Vuelvo a echar mano de mi admirado Cees Nooteboom para hablaros de otra de las aficiones venecianas que también comparto con él: admirar y, en muchas ocasiones fotografiar, los cientos, miles de leones que hay en Venecia. Dice el escritor en su magnifico libro ‘Venecia. El león, la ciudad y el agua‘ (El Ojo del Tiempo. Editorial Siruela. 2020).
«A lo largo de los años, he conseguido hacerme con una buena colección de fotografías; las diferencias entre unos leones y otros son muy notorias. Si nos fijamos bien, el de la Piazzetta tiene cara de viejo enojado sobre un ancho collar babilónico (…) El del Museo Storico Navale es de madera dorada; además de sujetar una espada en la pata derecha, lleva una corona en la cabeza».
Y prosigue: «Mis favoritos son los que están en el muro del Ospedale, al lado de la Basílica dei Santi Giovanni e Paolo y de los grandes reyes afligidos que custodian el Arsenale (…) El día en que Venecia se sumerja en las aguas, todos los leones de la ciudad alzarán el vuelo como un escuadrón letal, girarán por última vez alrededor del campanile emitiendo el rugido de cien bombarderos y, a continuación, desaparecerán sobrevolando la laguna como un poderoso eclipse solar, mientras la ciudad se hunde detrás de ellos».