El blog del periodista Txerra Cirbian

Categoría: Viajes (Página 3 de 11)

Pilar García Elegido

Pilar García Elegido (foto de Cultura Joven).

Pilar García Elegido es una premiada directora, productora y guionista madrileña, con varios cortometrajes, documentales y vídeos de creación a sus espaldas, así como asesora de cine en la Comunidad de Madrid. Pese a no conocerla personalmente, es de esas personas a las que sigo con interés a través de las redes sociales.

Sirva esta presentación para deciros que Pilar también es una amante de los viajes, con pequeños y muy cuidados vídeos, de destinos como La Habana, Malta, Cracovia, Johnaesburgo o Cádiz, entre otros. Y, naturalmente, Venecia. Se suma así a otros cineastas españoles que plasman en imágenes su admiración por la ciudad de los canales.

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El libro, el librero y el invitado

Como muchos sabéis, una de mis pasiones (y obsesiones) favoritas es Venecia. Estos días andaba buscando un libro de viajes de Jan Morris que es, quizá, lo mejor que se ha escrito sobre sobre la ciudad de los canales en este género viajero. En la búsqueda, estuve deambulando el pasado domingo por entre los puestos del Mercat de Sant Antoni de Barcelona.

De tanto en tanto, me acercaba al vendedor de un puesto con textos de viajes, historia o arquitectura, y le preguntaba si tenía algún libro de esos temas sobre Venecia. Pero nada. No había suerte. En un tenderete localicé un, bastante ilustrado, sobre música veneciana, pero lo deseché por ser muy sencillo.

De repente, en uno de los pasillos de entrada al mercado, pregunté sin demasiada esperanza al encargado. Para mi sorpresa, me aseguró que tenía varios, pero en Premià de Mar. Vaya, pensé. Qué mala suerte. Pero el hombre, que se me identificó como Àlex Pons, me pasó su tarjeta y su correo electrónico, para que le escribiera y recordara mi petición. Estaba un poco desilusionado, pero al ver el nombre de su librería, abierta en 2019, pensé que era una señal: L’Illa del Tresor.

Cuando llegué a casa y me conecté al ordenador, eché una ojeada a su web. Me gustó mucho la frase “Un espacio, muchos tesoros” sobre una foto en blanco y negro con la portada del cuento ilustrado ‘Mil abrazos y un pellizco largo’ (Lumen), de Albert Arrayás. También la forma de presentarse: “Documentalistas de formación y libreros de vocación. Ofrecemos un espacio para curiosear, descubrir y disfrutar con nosotros de libros con muchas historias que contar”. Y su lema: “Creemos en el valor de los libros y disfrutamos dándoles otra oportunidad”.

Pues nada, al día siguiente escribí a Àlex recordándole mi petición y me respondió al poco rato que no tenía el libro que yo estaba buscando (¡lástima!), pero sí otro: “Tengo a mano un ejemplar de ‘Historia de Venecia’ (Almed editorial, 2009), de John Julius Norwich. Es de tapa dura y en perfecto estado, cosido, descatalogado en este formato”. Me decía el precio (muy correcto) y que también “debo tener un par más, antiguos, en inglés”.

Hijo de un vizconde, título nobiliario que también heredaría, Norwich (1929-2018) fue un diplomático inglés y uno de los mejores y más populares historiadores británicos recientes, siendo autor de numerosos libros, programas de radio (presentó hasta un concurso de la BBC, ‘My Word!’) y unos 30 documentales para televisión. Durante unos años, a inicios de los años 70, fue presidente de la fundación sin ánimo de lucro Venecia en Peligro, dedicada a recaudar fondos para diferentes proyectos de restauración en la ciudad italiana.

Yo ya había usado esta ‘Historia de Venecia’ (“una obra fundamental e indispensable”, en palabras de mi admirada Jam Morris) como referencia en mis guías, ya que la red de bibliotecas de Barcelona me ha permitido consultarla cuando la necesité, pero mi glotonería de coleccionista bibliófilo me empujó a pedirle a Àlex Pons que me la trajera este domingo a Barcelona. Y esta mañana, puntual, me he acercado a su puesto en el Mercat de Sant Antoni para recoger la obra: más de 700 páginas de amena erudición histórica.

Mientras le pedía el libro, Àlex me ha comentado que el cliente con el que estaba hablando también era un gran fan veneciano. Ha echado un vistazo al volumen y, con un “ah, sí, Norwich”, ha asegurado tenerlo en su biblioteca. Luego hemos intercambiado unas palabras: él también ha visitado Venecia en más de 15 ocasiones, desde que tenía 19 años, cuando viajó allí por primera vez.

Era el momento de identificarme, pensé, y explicarles que había escrito una reciente guía veneciana y mi ‘Venecia de cine’, que espero actualizar pronto. El hombre, algunos años mayor que yo, se ha presentado como abogado y profesor universitario, de nombre Joan Ramón Rodoreda. Y en efecto, el señor es, ni más ni menos, que director honorífico del Máster en Empresa Internacional y Comercio Exterior del Instituto de Formación Continua de la Universidad de Barcelona. Toda una agradable sorpresa.

