En mi afición por llenar de contenido este blog y una nueva edición del libro ‘Venecia de cine’ he descubierto a un aficionado italiano que me supera tanto en su búsqueda de escenarios de películas que he sentido la necesidad de entrevistarle y presentaros su inmensa base de datos. Una versión un poco más reducida de este texto la publiqué el domingo pasado, 13 de marzo, en Nosolocine.net.

Mauro D’Avino.

Se llama Mauro D’Avino, tiene 51 años, es veneciano y trabaja como diseñador gráfico en Milán desde que acabó la carrera. Es el creador del sitio web Il Davinotti, una maravillosa base de datos fílmicos y de localizaciones, donde firma sus artículos como Zender. Además, es coautor de varios libros en los que detalla lugares de Italia donde se han rodado centenares de películas.

–¿Recuerdas desde cuándo eres aficionado al cine?
–Amo el cine desde que era niño, cuando obligaba a mis padres a llevarme a ver dibujos animados o películas de Bud Spencer y Terence Hill. Mientras crecía, comencé a escribir un comentario de cada película que veía y no he parado desde entonces. Tanto que en Il Davinotti puedes encontrar (a nombre de Marcel MJ Davinotti Jr., que siempre era yo) mis comentarios sobre los 9.500 filmes que he visto desde que tenía 18 años hasta hoy. Y sigo escribiendo reseñas ahora, por costumbre, como ejercicio mental y para recordar cómo se escribe. Las primeras eran realmente terribles e ingenuas, pero no las elimino porque, básicamente, reflejan lo que alguna vez fui. Afortunadamente, con los años creo que he mejorado un poco…

– ¿Hubo alguna película en especial que te hizo aficionarte?
– No recuerdo si hubo una en particular pero, como a otros muchos chicos de mi edad, me gustaban las películas de terror. En la televisión de inicios de los años 80, en Italia, siempre emitían cosas como ‘Rojo oscuro‘ [1975, de Dario Argento] o ‘La matanza de Texas‘ [1974, de Tobe Hooper], que me encantaban. En esa época empezaron a llegar las primeras grabadoras de vídeo. Un amigo tenía una y veíamos y volvíamos a ver esas películas, incluso en grupo. Fue una experiencia única. Consiguió llevarme a un mundo mágico. Y desde aquel día empecé a soñar también con tener un vídeo para poder ver las películas que quería. Cuando los precios bajaron un poco, me lo compré. Empecé a grabar de la tele y a hacer mis colecciones, rehaciendo portadas y copiando los carteles y logotipos de las películas. Incluso fue ahí cuando comencé a apasionarme por el diseño gráfico.

– ¿Tus estudios y tu profesión están relacionados con el cine?
– Para nada. Soy diseñador gráfico desde hace años y sigo en ello. Como trabajo por mi cuenta logro compaginar mi profesión y administrar la web. Eso sí, también gracias al hecho de que siempre me levanto muy temprano por la mañana, porque el trabajo que requiere el sitio es mucho.

– ¿Cuál es el origen de Il Davinotti?
– Inicialmente era simplemente mi web, en el que recopilaba mis reseñas y las releía para saber qué pensaba de películas que había visto y ya no recordaba. Poco se fueron agregando más y más comentarios de otros amigos, y luego, de gente que no conocía para nada que querían escribir sus propias reseñas. Así, Il Davinotti ha ido creciendo hasta lo que es hoy: un sitio gigantesco que se pierde cuando entras en él, con más de 300.000 comentarios sobre 55.000 títulos diferentes, una cifra totalmente impensable para mí al principio.

– ¿Y el nombre?
– Es una broma de mis amigos. Sabían que me gustaba escribir críticas de cine y deformaron mi apellido, D’Avino, y me llamaron Davinotti, porque algunos de los nombres de los críticos de cine italianos más conocidos acaban en «tti», como Pino Farinotti o Paolo Mereghetti.

Mauro d’Avino, en Le Terrazze.

– ¿Cómo nació tu afición por encontrar los escenarios reales de las películas?
– Sobre todo, viendo el cine de Dario Argento, un director que siempre ha cuidado como un maníatico las localizaciones de sus filmes. Me apasionó la idea de poder hallar esos lugares para revivir de alguna manera las escenas de sus películas. Esta foto antigua que te he enviado, que es del año 2006 más o menos, corresponde a la plaza donde asesinan a John Saxon en ‘Tenebre‘ (1982), de Argento. Digamos que mi web nació de aquí: me encontré en esta plaza por casualidad, cuando dos días después de ver ‘Tenebre’ fui a visitar a mis amigos a Roma. Les acompañé a hacer unas compras y de pura casualidad me encontré en uno de los lugares que más aprecio, que representa mucho para mí y que en aquel momento nadie sabía dónde estaba: el centro comercial Le Terrazze de Casalpalocco [muy cerca de Roma, camino a Ostia y el aeropuerto]. ‘Tenebre’ es una película que siempre me ha encantado, con una localización que siempre me ha parecido preciosa y una escena inolvidable.

John Saxon, en el rodaje de ‘Tenebre’.

– Y entonces te decidiste…
– Sí, fue aquella increíble y loca coincidencia la que me llevó a decidirme definitivamente a abrir la sección de localizaciones de Il Davinotti. Era una época en la que casi nadie buscaba esos escenarios «en serio», así que, junto con un amigo (el webmaster del sitio, muy bueno en su campo) comenzamos una sección dedicada a las localizaciones de las películas italianas o las extranjeras, pero ambientadas en Italia. Las hemos dividido en tres áreas: «para buscar«, donde se cuelgan fotogramas de escenas que no sabes aún dónde están ambientadas; «reportajes«, donde quién sabe dónde están ambientadas esas escenas lo escribe; y «verificado«, donde solo aparecen las localizaciones de las que estamos seguros y que hemos comparado con mapas y fotografías.

