El pasado fin de semana, paseando por Venecia, descubrí a Ripollés.
Lo de pasear por la ciudad de los canales puede parecer puro esnobismo, pero para mi no lo es: es la octava vez que la visito y no como periodista invitado, sino pagando mi estancia como cualquier turista. O más bien como viajero.
En los últimos años me he alojado en casas venecianas y he vivido como ellos: comprando en sus tiendas y supermercados, despertándome con el sonido de las campanas de las muchas iglesias de la ciudad, paseando por calles solitarias (y sucias muchas veces) a escasos metros del bullicioso y turístico centro.
Como decía, el fin de semana descubrí a Ripollés en Venecia. Me refiero al pintor, escultor y grabador castellonense conocido como Joan Ripollés y también como Juan García Ripollés. Nacido en la Plana Alta, el artista exhibe 16 esculturas gigantes en Venecia y Murano, de forma parecida a lo que ha hecho el polaco Igor Mitoraj en la rambla de Catalunya de Barcelona.
La cuestión es que sólo he encontrado la noticia en diarios locales, como El Periódico del Mediterráneo, Levante y Las Provincias, además de esta entrevista, y eso que es el segundo escultor del mundo, tras el colombiano Fernando Botero, que ha sido autorizado a mostrar sus obras en las calles de la ciudad italiana.
Mitoraj y Botero son ampliamente conocidos. Ripollés, aquí, no tanto.
Debe ser cuestión de márketing.
Deja una respuesta