Entrevista en Radio Euskadi

Hace ahora justo un mes, Roge Blasco, un periodista vasco premiado por la Sociedad Geográfica Española y que presenta los programas ‘Levando Anclas’, desde 1984, y ‘La Casa de la Palabra’, desde 1997, en Radio Euskadi, me entrevistó con motivo de la publicación de la actualización 2021 de mi guía sobre Venecia (Ecos Travel Books), que había escrito en 2020, pero que la pandemia me obligó a poner al día. Fue una charla muy amena, en la que también nombramos mi libro ‘Venecia de cine’.
Este es el enlace al contenido del programa. La entrevista se inicia hacia el minuto 36 y la podéis oír directamente aquí abajo.

En referencia a nuestra charla, Roge escribió una entrada en su blog, titulada ‘Txerra Cirbián en una Venecia de cine, que reproduzco a continuación.

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Rutas y gastronomía de los Pirineos

En el mundo del periodismo de viajes, en el que hay excelentes profesionales, no es demasiado habitual encontrar libros colectivos. Los hay en muchos otros ámbitos (histórico, social, de investigación) incluso en la narrativa o la poesía, donde no es extraño encontrar recopilaciones de cuentos y obras de diversos poetas. Este texto se ha publicado originalmente como ‘Rutas a pie y toques gastronómicos en los Pirineos», en Nosolocine.

Por eso me ha sorprendido gratamente el recién publicado ‘Gastrorutas por los Pirineos’, escrito a seis manos por tres periodistas de viajes, el vasco Txusma Pérez Azaceta, el aragonés Eduardo Viñuales y el argentino radicado en Catalunya César Barba. Un texto que, además, está prologado por el cocinero Martín Berasategui. Lo acaba de sacar de la imprenta la pequeña editorial Ecos Travel Books.

El famoso chef guipuzcoano, con 12 estrellas Michelin (tres de ellas en su restaurante de Lasarte), explica muy bien el trasfondo del libro: una “propuesta sencilla y honesta, salir de excursión por el Pirineo y coronar el paseo con una comida a pie de montaña”. Una idea surgida de la unión de tres amigos que “han decidido unir esfuerzos para dar a conocer un puñado de rutas” por la cordillera pirenaica, acompañadas de explicaciones sobre productos gastronómicos de cada zona y de “restaurantes, fondas y mesones donde reponer fuerzas”.

El resultado son 30 rutas sin especial dificultad, para realizar solos o en familia, en cada una de las cuales se incorpora un producto gastronómico de cada zona y entre uno y tres restaurantes donde comer o tomar algo. Todas las rutas son para realizar a pie e incluyen una detallada descripción, un mapa de la misma y una ficha con detalles como sus puntos de inicio y final, la distancia y desnivel de la excursión, y el tiempo aproximado para realizarla.

La parte catalana del libro se inicia con el Camino de Ronda entre Tamariu y Aigua Xelida y el Cap de Creus, y discurre por puntos de las comarcas de la Garrotxa, el Ripollés, la Cerdanya, el Alt Urgell, el Solsonés y los dos Pallars, para culminar en el Vall d’Aran. Un paseo por las pasarelas de Montfalcó abre la parte aragonesa, que pasa por Benasque, Ordesa, Aísa, Echo y cierra las pasarelas del Vero en Alquézar. Las rutas de la vertiente navarra y vascopirenaica ascienden a varios montes: el Lakhura, en Isaba; al Orhi, en Otsagabia; al Urkulu en Orbaitzeta, y al Mendixuri en Burguete, para acabar dando una vuelta a Peñas de Aia, en Oiartzun, ya en Gipuzcoa.

De estas 10 últimas rutas se ha encargado Pérez Azaceta (Legazpi, 1958), un veterano montañero que ha subido a montañas de medio mundo (incluidos algunas del Himalaya y el Aconcagua). En los años 90 participó en la fundación de la revista de montaña ‘Likken’ y, más tarde, en la de ‘El Mundo de los Pirineos’ y ‘Euskal Herria’. Tiene numerosos libros, como ‘Montes de Gipuzkoa’, ‘Los mejores recorridos para conocer la montaña vasca’, ‘Rutas y restaurantes con encanto de Navarra y de Gipuzkoa’, entre otros títulos.

Viñuales (Zaragoza, 1971) es autor de la primera ‘Ecoguía del Pirineo Aragonés’ y de otros muchos textos, como ‘Rutas para observar aves en Aragón’, ‘365 días en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido’ y ‘El Moncayo’, paraíso de los naturalistas’, así como el libro de recetas ‘Del monte a la mesa’, coescrito con su esposa, Sara Ruiz.

