Hoy es Domingo de Resurrección. Ha sido una Semana Santa en la que, griposo, reconozco haberme tragado un montón de películas y telefilmes religiosos o pararreligiosos, desde la madre Teresa de Calcuta con ojos de Olivia Hussey, hasta la historia bíblica de José y sus hermanos, y donde Martin Landau podía ser tanto Jacob como Abraham, pasando por Barrabás, el bandido liberado por Pilatos en vez de Cristo y con rostro de Anthony Quinn…
También he visto, en una reciente colección de Ingmar Bergman en dvd, Fanny y Alexander, donde el odioso obispo y padrastro del protagonista maltrata a su esposa y a los hijos de ella (echen una ojeada a esta entrada del blog de Desconvencida; merece la pena).
Me recordó al arzobispo de Madrid, monseñor Antonio Rouco Varela, que quiere cerrar la parroquia madrileña de San Carlos Borromeo, en Entrevías, dentro del barrio de Vallecas. Los pobres, si son rojos, molestan.
Menos mal que, pese a esta Iglesia, hay otras iglesias y otros curas.
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