Leo con retraso la noticia de la muerte del actor Fernando Cebrián, fallecido el pasado dia 31, a los 79 años.
Estaba a punto de tirar el ejemplar del jueves, 5, del diario El País cuando, al deslizar la mirada sobre una foto de Romy Schneider situada en la página 38, llegué al obituario de la página 39, que firmaba Ada del Moral.
Esta, directora de la revista Actores de la Unión de Actores y redactora de la revista Leer, le retrataba de la siguiente forma:
«Luchador infatigable, progresista, inteligente, cultivado, desinteresado, justo, ecuánime, amoroso, con el refinamiento de las almas delicadas y una educación profunda nacida de la buena pasta y el interés hacia el ser humano, digno hasta el final y ya para siempre, así era Fernando Cebrián, un hombre que nació bueno y eligió continuar siéndolo.»
Probablemente habrá mucha gente que desconozca quién era este artista. No me extenderé mucho, porque en estos enlaces de Culturalia, Teatralnet y CineyTeatro pueden hallarse algunas pistas sobre el intérprete, como la que cita las que ha escrito el Burgomaestre en el muy apreciable blog Lady Filstrup:
«De serena y digna apostura, fue un actor de matiz grave y solemne, pero sin afectación, poseedor de una dicción cristalina y, además, de la misma nobleza natural y sencilla que exhibió, en sus mejores momentos, un estelar Gary Cooper, pues como el ídolo hollywoodiense supo hacer de su integridad moral, un espectáculo»
Me importa más compartir con vosotros algunos recuerdos personales: el que tengo de este actor como intérprete de numerosas obras de Estudio 1 de TVE y de su personaje de alcalde en Crónicas de un pueblo; y el hecho de que fuera el tío carnal de mi buena amiga y periodista Maite Cebrián.
Con esta había yo hablado varias veces de esa herida de nuestra historia que aún sigue siendo el exilio republicano. Porque Fernando, como el padre de Maite y sus otros tíos, se vio obligado a huir a Francia junto a la abuela de mi amiga.
Un recuerdo que Fernando plasmaría años más tarde en su libro Recordatorio de mi primera incomunión, escrito hace 10 años e injustamente olvidado en alguna estantería.
Amigo Txerra, te agradezco mucho que me hayas citado en tu estupendo blog. Uno, mero espectador, simple aficionado, trata desde su rincón internáutico de comunicar en lo posible su gratitud por la labor que han desarrollado los actores (como antes hiciera con los dibujantes de tebeos), poniendo en ello las ganas de que dispone. Es una alegría encontrar que ello pueda revertir en el interés de los demás porque eso ayuda a mantener vivo el recuerdo de tanta gente que nos ha dado algo tan valioso como la diversión y, a veces, hasta la ilusión.
Sólo quisiera puntualizar un detalle y querría hacerlo sin parecer demasiado quisquilloso. Es ello que este burgomaestre no «cita» el párrafo que has tenido la gentileza de considerar digno de reproducción, sino que lo ha pergeñado él mismo, como buenamente ha podido.
Por lo demás, recibe un cordial saludo de tu nuevo amigo, el Burgomaestre de Guardia.
PD: tendrás que disculparme que en un comentario en mi blog te he re-bautizado como Txerra Cibrián… Sin duda «confundido» por el tema que estábamos tratando…
Fernando.
Desde este lado del charco donde vivo, ha venido a mi memoria aquella poesía que recitabas cuando apenas tenías 19 años. La tengo guardada en mi corazón. «La hermana», de Francisco Villaespesa.
Hoy la recuerdo más que nunca.
Fernando te quiero mucho. q.e.d.
Tú hermana Ana