Finalmente, César Barba (Paraná, Argentina, 1959) es uno de los responsables de Ecos Travel Books, junto con el también periodista Sergi Ramis, y es autor de buena parte de las guías de viajes de la editorial (de Islandia a Finlandia, pasando por Escocia, Berlín y las Repúblicas Bálticas), así como colaborador habitual de revistas como ‘Viajes National Geographic’ y ‘Descobrir Catalunya’.
Podéis encontrar estas ‘Gastrorutas por los Pirineos’ en librerías especializadas o comprarla a través de internet, en la web de Ecos (https://www.ecostravelbooks.com/producto/gastrorutas-por-los-pirineos/ ) y Amazon (https://www.amazon.es/dp/8412273311 ).

La Venecia del comisario Brunetti

Como sabéis, y un par de libros escritos por mí así lo atestiguan, Venecia siempre me ha fascinado. Me he pateado la ciudad unas cuantas veces y, aún así, sigue siendo casi una desconocida. Las penúltimas, en invierno, cuando menos turistas hay y más auténtica es. Y la última, por ahora, en enero de 2020, pocas semanas antes de la llegada de la puñetera pandemia de covid-19.

A lo que iba. Un buen día, creo que al filo del año 2000, descubrí las entretenidas novelas del inspector veneciano Guido Brunetti, el personaje creado por Donna Leon en 1992, en la novela ‘Muerte en La Fenice’.

Esta profesora y escritora estadounidense de 78 años, estudió en Italia cuando era joven e incluso trabajó como guía turística en Roma, vivió un tiempo en Londres y luego trabajó como profesora de idiomas en escuelas de EEUU en Suiza, Irán, China y Arabia. En 1981 se instaló en Venecia mientras trabajaba (lo hizo hasta 1995) en una delegación de la Universidad de Maryland en la Base de la Fuerza Aérea de EEUU en Vicenza.

Fue ya en el año 2005, cuando había leído la mayor parte de las novelas de la autora (14 entonces, hasta ‘Piedras ensangrentadas’), me planteé trazar una posible ‘ruta Brunetti’ por los escenarios habituales del personaje, las calles, plazas y muelles, por donde caminaba.

Contacté con la escritora. A lo largo de dos entrevistas, una, a través del correo electrónico, y otra, en persona, durante el primer Encuentro de Novela Negra Europea, que se celebró en el CCCB de Barcelona en enero de 2005, Donna Leon fue muy amable al revelarme algunos detalles de su vida cotidiana en Venecia y de los escenarios de sus novelas.

Y así, varios meses y 500 fotos más tarde, todo ello desembocó en un reportaje que apareció publicado el 14 de julio de 2005 en el suplemento ‘Libros’ de El Periódico de Catalunya, y cuyo texto os reproduzco a continuación (en su día, hice una copia en este otro blog).

La Venecia de Brunetti: un paseo por los escenarios clave de la serie policiaca de Donna Leon

El barrio de San Polo: un piso muy céntrico

“Brunetti vive cerca de Campo San Polo”, me explicó Donna Leon. Si uno mira un mapa de la ciudad de los canales, el barrio (‘sestiere’) de San Polo es geográficamente el ombligo de Venecia, aunque el de San Marco sea el más turístico. Es el barrio más pequeño de la ciudad de los canales, en el que viven muchos venecianos y en el que se pueden encontrar muchos bares, restaurantes, tiendas y comercios, y el famoso mercado y puente de Rialto.

La familia de Guido Brunetti la integran su esposa Paola y sus hijos Chiara y Raffi. Su domicilio está situado en un último piso de un edificio de cuatro alturas, detalle que la autora especifica así, en la primera novela, ‘Muerte en La Fenice’ (1992): “Subió los 94 escalones hasta su apartamento del cuarto piso”. Es un palazzo, aunque no como el de su suegro, el conde Failer, o los del Gran Canal, cuya estructura original data del “siglo XV” y cuyo último nivel fue edificado ilegalmente hacia los años 50, algo que se explica en ese primer libro de la serie y que es descubierto por un funcionario del catastro veneciano en el título ‘Amigos en las altas esferas’ (2000).

Se trata de un piso agradable de cuatro habitaciones, pero con un solo baño, con vistas sobre los tejados de la ciudad. La escritora explica que en su momento se inspiró en un piso real, propiedad de unos amigos: “La casa existe. Es fácil de encontrar. Se camina de Rialto hacia Campo San Polo y, tras superar la floristería Biancat, poco después de San Aponal, un poco más adelante, a la izquierda, hay una calle estrecha que acaba en ese edificio”.

Como todas las casas venecianas, la del comisario se encuentra al final de una larga y estrecha escalera, que así evita las famosas mareas altas (la ‘Acqua alta’ que da título a una de sus novelas) que inundan las zonas bajas de la ciudad. Por ello, viviendas y locales situados a nivel de la calle suelen colocar unos tablones de madera o planchas metálicas que cubren las entradas en cuanto suena la sirena que avisa de la subida de las aguas. Para el turista es una distorsión, pero para los venecianos es normal: usan pasarelas de madera y botas de goma para recorrer la ciudad.

