Este nombre, Sergio Ramos Cebrián, es probable que no les suene de nada. Pero si añado el de Ojos de Brujo, seguro que les aporto alguna pista más.
Batería de la banda, acaba de publicar su primer libro, una especie de biografía poética de la formación, que ha titulado Los tripulantes de la nave bruja (Ediciones Bellaterra. 20 euros), y subtitulado Cronopios y leyendas de los Ojos de Brujo.
Sergio es casi como de la familia. Sobrino de una buena amiga, he visto desde lejos su evolución, desde sus primeros pinitos hasta su actual trabajo, como integrante de uno de los mejores grupos de música del mundo.
En su biografía, Sergio explica que él era un «chaval de la Verneda, que a los 19 años curraba en la Seat, porque su padre era metalúrgico, y que nunca había querido ser músico profesional».
Lo cierto es que tras pasar por diferentes grupos (Los Negativos, Goma 2, Primera Línea), colaborar en Trasformadors, estudiar e impartir música, descubrir el jazz y embarcarse en esta penúltima nave, Sergio me ha vuelto a soprender.
Su libro destila pasión por los cuatro costados e incorpora una poesía final cuyo título es toda una declaración de principios: «Perdedores, nunca vencidos»
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