punto de estrenarse. En ella interpreta a Don Carlos, un jugador profesional algo pendenciero y mujeriego, bajo cuya apariencia afrancesada se esconde un rebelde luchador contra las fuerzas invasoras de Napoleón.

Estudió en el Conservatorio de Arte Dramático de Montevideo y desde los 26 años es actor. Ha hecho teatro y cine, pero la televisión ha sido el medio que le ha proporcionado la popularidad. Su participación en ‘Los camioneros‘, ‘Los mosqueteros‘ y, sobre todo, ‘Curro Jiménez‘ le ha creado una imagen muy particular.

– ¿Es usted tan chuleta como aparenta?
– ¡Bueno! No soy tan chuleta como parece. Soy una persona normal. Tal vez tenga un carácter algo fuerte, pero de ahí a… Soy un actor y el hecho de interpretar determinados personajes, hace que la gente cree una aureola alrededor tuyo que no corresponde a lo que eres en realidad.

– ¿Y su fama de ligón?
– ¡Bah! Son cosas que pone cierto tipo de prensa. Yo soy muy casero. Siempre lo he sido. Y estoy muy enamorado de mi mujer, Noelia [Aguirre].

– ¿Un matrimonio feliz?
– Yo soy muy feliz con mi mujer y mis tres hijos: Rodrigo, Rodolfo y Félix. Con los problemas que puede tener cualquier matrimonio, pero nada más. Lo único que me preocupa es la suerte de los míos, que es por lo que lucho.

– Volviendo a los rumores, decían que era usted tan vanidoso que había hecho recortar el antifaz que usa en su última serie.
– Eso no es cierto. Ha sido, no sé, un bulo que ha corrido a partir de algo que alguien ha oído por ahí, sin tener la suficiente información o hecho con mala intención. En los guiones originales, el personaje enmascarado aparece de por sí, mucho menos que como Don Carlos. La cuestión de la máscara era un problema de tipo profesional y estético, porque no se trata de un antifaz al uso, sino de una máscara creada exprofeso para la serie. La ideo ese gran figurinista que es Javier Artiñano. Las discusiones que teníamos eran las lógicas entre el actor que tiene que tiene que ponerse un disfraz determinado y el creador del disfraz.

– No es algo extraño que todas las series de televisión que ha protagonizado sean ideas de usted?
– Bueno, sí es algo poco corriente. Lo que sucede es que yo propongo unas series, casi siempre de aventuras, que creo pueden interesar y divertir a todo el mundo, sin excepciones. Por ejemplo,’Los camioneros’, mi primera serie, fue una idea basada en un hecho real: la mayoría de los transportes que se hacen en este país, se hacen por carretera. Tengo que decirte que fue un trabajo estupendo, con gente estupenda y dirigido por un director como Mario Camus…
En cuanto a ‘Curro Jiménez’, yo tenia ganas de interpretar a un bandolero del siglo XIX. No quería que fuera un personaje demasiado famoso, pero sí real. Leí todo lo que pude encontrar sobre este tema y, junto con el guionista, Antonio Larreta, decidimos escribir la historia de Curro, el barquero de Cantillana, un pueblecito andaluz. Este personaje murió a los veintitantos años. La serie tuvo que dejarlo vivo, para tener una mayor aceptación. En cuanto a ‘La Máscara’, ha sido una idea mía, pero de rebote. En la televisión querían que hiciera, en un principio, El Coyote. Sin embargo, yo pensé que era mejor idear un personaje español, arraigado aquí, que no trasplantar lugares y situaciones lejanas.

– ¿No cree que se va a identificar su personaje en ‘La Máscara’ con su interpretación anterior en ‘Curro Jiménez’?
– Puede ser, sobre todo, porque es difícil dejar de reconocer a un actor que ha hecho una serie bastante larga. Pero yo creo que esto se va a evitar, porque son dos personajes que no se parecen en nada. Curro es un campesino, un barquero, con una inteligencia y una astucia natural, de pueblo si quieres llamarla así. Don Carlos es, en cambio, un noble. Es un tipo refinado, que habla idiomas, cultivado. Es un afrancesado y como tal, influido por las corrientes culturales de la revolución francesa, del despotismo ilustrado. Como ves, no tiene nada que ver con Curro. Quien sí puede tenerlo es el otro, La Máscara, porque es un personaje justiciero.

– Parece que le entusiasma montar sobre un caballo, un camión o el vehículo que sea, en sus películas…
– Bueno, es que todo elemento móvil, ya sea un tren, un barco, un coche o un caballo, tiene su atractivo. Y permite jugar con ese elemento dentro de las películas. Sí, me gustan mucho.