El Mercado de Rialto: compra y cocina

Los Brunetti hacen la compra diaria en el mercado de Rialto. Van temprano, porque esta parte de Venecia es el centro comercial de la ciudad y lugar de paso casi inevitable para los miles de turistas que a diario se dirigen hacia la Piazza San Marco. “¿Es que no tienen mercados en su país ¿No venden comida allí “, se queja Paola Brunetti en una de las novelas. Sucede que Rialto, su puente y sus alrededores son objetos preciados para los fotógrafos.

A los puestos de pescado, carne, frutas y verduras del mercado de abastos acuden cientos de venecianos con sus carritos de la compra. Éstos, a diferencia de los habituales, calzan unas ruedas más grandes para salvar con facilidad los escalones de los pequeños puentes que salvan los innumerables canales de la ciudad. Tampoco es inusual ver a los vecinos con el carrito en dirección a la Piazzale Roma para tomar un autobús e ir a comprar a grandes superficies comerciales de Mestre. La diferencia de precio con Venecia es tan notable que el viaje merece la pena.

Paola Brunetti es la cocinera de la familia. Dice Donna Leon que a su personaje, profesora de Literatura en un instituto e hija de un conde, le gusta cocinar. Tiende hacia la cocina tradicional. Guido, su marido, asegura estar “saturado de la nueva cocina”. Entre los sabrosos platos que pueden leerse en las novelas hay de una lasaña a unos involtini con jamón y corazones de alcachofa y un risotto con jengibre; de un pez espada con gambas y salsa de tomate a un estofado de cordero a la polenta… Y todo ello regado con un vino blanco pinot grigio. De postre, fresones con mascarpone.

Entre San Polo y Rialto: vinos y quesos

En general, el comisario va y viene andando desde su casa a la oficina. Y si tiene prisa, toma el vaporetto en la parada de San Silvestro, a la que se accede a través de un oscuro y feo túnel que sale a la pequeña plaza homónima.

En ese trayecto a pie, por la tarde, y de regreso a casa, Brunetti suele pararse a comprar en las tiendas de las calles adyacentes a Rialto, evitando las situadas junto al puente.

Donna Leon ofrece un par de pistas: “Mis tiendas favoritas son La Baita, donde desde hace 20 años compro todo tipo de quesos, y Mascari, donde suelo comprar frutos secos, pesto, aceitunas y pasta”, explica.

Este último establecimiento es un clásico. La antigua Drogheria Mascari está situada en la misma Via San Polo, 381, junto a la Ruga dei Orefici, y su colorido y abigarrado escaparate es apabullante: vinos y aguardientes italianos, dulces, turrones, cafés e incluso regaliz. Y especias, de todos los tipos, orígenes, olores y sabores.

No sería extraño, pues, que Brunetti comprara aquí ese prosecco que suele tomar con Paola, ese fresco, afrutado y rico vino blanco espumoso algo similar al cava. O el café de la mañana o la grappa que toman tranquilos después de la comida.

Regentada por un par de atareados empleados, La Baita es una minúscula parada situada en la esquina de la Ruga dei Orefici con la Ruga Vecchia de San Giovanni. Tienen todos los quesos y el mejor parmesano, aunque al lado del Gran Canal, en el Campo Erbaria, hay otra excelente. Ninguna de ellas es barata. Nada en Venecia lo es.

Campo Santo Stefano: el último caso del comisario

En la novela ‘Piedras ensangrentadas’ (2005), un inmigrante ilegal, un ‘vu cumprá’, como los denominan los venecianos, es asesinado a tiros en Campo San Stefano en los días previos a las fiestas navideñas. La escritora hace referencia a un problema de nuestros días: la presencia de los sin papeles en las ciudades y su utilización por mafias de diverso signo.

En Venecia, estos inmigrantes se sitúan cerca de la Piazza San Marco, en las calles adyacentes y en las rutas turísticas, sobre todo al caer la noche, cuando las puertas de las boutiques de la zona ya han cerrado. Son chicos jóvenes, negros en su mayor parte, que ofrecen perfectas imitaciones de bolsos de Prada, Gucci o Louis Vuitton a precios irrisorios si se los compara con las lujosas tiendas situadas a sus espaldas.

Campo San Stefano, donde se sitúa el crimen inicial, es una gran plaza, situada entre el Palazzo Grassi –que durante los últimos meses de 2004 e inicios de 2005 exhibía una gran muestra dedicada a Dalí– y el teatro de La Fenice, la emblemática sala de ópera recuperada tras el devastador incendio que la destruyó en 1996, un lugar muy apreciado por Leon, reputada melómana.

