No sé muy bien por qué razón, pero anoche me vino a la memoria un viejo romance castellano.
Lo cantaba un grupo de amigos leoneses de bucólico nombre: Hierba del Campo.
La historia se titula El arriero de Bembibre y me pareció harto simbólica. Bembibre es un pueblo de la comarca leonesa del Bierzo.
La reproduzco, por si alguien desea leerla. Yo he vuelto a disfrutar con ella.
Dice así:
Caminito de Bembibre / caminaba un arriero,/ buen zapato, buena media,/ buena bolsa con dinero./
Arreaba siete machos,/ ocho con el delantero,/ nueve se pueden contar/ con el de la silla y freno.
Detrás de una encrucijada/ siete bandidos salieron:/ –«¿A dónde camina el mozo,/ a dónde va el arriero?»/ –«Camino para Bembibre/ con un recado que llevo.»
–«A Bembibre iremos todos/ como buenos compañeros./ De los siete que aquí vamos/ ninguno lleva dinero.»
–«Por dinero no asustarse/ que el dinero yo lo tengo./ Que tengo yo más doblones/ que estrellitas tiene el cielo.»
Ellos, como eran ladrones/ se miraron sonriendo./ Ya llegaron a una venta,/ echaron vino y bebieron/ y el primer vaso que echaron/ fue para el mozo arriero.
–«Yo no bebo de ese vino/ que me sirve de veneno,/ que lo beba el rey de España/ que yo por mí no lo bebo.»
Al oír estas palabras/ los puñales relucieron./ El arriero sacó el suyo,/ que era de brillante acero./ Del primer golpe que dio,/ los siete retrocedieron;/ al segundo que tiró,/ cinco cayeron al suelo.
Gritos daba la ventera/ por ver si la oía el pueblo./ Ha llegado la justicia,/ le han llevado prisionero./ Escribe una carta al rey,/ contándole aquellos hechos./ Cada renglón que leía/ el rey se iba sonriendo.
–«Si mató cinco ladrones,/ como si matara ciento./ Siete reales tiene el mozo/ mientras viva en este reino.»