Estamos a punto de entrar en la jornada de reflexión previa a las elecciones al Parlament de Catalunya del 1 de noviembre.
Últimamente oigo a parientes y amigos que no saben a quien votar.
He revisado las promesas que hicieron hace tres años los diferentes candidatos y partidos y también lo que dicen que han hecho durante la pasada legislatura.
Además, he echado un vistazo a los programas actuales.
O sea, un curro, sobre todo por la palabrería de algunos.
Al final del camino he tomado una decisión: votaré a quien me parece más honesto, porque la honestidad, la capacidad de ser honrado y decente es una virtud tan necesaria como en desuso…