Aunque yo ya había incluido a ‘Los Bridgerton’ entre mis diez series favoritas del año 2021, en un texto publicado en diciembre en la web de Nosolocine.net y también aquí, en este mismo blog, lo cierto es que ha sido un comentario en Twitter de la crítica de cine Beatriz Martínez el que me ha impulsado a escribir estas lineas sobre la segunda temporada de esta serie de Netflix, que he publicado inicialmente también en Nosolocine y replico aquí.

Mi apreciada Beatriz decía lo siguiente:

Como veis por mi respuesta, ambos estábamos enganchados.

Los libros de Julia Quinn, en Ediciones Urano.

Para no adelantar acontecimientos y para quienes aún no sepan nada de esta serie, dejadme que os explique algunas cosas sobre ella, aunque alguna igual os suena ya conocida. Se trata de una ficción basada en unas novelas románticas de carácter histórico de la estadounidense Julia Quinn. Esta escritora, con elementos comunes a autoras como Corín Tellado, Danielle Steel y E. L. James, posee un humor soterrado y un calado feminista que la hacen mucho más atractiva.

Quinn ya era una autora superventas (ojito, que sus obras están traducidas a más de 40 idiomas), cuando la productora y guionista Shonda Rhimes, la famosa creadora de la longeva ‘Anatomía de Grey‘, compró los derechos de la saga Bridgerton (en principio, ocho títulos, más unos ‘epílogos’ y una novela final) para adaptar sus tramas para Netflix. La primera temporada de la serie adapta la entrega inicial, titulada ‘El duque y yo‘, y la segunda versiona la posterior, ‘El vizconde que me amó‘, ambas publicadas originalmente en el año 2000.

La familia Bridgerton casi al completo (falta la niña pequeña).

Los Bridgerton son una familia de la alta sociedad londinense del periodo llamado de Regencia (hacia las décadas de 1810 y 1820), cuando el estado mental del rey Jorge III de Inglaterra no le permitía gobernar y, hasta la llegada al trono de su hijo Jorge IV, la Corte fue controlada por su madre, la reina Carlota.

El clan está formado por la viuda de un vizconde (de 47 años al inicio de la trama, situada en 1813), y sus ocho hijos (cuatro chicas y cuatro chicos de entre 10 y 29 años), todos ellos con caracteres muy diferentes, pero muy unidos a su madre.

Los ocho primeros episodios se centran en la presentación en la Corte de Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor) al cumplir 21 años, siendo ella la elegida por la reina Carlota como el ‘diamante’ de la temporada, o sea, la debutante más prometedora. El hecho desata una carrera de posibles pretendientes, deseosos de casarse con la joven, que son analizados por el hermano mayor, Anthony, que ha de adoptar el papel fiscalizador del padre ausente.

Rege-Jean Page y Phoebe Dynevor, en una escena de la primera temporada de la serie.

Sin destripar más la trama, y como quizá el lector sospeche, en la elección del futuro marido por parte de Daphne habrá más lugar para el amor que para los intereses sociales y económicos a que tan aristocrático enlace obliga: hay incluso un príncipe prusiano entre los aspirantes a la chica.

En paralelo a la historia de amor, otras subtramas van apareciendo, siendo una de las más divertidas la referida a la misteriosa Lady Whistledown. Esta escritora es la autora de una especie de revista del corazón ‘avant la lettre’: un folleto de cuatro páginas en el que aparecen, con humor y tono crítico, los rumores y chismorreos que recorren la alta sociedad inglesa de la época. Al final de la primera temporada se descubre quien es el personaje misterioso, cuya voz en off original corresponde a la de Julie Andrews.

Tanto en esta primera como en la segunda temporada, el retrato de los personajes es magnífico, especialmente el de las mujeres. En este sentido, el equipo de ocho guionistas de Shonda Rhimes, encabezados por su mano derecha, Chris Van Dusen (‘Scandal’, ‘Anatomía de Grey’, ‘Sin cita previa’), han sabido aportar las necesarias dosis de intriga, emoción, secretos, aventuras y amoríos a unas historias románticas que van más allá y proporcionan toques de modernidad y feminismo a las mujeres protagonistas sin que resulten chocantes para la época en que están ambientadas.