En San Stefano se instala un mercadillo navideño, presidido por un gran arco de madera y con una veintena de paradas artesanas; las más decoradas tienen la forma de casitas de madera prefabricada y llenas de luces de colores. Allí, el turista que afronte el frío invierno veneciano podrá encontrar, como explica la novela, “quesos de corteza oscura de Cerdeña; aceite y queso de la Toscana; salami de todos los diámetros y longitudes de la Reggio d’Emília”, así como dulces y típicos regalos de esas fechas.

La Jefatura: un discreto lugar de trabajo

Guido Brunetti es comisario de la policía veneciana. Es funcionario de grado superior, por encima de los agentes uniformados y de los detectives o inspectores de paisano. Sólo tiene por encima en la escala al vicequestore, el engreído Giuseppe Patta, y al questore, que rara vez aparece en las novelas.

La sede de la jefatura (questura) de ficción aparenta ser más grande de lo que en realidad parece desde fuera: un edificio de cuatro alturas cuyo único distintivo oficial es la bandera de Italia y un par de rótulos, uno de ellos con las palabras Polizia di Stato sobre una puerta verde no muy grande de dos hojas. Está situada en la Fondamenta San Lorenzo, o muelle del río homónimo, frente al puente y la plazoleta del mismo nombre.

En el recorrido hacia su casa, Brunetti, gira a la izquierda por la callejuela de Borgoloco San Lorenzo, pasa por encima del puente Novo, sigue por la calle y el Campo Santa Maria Formosa, el puentecito y la calle Mondo Nuovo.

En esta estrecha callejuela, en el número 5.801, se encuentra uno de los restaurantes preferidos de Donna Leon, el Alle Testiere, un minúsculo local de una decena de mesas, regentado por el chef Bruno Gavagnin, autor de una cocina de base tradicional con atrevidos toques modernos. No es un local para todos los bolsillos, pero su calidad –sobre todo el pescado– es excelente.

De Mondo Nuovo, Brunetti suele girar a la derecha por “un laberinto de pequeñas calles”, como San Lio, San Antonio y Bissa, Campo San Bartolomeo y Rialto. En ‘Vestido para la muerte’ (1994), por ejemplo, camina de Campo San Fantin hasta San Luca y Rialto.

El Ospedale Civil: escenarios menos conocidos

Venecia tiene zonas apenas transitadas por el turista de visita rápida, lugares que Donna Leon sí descubre a lo largo de sus obras. Es impensable una gran ciudad sin su hospital, y la capital del Véneto tiene varios, entre los que destaca el Hospital Civil (Ospedale Civile), en el Campo SS Giovanni e Paolo.

En un canal cercano aparece la víctima de ‘Muerte en un país extraño’ (1993). El forense amigo de Brunetti, Ettore Rizzardi, está peleado con la dirección del Hospital Civil, y prefiere realizar las autopsias en San Michele, la isla-cementerio situada enfrente. El comisario también ha tenido sus más y sus menos con alguno de los forenses y médicos de urgencias del centro.

Este hospital, ubicado en el dorso de Cannaregio, se encuentra en la Fondamenta Nuove, la zona de vaporettos que van y vienen de Murano, la isla de los artesanos del vidrio, y a Burano, la de las encajeras. No son islas habituales en las obras de Leon, si bien la autora está pensando en un caso que, revela, “pasará en Murano”. En efecto, al año siguiente publicaría ‘Veneno de cristal’ (2006), ambientada en ella.

En cambio, hay otras islas y zonas de la laguna que sí han sido escenarios de algún caso, como Pellestrina, en ‘Un mar de problemas’ (2001). Como se explica en su trama, ésta es una isla de pescadores, alargada como la del Lido y situada justo al sur de ésta. De hecho, si el turista lo desea, se puede visitar en un autobús que se toma con un billete combinado con el vaporetto.

Cineastas españoles en Venecia

Estos días en que siento la nostalgia viajera y en que los cines siguen cerrados en Barcelona, he querido volver a arrimar el ascua cinéfila a la sardina viajera y volveros a hablar de Venecia. Hay varias razones. La primera, el fallecimiento, ayer de Jan Morris, la mejor escritora de viajes, cuyo libro sobre Venecia es todo un referente (podéis leer aquí lo que ha escrito el colega Jacinto Antón, que la entrevistó hace unos años). La otra es que dos directores españoles (¡dos, y en plena pandemia!), Álex de la Iglesia y Paula Ortiz, están rodando en la ciudad de los canales. Una buena noticia que me permite recordar a un tercero, el pionero, hace unos años: Jordi Torrent. Este artículo se publicó originalmente en Nosolocine.net

Vamos por el primero: Álex de la Iglesia está filmando ‘Veneciafrenia‘. Es la primera entrega del sello ‘The Fear Collection‘, una serie de películas de terror impulsadas por el director vasco con su productora, Pokeepsie Films, apadrinado por Sony Pictures España y Amazon Studios. Eso le augura una buena distribución en cines (si la pandemia lo permite) y en la conocida plataforma digital de pago.

