El otro día os hablaba de ‘Venetian bird‘ (1952), filme británico que en castellano se llamó ‘Intriga en Venecia‘. Sólo 15 años después de su estreno, se rodó una nueva película de espionaje ambientada en la ciudad de los canales, tan enrevesada como la anterior y con igual título en su versión española, pero ligeramente diferente en su original inglés: ‘The Venetian Affair‘ (1967)

Y como tal ‘asuntillo veneciano’ era una producción estadounidense, o sea, que había pasta de por medio, probablemente intentaron emular el éxito de los 007 de Sean Connery rodando en color, en exteriores de Venecia y con un amplio reparto internacional, encabezado por Robert Vaughn, muy popular entonces gracias a su papel de espía en la serie ‘El agente de C.I.P.O.L‘.

Pero vayamos por partes. El alma del asunto fue Jerry Thorpe (1926-2018), hijo del actor y director Richard Thorpe, que ya era un conocido productor ejecutivo de series de televisión de los años 1950 y 1960 (‘Los intocables’, y años más tarde, ‘Kung Fu’, ‘Harry O’ y ‘Falcon Crest’, entre otras). Y si bien había dirigido algunos episodios de sus teleseries, ‘Intriga en Venecia’ supuso su bautismo como director (y productor) de un largometraje de cine.

Para ello compró los derechos de una novela de espionaje de la superventas Helen MacInnes y se asoció con E. Jack Neuman, un veterano guionista televisivo de ‘Los intocables’, ‘Bonanza’, ‘La dimensión desconocida’ y ‘Doctor Kildare’, y le encargó la adaptación del libro. Además, contrató al gran Milton R. Krasner (‘Eva al desnudo’) como director de fotografía, y al músico Lalo Schifrin (‘Misión imposible’) para componer la (pegadiza y algo reiterativa) banda sonora.

Boris Karloff y Robert Vaughn.

Para completar el conjunto, contrató al citado Robert Vaughn para interpretar a un periodista dado a la bebida y antiguo agente expulsado de la CIA; a Boris Karloff, mítico actor del cine mudo, para encarnar a un misterioso doctor; y al actor austriaco Karl Böhm, como malo de la película, en un papel muy alejado del personaje de emperador Francisco José I de Austria, en la trilogía de Sissi, que tanta fama le había proporcionado unos años antes.

Karl Böhm.

Y precisamente es con este actor que se inicia el filme. Disfrazado con unas gruesas gafas de pasta, con la basílica de fondo, Böhm camina por la Piazza San Marco. Se abre paso entre decenas de palomas y se acerca a alguien sentado en una de las mesas exteriores de uno de los cafés de la plaza. Poco después sabremos que es un diplomático de EEUU.

El hombre se mueve como un autómata y sigue a Böhm hasta un muelle cercano. Ambos se suben a una lancha y la motora les traslada hasta un edificio próximo a la Basílica de Santa Maria della Salute, donde el diplomático acude a una conferencia de paz, donde se negocia el desarme nuclear. Pero el hombre extrae un bolígrafo de un cuaderno de notas, que libera un muelle y acciona una bomba oculta, causando una masacre y provocando una crisis diplomática en toda regla.

Elke Sommer.

Es entonces cuando aparece un Vaughn borrachuzo, a quien envían a Venecia para investigar el caso. En realidad, la CIA está detrás de esta orden, porque la agencia sospecha que en el atentado podría estar involucrada la exmujer del periodista, una bella comunista encarnada por la sexi Elke Sommer. La bella actriz estaba de moda, tras haber protagonizado ‘El premio’, junto a Paul Newman, y enamorar a Peter Sellers en ‘El nuevo caso del inspector Clouseau’.

Felicia Farr y Ed Asner.

Los guionistas incluyeron a otro personaje femenino como interés amoroso del protagonista: la desaprovechada Felicia Farr, una interesante actriz que había protagonizado episodios de varias series y filmes como ‘Jubal’, ‘El tren de las 3:10’ y ‘Bésame tonto’. En 1962 se había casado con el gran Jack Lemmon. En ‘Intriga en Venecia’ era la secretaria del diplomático muerto al inicio.

El Ponte del Cavallo, al lado del Campo SS Giovanni e Paolo.

En cuanto a las localizaciones de la película, básicamente se reducen a tres, además de la inicial. Mientras se mueve por la ciudad, Vaughn es vigilado por aliados y enemigos. Uno de ellos le observa cuando llega en góndola hasta la Fondamenta Dandolo y al Campo Santi Giovanni e Paolo, una de las grandes plazas de Venecia, presidida por el monumento ecuestre del condotiero Bartolomeo Colleoni, obra de Andrea del Verrocchio, dedicada a un famoso guerrero y mercenario del siglo XV.

La Escuela Grande de San Marcos, en el Campo SS Giovanni e Paolo.

La Escuela Grande de San Marcos, que alberga el hospital civil de la ciudad, y la Basílica de los Santos Giovanni y Paolo, son los dos edificios más importantes de la citada plaza. El periodista entra en un pisito junto al Ponte del Cavallo, cuyo interior es una reproducción hecha en estudio, y tras recoger una maleta y un dibujo se dirige a la iglesia, cuyo interior no es el real, sino un plató.

Uno de los puntes de la Piscina San Samuele.

Otro escenario a tener en cuenta es el lugar donde se reúnen Vaughn y Böhm, situado en el muelle deportivo de la isla de San Giorgio Maggiore, con una preciosa vista del Bacino di San Marco, el Campanile y el Palacio Ducal. Y para acabar, un lugar poco habitual, pero que os invito a descubrir la próxima vez que vayáis a Venecia: los puentes metálicos de la Piscina San Samuele, donde se produce el tiroteo previo al desenlace de la película.