Golda Rosheuvel encarna a la reina Carlota.

Naturalmente, si hiciéramos caso de la realidad histórica, habría mucho de que hablar, como la inclusión de una diversidad racial inexistente en la época. Aquí, actores negros, indios y orientales interpretan a buena parte de los aristócratas de esta Corte británica ficticia en la que, incluso, la reina Carlota está representada por la actriz británica de origen guyanés Golda Rosheuvel y el duque del título es el actor británico de origen zimbabuense Rege-Jean Page, quien, por cierto, no aparece en la segunda temporada.

Pero volvamos a la segunda temporada de la serie, que es la que acaba de estrenar Netflix y de la que os quiero comentar algunas cosas.

La trama, en esta ocasión, se centra en el hijo mayor, Anthony, actual vizconde y jefe de la casa Bridgerton. Tras su aventura amorosa de la primer temporada, aquí ha decidido sentar cabeza, casarse y formar una familia. Lo interpreta Jonathan Bailey (1988), el actor británico que encarnó a Leonardo da Vinci en la serie ‘Leonardo’.

Los guionistas le han proporcionado un traje a medida con las dosis justas de drama y también comedia: es un ser humano con sus debilidades y no un musculoso galán; tiene un pasado relacionado con la muerte de su padre que le atormenta; es todo un caballero con un excesivo sentido del deber, empeñado en asumir más responsabilidades de las que quizá debería; y, en definitiva, es un joven abrumado por unos sentimientos que no sabe cómo afrontar.

Simone Ashley y Charithra Chandran, delante, con Adjoa Andoh y Shelley Conn, detrás.

Y frente a Anthony, uno de los solteros más cotizados de la Corte, aparecen dos damas procedentes de la India, las hermanas Kate (Simone Ashley), la mayor, una belleza con carácter, y la menor y más calmada, Edwina Sharma (Charithra Chandran), acompañadas de su madre viuda, lady Mary (Shelley Conn), una noble que se escapó en su día con un contable indio.

A la primera la conocerá Anthony en un paseo matutino a caballo, sin saber de quién se trata hasta días más tarde, precisamente cuando la segunda, protegida por la influyente Lady Danbury (maravillosa Adjoa Andoh), sea nombrada diamante de la temporada por la reina. La intención de Anthony de pedir a Edwina que se case con él chocará con la oposicion a ese matrimonio por parte de Kate, al mismo tiempo que la tensión sensual entre esta última y el vizconde irá en aumento y provocará no pocos problemas.

Julia Quinn, entre las actrices Claudia Jessie y Nicola Coughlan.

Pero, además, hay un puñado de personajes femeninos a cual mejor. Dejadme que os cite algunos. Para empezar, la valiente Eloise (Claudia Jessie), la segunda de las hermanas Bridgerton a punto esta vez de hacer su debut en sociedad, algo que odia. Su defensa del papel de la mujer más allá del matrimonio la convierte en un antecedente de las sufragistas inglesas.

En esta ocasión, su amistad con Penélope Featherington (la bajita Nicola Coughlan, toda una sorpresa) se verá tambaleada a causa de los escritos de la misteriosa Lady Whistledown.

Polly Walker, la Portia Featherington de la serie.

A destacar el papelazo de Polly Walker como madre de Penélope, la retorcida y ambiciosa Portia Featherington, es una leona que lucha para que sus dos hijas mayores puedan casarse, mientras aparece un primo de su difunto esposo, el heredero (masculino, claro) del título de lord. Y para acabar, la propia jefa del clan Bridgerton, Lady Violet, a quien encarna con gran delicadeza Ruth Gemmell.

Todos ellos, son excelentes actores de la escena, el cine y la televisión inglesa. Su buen trabajo, la excelencia de los guiones, la cuidada ambientación a la que nos tienen acostumbradas las magnificad producciones británicas y una dirección que no se hace notar (lo cual es un elogio, en este caso), hacen de esta segunda entrega de ‘Los Bridgerton’ una serie sumamente disfrutable… y no sólo por las espectadoras femeninas.