Al parecer, la historia se centra en un grupo de turistas españoles que viajan a Venecia con la intención de divertirse y acaban metidos en una pesadilla y luchando por salvar la vida. Ingrid García Jonsson encabeza un reparto que incluye a Silvia Alonso, Goize Blanco, Alberto Bang, Cosimo Fusco, Enrico lo Verso, Caterina Murino y Nico Romero, entre otros actores.

La primera vuelta de manivela (usando terminología analógica) se dio el pasado 5 de octubre en la ciudad italiana y se prolongarán durante siete semanas en localizaciones venecianas (callejuelas estrechas, plazoletas no demasiado transitadas, el mercado de Rialto y algunas paradas de vaporetto del Gran Canal) y en Madrid (básicamente en estudio). El propio De la Iglesia se despedía esta semana de esos exteriores con un tuit en que decía “últimos días en Venecia”.

Lo original de este filme es que los exteriores se han rodado en la capital del Véneto, algo inusual en la cinematografía española. De hecho, únicamente un director español lo había hecho antes: Jordi Torrent, un realizador catalán afincado en Nueva York que rodó en la ciudad, en 2014, ‘La redempció dels peixos‘. Enseguida me centraré en ella. Lo digo, porque, curiosamente, la realizadora zaragozana Paula Ortiz está filmando allí otro proyecto internacional.

La directora de ‘De tu ventana a la mía’ (2011) y de la premiada ‘La novia’ (2015) está en Venecia rodando una adaptación de ‘Across the river and into the trees (Al otro lado del río y entre los árboles)’, una de las últimas novelas de Ernest Hemingway. El gran Javier Aguirresarobe es el encargado de la dirección de fotografía.

Ortiz buscó las localizaciones para esta película a inicios de 2020 y la epidemia que empezó a llegar al norte de Italia hizo que volviera para casa. El rodaje se inició en octubre, hace unas semanas, y el equipo está lidiando con la situación, que volvía a estar complicada en Italia por culpa de la pandemia. La directora lo comentaba así en su Instagram: “lockdown / quarantine / venice / todos quietos hasta ver / standby / seguimos remando desde casa / across the river and into the trees / hemingway”.

El protagonista masculino es el actor estadounidense Liev Schreiber, quien también ha dejado constancia en Instagram de que le encanta la ciudad (“la más bella del mundo, además de Nueva York”) y sus gentes. Medios locales le han fotografiado comiendo pizza y fumando en el balcón de su apartamento.

El digital Deadline fue el primero en anunciar este proyecto durante el Festival de Venecia y citó como otros miembros del reparto a Matilda De Angelis, Laura Morante, Giancarlo Giannini y nuestro Javier Camara, que en enero de 2019 estuvo filmando algunas escenas de la serie ‘The New Pope’ en Roma y en Venecia.

Publicado en 1950, el libro narra las peripecias de un veterano coronel del ejército de EEUU, con problemas de salud, que acude a Venecia a cazar patos y para encontrarse con su joven y aristocrática amante veneciana. La novela incluye claros elementos autobiográficos, ya que Hemingway, cincuentón como su personaje, vivió una temporada en la ciudad de los canales junto con su cuarta esposa, Mary Welsh, y se enamoró (dicen que de forma platónica) durante una partida de caza de Adriana Ivancich, una jovencísima condesa de sólo 18 primaveras.

Además de este filme, Paula Ortiz tenía entre manos un guion sobre santa Teresa de Jesús, coescrito con Juan Mayorga que adaptaba la obra de este último ‘La lengua en pedazos’. El proyecto ha sufrido un traspiés, al habérsele denegado la subvención del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales, ya que se ha «agotado la dotación presupuestaria» de que disponía el ICAA para este año. Un problema que ha afectado a otros muchos conocidos realizadores. No hay dinero.

Pero volvamos al pionero, al primer cineasta español que se atrevió a ir a rodar a la ciudad de los canales: Jordi Torrent, que filmó ‘La redempció dels peixos (La redención de los peces)’ durante el verano de 2013 en Venecia. La película narra el viaje “laberíntico” de un hijo para conocer a su padre, que le abandonó cuando era un niño. Miquel Quer y Lluís Soler, encabezaban el reparto, lleno de actores venecianos. Jose López comentó el filme en su día en Nosolocine.

Torrent, que reside en Nueva York, respondió amablemente a mis preguntas por videoconferencia, cuando le indiqué que deseaba incluirle en una nueva edición de mi guía ‘Venecia de cine’ (2015). Me explicó que había usado como telón de fondo la caótica y laberíntica trama urbana de la ciudad de los canales para describir el proceso interno del joven tras descubrir la identidad de su padre, que oculta aspectos poco claros de su pasado y presente.

