Estos días hemos estado en Sant Llorenç de Morunys. Un amigo nos había hablado de este pueblecito, situado a los pies del pantano de la Llosa del Cavall y centro del Valle de Lord (una toponimia que viene del latín) y decidimos ir tres días para visitar la zona y hacer un par de excursiones.
Una de ellas fue hasta las fuentes del río Cardener, y otra, al Santuario de Lord. Pero la más interesante, sin duda, fue a la prisión natural de la sierra de Busa. Os voy a explicar algunas cosas de la ruta, que es muy chula, y del lugar, que es muy interesante, pero también os aviso: no logramos llegar a ella. Así como suena.
Primero, dejadme que os hable de Sant Llorenç, un pequeño municipio del Prepirineo catalán, perteneciente a la comarca del Solsonés, en la provincia de Lleida. Está situado al sur de la sierra del Cadí, en medio de un triángulo imaginario ubicado entre las localidades de Berga, La Seu d’Urgell y Solsona.
El pueblo tiene un minúsculo casco histórico en forma de pentágono, enmarcado por lo que en su tiempo fueron murallas medievales, con algunas torres. Un conjunto monumental a cuyo interior se accede a través de seis entradas, entre las que destacan los arcos de medio punto del Portal del Canal, junto a la iglesia; el del Vall Fred (o del Puig) y el de la Pietat (o de l’Era Nova).
En ese núcleo histórico hay media docena de calles más bien empinadas y dos plazoletas: la plaza Major y aledaños, donde se concentran tres panaderías y dos bares (Cal Martino y El Celler, propiedad de un hincha del Athletic de Bilbao); y la plaza de la Església, presidida por el monasterio de Sant Llorenç de Morunys.
En este último hay que destacar su pequeño, austero y bonito claustro del siglo XVI y la iglesia, una hermosa muestra del románico catalán que acoge dos tesoros: su espectacular órgano, recientemente restaurado; y la capilla de la Mare de Déu dels Colls, con un maravilloso retablo del barroco tardío.
Fuera de las murallas, un paseo hasta el cementerio y la ermita de la Mare de Déu dels Angels os permitirá asomaros a una especie de balcón natural desde donde se ve una panorámica magnifica del embalse y las montañas que lo rodean. No muy lejos encontraréis la oficina de turismo y una quesería artesanal.
A unos cinco kilómetros, se encuentra el santuario de la Mare de Déu de Lord. Situado sobre una planicie, llamada Mola de Lord, a 1.150 metros de altura, el edificio domina todo el Valle de Lord. El templo, de una nave, está cubierta con bóveda de cañón sobre arcos fajones y capillas laterales entre los contrafuertes. La fachada es de una gran sencillez y al lado está un campanario de dos cuerpos. Las ovejas de los monjes que allí residen campan a sus anchas.
Para visitar el santuario lo ideal es realizar la excursión que propone tanto la oficina de turismo del Vall de Lord como la del Solsonés: una caminata de unos siete kilometros (podéis ver la ruta, aquí), aunque los más valientes suelen hacer otra más larga, de casi 12 kilómetros. Los menos andarines usan el coche.
En este caso, se sale desde Sant Llorenç de Morunys por la carretera LV-4241 en dirección a las pistas de esquí de Port del Comte. Pasado el kilómetro 31, tras una curva, a la izquierda, se encuentra el desvío que hemos de tomar. Si siguiéramos la carretera hasta Coll de Jou, otra bonita parada que merece la pena hacer y visitar es la del Mirador de la Creu del Codó.
Una vez tomado el desvío hacia el Santuario de Lord, casi enseguida veremos la bonita ermita de Sant Serni del Grau. En esta zona están haciendo obras para habilitar un aparcamiento y mejorar los accesos a la zona. Una pista asfaltada de unos tres kilómetros, que pasa bajo la sierra de la Creu del Codó por el túnel del Roc Foradat, nos permite llegar al aparcamiento del santuario. Desde este punto, un empinado camino nos lleva hasta lo alto de la Mola de Lord en media horita.
El edificio actual del santuario data del siglo XIX, aunque existen vestigios del siglo X. Durante el siglo XIX, el lugar fue hospital y cuartel de las tropas carlistas, que terminó por ser destruido por parte de las tropas liberales. Un cañón que fue utilizado por los carlistas queda como mudo testimonio de aquella contienda.
Para que esta entrada no sea un rollo y se alargue en exceso, dejo para la próxima semana la peripecia para llegar a la prisión de Busa. Así que… continuará.
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