Santi Santamaría, afamado chef del restaurante Can Fabes, en Sant Celoni, firma semanalmente un artículo en el suplemento Magazine del diario La Vanguardia, como otros cocineros de prestigio lo hacen en diferentes medios de comunicación. Hoy en día son las estrellas del cotarro, sobre todo si aparecen en el firmamento de la Guía Michelin.
En su artículo del 5 de marzo, Santamaría explicaba lo duro que resultaba el negocio de la gastronomía y, en un momento dado, afirmaba: «Poder cobrar un plato de sardinas a 30 o 40 euros tiene su mérito».
Naturalmente no quiero sacar de contexto la frase, porque el chef añadía una explicación sobre los gastos de un restaurante, que dividía en tercios: gastos de personal, costos de los servicios generales y materia prima.
Hace poco un amigo acudió a su conocido restaurante y le cobraron un cantidad desmesurada por un platito de sus famosas fabes. Ahora mismo, su plato más barato creo que son unas verduras «a la cocotte a l’oli d’oliva» por… ¡35 euros!
Quizá haya llegado el momento de plantearse que comer bien no necesita escenarios de lujo ni tanto teatro.