En la decisión del director pesó también su amor por la capital veneciana, al hecho de que su esposa, Flavia Galuppo, fuera neoyorquina de ascendencia italiana (además de directora artística de la película) y a que ambos tienen muchos amigos en la región. También me explicó algunos detalles más, que dejo para incluir en el libro y que podréis leer en cuanto se publique.

CODA. Después de publicado este texto, Jordi me ha dejado un amable texto en el apartado de comentarios, que también añado aquí. Dice lo siguiente: «Gracias, Txerra, por incluirme en este bonito artículo. Cómo nota a pie de página te hará gracia saber que la escena del estudio de artista que se ve en ‘La Redención de los Peces’ la rodamos en el estudio del pintor veneciano Bobo Ivancich, sobrino de la Ivancich que enamoró a Hemingway«.

Lo cierto es que Venecia sigue siendo un imán para el cine. Recuerdo que a la hora de afrontar mi ‘Venecia de cine‘ llegué a contar más de un centenar de películas allí rodadas. De ellas, decidí eliminar de la lista inicial más de la mitad que únicamente tenían algún plano puramente veneciano, y me decanté finalmente por una treintena larga. La mayoría corresponden a producciones filmadas ampliamente en la ciudad o cuya importancia a nivel internacional me ‘obligaba’ a incluirlas.

Cuando acabé de redactar el texto, decidí finalizarlo con ‘Effie Gray’ (2014), el melodrama de época rodado por Richard Laxton, con Dakota Fanning, Emma Thompson, Tom Sturridge y Greg Wise. En aquel momento, mis editores me sugirieron un límite de páginas, pero ahora me veré obligado a superarlo, porque no puedo dejar de incluir a estos directores españoles en una próxima edición del libro: Jordi Torrent, Álex de la Iglesia y Paula Ortiz.

Entrevista con Eduard Jornet

“Viajar es barato si no te planteas dormir en hoteles de cuatro o cinco estrellas”, dice este montañero y autor de documentales, padre de Kilian Jornet, que estrena canal de Youtube

Eduard Jornet nació en vísperas de la Nochebuena de 1951, en Badalona, porque su padre, que era de Aitona (Segrià), empezó a trabajar en Ferrocarrils de Catalunya. Él fue el primero de su familia en convertirse en montañero, una afición que convirtió en profesión y que su hijo Kilian ha seguido y elevado a nivel de mito deportivo. Esta entrevista se publicó originalmente en el Catalunya Plural.

– ¿De dónde le viene esa afición a la montaña?
– Del ‘escoltisme’. Del grupo de ‘escoltes’ de La Floresta, que era donde vivíamos. Si me preguntas cuándo empecé a priorizar la afición a la montaña sobre otras cosas, fue hacia los 17 años. Y a los 25 rompí del todo con Barcelona y me fui a vivir a un refugio, al Mallafré, en Sant Maurici.

— ¿Dejó los estudios?¿El trabajo?
– No, no. Estudié el bachillerato y soy serigrafista de oficio desde los 14 años. A través de mi madrina, que era muy amiga de Ángel Camacho, que hacía los carteles de cine de Barcelona, logré entrar a trabajar en la sección de serigrafía de sus talleres. También hice una diplomatura en Marketing, pero lo dejé por la montaña. Evidentemente esos estudios me han servido para todo lo que he hecho luego, en los refugios y como pistero-socorrista en La Molina.

–¿Y eso de ser encargado de un refugio se consigue fácilmente?
– No. No te lo daban así como así. Te hablo ahora del año 1977 y yo solicité gestionar un refugio a la delegación catalana de la Federación Española de Montaña. Tuve que demostrar al comité encargado de esas concesiones que yo conocía la montaña, que había hecho travesías por el Pirineo, que había ascendido a varias cumbres… Y me dieron la gestión del Ernest Mallafré del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici.

–¿No le daba miedo la soledad?
– Nada. Aunque soy una persona muy sociable, me gusta estar solo y caminar por la montaña solo sin ningún problema.

– Usted es guía de montaña desde 1978, pero también puede tener un accidente…
– Has de asumir la parte de riesgo que tienes, pero has de controlar muy bien dónde vas, cómo vas y de qué manera. Tienes que conocer bien el terreno.

– ¿Y no es mejor ir acompañado?
– Sí, sí. Es mejor ir con alguien. Lo aconsejo siempre.

– A inicios de los años 80 encontró a su alma gemela, Núria Burgada, que decidió acompañarle…
– Ella también venía del mundo de la montaña y coincidimos en la Molina. Estuvimos varios años juntos y tuvimos a nuestros hijos, Kilian y Naila.

