Ya ni me acuerdo de cuando empecé a visitar el Salón del Cómic de Barcelona, que este año llega a su 41ª edición. Pero yo diría que fue desde el principio, a inicios de los años 80. En esos primeros tiempos acudí como periodista especializado, enviado por el añorado Josep Maria Huertas Claveria, entonces mi redactor jefe.
Años y diversas jefaturas y secciones más tarde, lo visité anualmente como buen aficionado (más que experto) en el tema, aunque ya no tuviera la responsabilidad de informar en mi diario sobre esta fiesta de los tebeos. Es curioso como en ciertas épocas mi carrera profesional se alejó (involuntariamente) de las áreas que más me gustaban y dominaba. Aún busco a los culpables de tal desatino.
Pero volvamos al presente. En esta ocasión, como ya ocurrió en el 2022, me ha facilitado gentilmente el acceso al salón mi estimado Cels Piñol. Desde el cambio de dirección y personal en el gabinete de prensa de la entidad organizadora, se ha producido un olvido de los periodistas veteranos. El éxito económico de la feria es tal que ya no nos necesita. Más bien somos un engorro que da guerra.
A lo que iba. Además de reconocido autor de historietas y editor, Piñol es el comisario de dos de las exposiciones, que visité este pasado viernes, día 31, gracias a su amable invitación. Una de ellas, ‘Puntos de cordura: el rol, los cómics y el cine de Álex de la Iglesia‘, dedicada a la faceta gráfica del conocido director de cine vasco. Dibujos, cuadernos de trabajo, ilustraciones, diseños para juegos de rol, bocetos y storyboards para sus películas forman parte de la muestra.
La otra exposición que cuenta con el asesoramiento de Piñol y de Borja Crespo, asesor de contenidos del salón, es la titulada ‘Gracias, Carlos‘, en homenaje al recientemente fallecido Carlos Pacheco, uno de los grandes autores de la historieta española, con amplia carrera en EEUU. La muestra incluye obras de Bill Sienkiewicz y otros 16 autores, que posteriormente fueron subastadas en beneficio de la Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica.
La muestra más destacada, en mi opinión, es ‘Daniel Torres: la arquitectura de las viñetas‘, dedicada al ganador del Gran Premio de Comic Barcelona 2022 y comisariada por uno de los grandes expertos de nuestro país, Antoni Guiral, notable historiador del mundo de la historieta.
La exposición está dividida en 10 apartados, desde sus primeros pasos hasta algunos de los personajes creados por el autor valenciano a lo largo de sus 40 años de carrera, como Claudio Cueco, Opium, Roco Vargas y el dinosauro Tom. Destaca el apartado dedicado a su libro ‘Toda la verdad sobre lo ocurrido‘, que incluye 12 láminas dedicadas a sus maestros y sus personajes más importantes.
Además, el salón ha organizado sendas muestras dedicadas a los 75 años de Zipi y Zape, los traviesos gemelos creados por Josep Escobar, y ‘Magas del humor‘, con obras y biografías de una treintena de autoras relacionadas con el humor gráfico, tanto de jóvenes surgidas en los últimos tiempos gracias a internet y las redes sociales como algunas pioneras que colaboraron en diferentes diarios y revistas.
El apartado de exposiciones se completa con ‘David López, el dibujante d20 caras‘, sobre este autor canario que trabaja para editoriales estadounidenses como Marvel y DC; ‘WOW!, fragmentos imaginarios de Genie Espinosa‘, dedicada a la autora galardonada con el Premio Autora Revelación Miguel Gallardo en Comic Barcelona en 2022; y ‘Comic Art Europe: Visions of Tomorrow‘, con trabajos de cinco artistas seleccionados por esa iniciativa.
Finalmente la muestra Beca Carnet Joven exhibe las tiras cómicas presentadas por el ganador y finalistas de la esa beca promovida por la Generalitat: Jaume David Bernabeu Volpini, con ‘Fake News, la casa de les mentides’; Àlex Àlvarez Aranda, Arnau López Mazorriaga, Sara Aguilar Perea y Anabel Collado López.
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