Hay cosas que se nos olvidan fácilmente… o que las nuevas generaciones quizá desconocen.
Cosas que se cerraron en falso tras la transición. Francisco Franco murió en 1975, pero sus herederos aún siguen presentes y no se ocultan ni avergüenzan.
Os cito una frase de Amnistía Internacional:

En España, más de 100.000 personas desaparecieron durante la Guerra Civil y el régimen franquista.
Casi 40 años después del fin de la dictadura, sus familias siguen esperando verdad, justicia y reparación.

Uno de esos desaparecidos es, era, mi bisabuelo. Su hijo, mi abuelo, se libró de dos condenas a muerte, pero pasó varios años en prisión. Nunca tuvo un arma en las manos, pero la rebelión franquista le cogió en zona nacional y fue detenido y encarcelado. Su delito: ser un trabajador, un sindicalista, un hombre bueno…
Hoy ha habido múltiples actos en favor de no dejar de lado ese olvido, concretado en un apoyo a la figura del juez Baltasar Garzón.

Con las víctimas en mente y las leyes internacionales en la mano, ahora observamos con una enorme preocupación que el Tribunal Supremo considere delito de prevaricación las investigaciones de las desapariciones forzadas durante la Guerra Civil y el franquismo.