– ¿Deja que le doblen en las escenas difíciles?
– Antes no. Pero ahora me lo exigen. Debe ser por lo carroza… ¡Ja, ja, ja! Algunas escenas, las más arriesgadas, me las doblan. La verdad es que no mucho, porque no hago excesivas cosas de riesgo. Serán los años.

– ¿Qué hay de aquella serie que pensaba hacer con Jean Louis Trigtignan, ‘Dos en el mar’?
– Se ha postergado, de momento. Eso no indica que no se vaya a hacer, pero los guiones han ido variando desde que se hicieron en un principio. Ahora pensamos en otro tipo de actor y otro tipo de personaje. ¡Pero seguimos en ello!

– Se suele decir que tiene problemas de protagonismo. Que discute mucho con sus compañeros de rodaje.
– Eso no es cierto. Y lo puedes comprobar preguntando a cualquiera que haya contemplado el rodaje de ‘La Máscara’.

– Sin embargo, en ‘Curro Jiménez’…
– Hay personas, que no voy a nombrar, con las que no merece la pena ni discutir. Con el resto de compañeros puedo discutir, precisamente porque somos grandes amigos. Y esas discusiones son constructivas. Pero ese es un tema ya pasado…

– Para terminar, me gustaría que tratáramos un aspecto muy aireado en otro tiempo. ¿Su amistad con Adolfo Suárez está influenciada por su trayectoria política?
– Ni mucho menos. Mi amistad con Adolfo viene de antiguo. Cuando él estaba de director de Televisión y yo trabajaba allí. Fue entonces cuando trabamos amistad. Mi posición política queda, en este tema, al margen. Yo solo tengo una gran amistad con Adolfo Suárez. La casualidad es que esta persona haya sido luego presidente del Gobierno de este país. Nada más. La amistad ya venia de antes.

Del Tenorio a Curro Jiménez (una breve biografía)

Félix Sancho Gracia nació en Madrid en 1936. “Soy del barrio de Las Delicias, cerca de Embajadores. Viví aquí hasta que, a los 12 años, mis padres tuvieron que emigrar.” El país de destino fue Uruguay, donde tuvo varios oficios y estudio tres años en el Conservatorio de Arte Dramático de Montevideo. A los 26 años se trasladó a España, con el ánimo de no quedarse más que unos meses y poder trasladarse a algún país europeo donde trabajar.

Pero muy pronto empezó a hacer teatro en nuestro país. “Fue una gira con obras clasiquísimas, como ‘La cena del Rey Baltasar’, ‘El caballero de Olmedo’, ‘Divinas Palabras’ y un montón más que no recuerdo. Siempre me adjudicaban papeles de galán joven, o cosas así”.

Su entrada en el cine fue gracias a otro gran actor español. “Había conocido en Uruguay a un estupendo amigo: Paco Rabal. Me había dicho que si venia a España le fuera a ver. Efectivamente, le vine a ver. Luego surgió una película de aventuras, producida por unos franceses, con actores como Richard Johnson y el mismo Paco Rabal. Empecé trabajando ahí, con un papel secundario, lo mismo que en otras películas importantes. Lo bueno era poder ir trabajando”.

— ¿Cómo llegó a Televisión Española?
— “Yo estaba de gira teatral con Tamayo. En Murcia conocí a un realizador de televisión que me vio trabajar y le gustó. Era Gustavo Pérez Puig. Me dijo que si iba a Madrid y quería trabajar en televisión, le llamara. Cuando volví a Madrid, efectivamente, le llamé. Mi primera intervención fue un pequeño papel en ‘Don Juan Tenorio’. Hacía el ‘Avellaneda’, diciendo aquello de ‘Soy de la misma opinión’. De ahí hasta mi papel de D’Artagnan en ‘Los tres mosqueteros’ pasaron varios años”.

Unos años en los que creció su popularidad. El punto culminante en las telenovelas fue ese papel de mosquetero. Luego vendría ya su primera serie, ‘Los camioneros’ y el inicio de su cotización como actor de aventuras. Sus intervenciones en televisión, teatro, cine y radionovelas se sucedieron hasta el éxito de ‘Curro Jiménez’. Un papel que le ha marcado.

“Yo sé que mucha gente se queda con mi papel de bandolero y de ahí no me saca. Lo mismo que mi aspecto de actor como pendenciero, chuleta o ligón. Pero creo que ‘La Máscara’ ayudará a verme en más aspectos”.