Estos días mi admirado Alfred Hitchcock está siendo homenajeado por activa y por pasiva a raíz del 40º aniversario de su muerte, ya que el mago del suspense falleció el 29 de abril de 1980. Hasta nuestro amigo y crítico feroz Carlos Boyero le dedicó un amplio artículo en El País, titulado “Tan gordo, tan retorcido, tan genial”.
Pero buscando otras cosas que no fueran las tópicas referencias a sus conocidas manías o a su legado, inmenso e indudable, he encontrado un vídeo en YouTube que muestra los ‘cameos’ (breves apariciones sin frase) que solía efectuar en sus películas. Y yo, que comparto fecha de aniversario con don Alfredo, prefiero recordarle más por estos destellos de humor. Este texto lo publiqué originalmente en Notodocine.
Se cuenta que, muy al inicio de su carrera, cuando las producciones eran tan baratas que no había dinero para pagar a la figuración, Hitchcock se colocó como tal en ‘The Lodger’ (1927), también conocida como ‘El enemigo de las rubias’. Aquí, aparecía de espaldas, en la redacción de un diario y mirando por el balcón.
Sin duda, al realizador le empezó a coger gustillo el asunto y a usarlo como una especie de firma cotidiana de sus filmes, algo que hizo ya habitualmente desde 1937 y con una única excepción: ‘La posada de Jamaica’ (1939). En total, aparece en 40 de sus películas, y en un par de ellas en forma de una fotografía dentro de cuadro: ‘Náufragos’ (1944) y ‘Crimen perfecto’ (1954).
Para no cansaros con la lista completa, algunas de las apariciones que más me gustan son estas:
>En ‘Blackmail’ (‘La muchacha de Londres’, 1929) va leyendo un libro en el metro cuando un crío le hunde el sombrero en la cara y él se levanta con el propósito de reñirle.
>En ‘Inocencia y juventud’ (1937), es un fotógrafo que intenta tomar una foto a la salida de un juicio con la cámara sobre su barriga, sin lograrlo.
>En ‘Alarma en el expreso’ (1938), se pasea vestido con un abrigo negro, fumando un cigarrillo, en la Estación Victoria.
>En ‘Rebeca’ (1940), está esperando ante una cabina a que George Sanders acaba de de hablar por teléfono, mientras les observa un policía.
>En ‘La sombra de una duda’ (1943), está jugando a cartas.
>En ‘El proceso Paradine’ (1947), se baja de un vagón de tren en la estación Cumberland con el estuche de un violonchelo en la mano.
>En ‘Extraños en un tren’ (1951), el instrumento es más grande: sube al tren del que desciende Farley Granger con el estuche de un contrabajo.
>En ‘La ventana indiscreta’ (1954), en el piso del pianista, dando cuerda a un reloj.
>En ‘Atrapa a un ladrón’ (1955), está sentado en el autobús al lado de Cary Grant.
>En ‘Vertigo’ (1958), vestido con traje gris, lleva una especie de cuerno en las manos.
>En ‘Con la muerte en los talones’ (1959), intenta coger el autobús, que se le escapa.
>En ‘Los pájaros’ (1963), sale de una tienda de animales con sus propios perros.
>En ‘Cortina rasgada’ (1966), sostiene un bebé sobre una rodilla, sentado en el vestíbulo del Hotel d’Angleterre, y lo cambia de una rodilla a la otra.
>En ‘Topaz’ (1969), está en el aeropuerto, donde le sientan en una silla de ruedas, de la que se levanta solo.
>En ‘Frenesí’ (1972), con un bombín en la cabeza, es uno de los curiosos que observa un cadáver en el río Támesis.
Aquí os he citado unas cuantas apariciones del genial director inglés, pero si queréis ver la lista completa, podéis encontrarla en este enlace de la Wikipedia (en inglés), que además permite consultarla por años y también ver en qué minuto de la película ocurre.
Deja una respuesta