La localización de Le Terrazze.

– ¿No os tientan las películas rodadas en ciudades no italianas?
– Como te decía, escribimos principalmente sobre películas italianas (o coproducciones) rodadas en Italia o en el extranjero, y sobre filmes extranjeros siempre que tengan al menos una ubicación en Italia. No lo hacemos sobre películas extranjeras ambientadas fuera porque, por lo general, siempre hay en cada país un sitio que lo hace y para nosotros significaría con demasiada frecuencia copiar la información de otra web para poder ponerla en nuestro sitio. Y eso es algo que no me gusta hacer.

– ¿Y los libros? ¿Fueron iniciativa propia o te lo pidió alguna editorial?
– Fue el editor de Gremese quien me llamó un día. Conocía el sitio y me preguntó si estaba interesado en publicar una obra sobre el tema. De ahí nació una serie que toca las principales ciudades italianas: dos libros sobre Roma, uno sobre Venecia, uno sobre Nápoles, uno sobre Milán y otro más sobre Dario Argento. Disfruté mucho escribiéndolos y maquetándolos junto con otro querido amigo, Lorenzo Rumori, que también es colaborador histórico del Davinotti. Son textos ambientados de una manera bastante diferente a lo habitual y que aún me gusta releer de vez en cuando. Son todos a color, llenos de fotografías e información. En definitiva, un trabajo del que me siento orgulloso. No son perfectos y tal vez se podrían haber hecho mejor, pero pusimos todo de nuestra parte y el resultado creo que es interesante de leer, para quien quiera conocer mejor las ciudades en la forma como las hemos tratado. Ah… La parte gráfica de los libros también la he diseñado yo.

– ¿Cuál es tu método de trabajo? ¿Ves la película, capturas fotogramas y, ya sobre el terreno, tomas fotos y las comparas?
– Yo me ocupo principalmente de las localizaciones en Venecia, mientras que hay otros colaboradores que buscan películas ambientadas en ciudades que les gustan, ya sea la propia Venecia, Nápoles, Milán o Sicilia, para publicar los lugares de rodaje. A mí me toca prepararlos todos, insertarlos en el gran mapa que los contiene, recortar las fotos, ordenar los marcos, verificar que los lugares sean realmente los que están indicados… También hemos abierto una web paralela, que se llama Cineprospettive, que está especialmente dedicado a aquellos que quieren fotografiar localizaciones. Los marcos son más grandes, están divididos en ciudades y el que quiera tomar fotografías en la misma perspectiva que los fotogramas de las películas lo hace y nos envía las imágenes. Los arreglamos y los agregamos. Yo me encargué de tomar fotografías de Venecia, en particular, y algunas de Milán, por supuesto. Ahora me limito a buscar especialmente las venecianas, porque el tiempo que dedico a administrar el sitio todos los días ya no me permite buscar más.

El mapa de escenarios de la web Cineprospettive.

– ¿Con cuál de esos libros estás más satisfecho?
– Como soy veneciano, por supuesto que estoy más apegado al de Venecia, pero también disfruté mucho trabajando en los otros. El de Milán lo hicimos junto con Simone Pasquali, Andrea Martinenghi y Roberto Giani, amigos especialmente apasionados por los escenarios milaneses. Con Simone también hicimos el de Nápoles. Fue una experiencia maravillosa trabajar con todos ellos y siento que cada uno de esos libros está bastante bien elaborado y es único a su manera para aquellos a quienes apasiona el tema.

– ¿Y el libro sobre Dario Argento? Ya sé que te gusta mucho, pero ¿por qué este director y no otro?
– Para los de mi edad, Dario Argento no tiene rival en el género de terror y del suspense, aunque hoy ya no es lo que era. Es un director que siempre ha tenido una gran influencia en los realizadores italianos dedicados a ese género. Y, como decía, siempre ha cuidado mucho los escenarios de sus películas. Hacer un libro sobre él siempre había sido un sueño para mí. Y haberlo hecho con su ayuda es algo irrepetible. Le entrevistamos y nos contó muchas anécdotas relacionadas con la elección de sus localizaciones, que integramos luego con nuestra información. Así que poder encontrar en un libro no solo las imágenes de los lugares donde filmó sino también lo que le llevó a a tomar ciertas decisiones fue una experiencia inolvidable para mí y sentí una gran satisfacción. Es una de esas cosas de las que puedes decir luego «está bien, ahora puedo morir feliz».

El director Dario Argento.

– Para acabar, algo que me intriga: ¿qué hace un veneciano como tú en Milán?
– Trabajo, simplemente. En 1994 marché de Venecia para asistir a una escuela de Diseño Gráfico milanesa y luego encontré trabajo allí. Al final, no me he movido de Milán, también porque las oportunidades para los diseñadores gráficos son infinitamente menores en una ciudad como Venecia. Por supuesto que vuelvo allí cuando puedo. Tengo amigos, mis hermanos, mis nietos y mis padres siguen allí. Y es una ciudad que me encanta, hermosa, única. Caminar por sus calles sin encontrar nunca un coche es algo que no tiene comparación, diría yo. Y si consideramos que su arquitectura mezcla el arte bizantino con la experiencia italiana, podemos decir que Venecia puede gustar o no, por supuesto, pero es una ciudad como ninguna otra en el mundo.