El triunfo del Irún sobre el Madrid, en el último suspiro, me reconcilia con el fútbol, con la frase de «fútbol es fútbol». 
Está visto que la Copa es el campeonato de los pobres, donde todo es posible. En el fondo, es el mejor fútbol, donde los millones y las estrellas no sirven frente a la pasión y el deseo de jugar y de ganar.  Y un chaval desconocido, Eneko Romo, es nuestro nuevo David frente a un Goliat merengue.