Hace ya varios días que vi en el cine la espléndida, emotiva película El viento que agita la cebada (The wind that shakes the barley), una joya más de las que elabora desde hace años el director británico Ken Loach.
Su protagonista es Cillian Murphy, el mismo actor de Desayuno en Plutón (Breakfast on Pluto, de Neil Jordan. Murphy interpreta en ésta última a un personaje en las antípodas del joven doctor y guerrillero republicano irlandés de la primera, aunque para mí ambos filmes comparten mucho más de lo que a simple vista parece.
Me refería a El viento… porque es una historia que me hizo llorar. No suelo hacerlo. Quizá debido a mi antiguo oficio de crítico de cine y ocasional realizador, lo cual me ha facilitado la coraza necesaria para lograr distanciarme.
En dos momentos de la película, sin saber muy bien por qué, se me saltaron las lágrimas: uno, el primero, cuando Murphy se convierte en ejecutor; otro, cuando es ejecutado. Quien la haya visto, situará las escenas, y quien no lo haya hecho, espero no estropearles la trama, porque el desenlace es previsible.
Pero, lo cierto es que los sentimientos que la película ha provocado en mí vienen no sólo de la historia, política pero sin discursos políticos, centrada en una pequeña comunidad de irlandeses rebeldes, sino también de algunos paralelismos que Loach me hizo sentir con respecto al País Vasco.
Ojalá nuestro proceso de paz llegue a buen término sin más guerras, sin más cainismo.