– Vamos, que de tal palo, tal astilla…
– No, no. Nosotros les dimos a elegir qué querían ser. Kilian escogió la montaña, como profesional, y Naila decidió ser fisioterapeuta, pero también vinculada a la montaña, porque a ella también le gusta, y escala, hace parapente… No se lo inculcamos, sino que salió de una forma natural. De pequeños íbamos a la montaña y hasta donde llegaran. No era cuestión de hacer cumbre porque sí, porque había que llegar a la cumbre, sino que vamos allí y si llegamos arriba, pues muy bien, y si no, no pasa nada. No les forzamos nunca a continuar.

– ¿No le da miedo cada aventura de Kilian?
– Claro que me preocupa, como a usted si su hijo sale de noche y ha de conducir por una carretera que no conoce para ir a una discoteca. La cuestión es conocer tus límites y conocer el terreno que pisas. Y en deportes de riesgo, hay que saber tomar la decisión correcta en el momento crítico. No pasa nada por no llegar a la cumbre. Lo importante es nuestro esfuerzo por intentarlo.

– ¿Cómo lleva no poder ver a Kilian, a Emelie y a su nieta, con esto de la pandemia?
– Es duro, porque tenía que haber ido a Noruega en marzo, cuando empezó todo, y tal como están las cosas no sé cuándo podré verles…

– Volvamos a su faceta de fotógrafo y documentalista. ¿Cuándo le entró ese gusanillo?
– Es una afición que me viene de mis primeras excursiones por el Pirineo con tres amigos ‘escoltes’ más. Debía tener 16 o 17 años cuando preparamos una travesía desde Setcases hacia La Molina y luego hacia Berga. Y le pedí a mi madre una cámara muy sencilla, con la que hice mis primeras fotos en blanco y negro.

– ¿Aquellas de estilo Werlisa o reflex tipo Praktica?
– No recuerdo. Era muy sencilla, de plástico, tipo Instamatic de Kodak o Agfa. Con el tiempo, en cada salida, llevaba una cámara, que cada vez fue siendo más buena. La primera vez que fuimos a Benasque, mi hermano me dejó ¡una Yashica!

– Me hablaba del origen de su afición…
– Como le decía, cuando empecé como serigrafista hacía el revelado de las fotografías. Y el encargado, además, era aficionado a la fotografía y al cine, y eso me ayudó. Más tarde, un año que íbamos a estar de vacaciones en Benasque, alquilé una cámara de cine de 8 mm e hice una primera película, que no me salió muy bien, con veladuras y tal. Pero me gustó tanto, que me compré una de aquellas de tres objetivos, que me sirvió para filmar una excursión a los Alpes y la subida al Mont Blanc.

– ¿Qué edad tenía en esa ascensión?
– 20 años.

– Era muy joven…
– Sí. En aquella época éramos así. En la colla de Sant Cugat había otros tres chavales con 17 o 18 años. Y subimos todos juntos. Pues lo que te decía, que me aficioné al cine, y del 8mm pasé al Super 8mm, con una Sanyo. Y también una empalmadora, para cortar y montar planos. En realidad era más fotografía que cine. No tenía mucha idea.

– Bueno, como todos los aficionados cuando empezamos…
– Hacía mis pinitos e, incluso, grabé una de las clases de mi mujer, Núria, que estudiaba Magisterio, e incluyó la película en su trabajo de fin de carrera. Pero me faltaba algo. Veía los documentales de Jordi Pons y tenían una forma muy atractiva de explicar una historia. Y supe que necesitaba aprender un poco más.

– ¿De qué año me habla, más o menos?
– Hacia 1993 y 1994. Un día vi un anuncio del Centre d’Estudis Cinematogràfics de Catalunya (CECC) y decidí a apuntarme a unos cursos de montaje y fotografía.

– ¿Se apuntó a una escuela de cine con 40 años cumplidos?
– ¿Y por qué no? Habíamos dejado La Molina y me habían dado la gestión del refugio de Cap del Rec. Y en el CECC conocí a profesores estupendos, como el montador Manel Almiñana, con quien colaboré luego en varios cortometrajes, y el director de fotografía Gerard Gormezano. Y José Luis Guerín nos dio alguna clase de dirección. A partir de ahí hice varios cortometrajes más en super 8 mm y también me lié con una cámara de 16 mm.

– Esos son palabras mayores…
– Sí. Hice un par de cosas, ‘La Vall de la Llosa’ y ‘La procesó de Meranges’, pero el 16mm era carísmo y lo dejé. Volví a la fotografía analógica y en cuanto apareció la digital me pasé a ella. Luego, también, empecé con el vídeo digital. Así he rodado en HD ‘La Gran Volta al Toubkal’, ‘Aladaglar’, ‘Muntanyes de Llum’ y ‘La casa dels Esperits, 238 Km en solitari en territori
Mapuche’, sobre el volcán Rukapillan, en Chile. También he colaborado en algunos de los documentales de Kilian, como en ‘El contador de lagos’ [que puede verse en TV-3 a la carta].

– Además de efectuar grandes vueltas a la Cerdanya (con libro incluido), al Toubkal africano y al Rukapillan chileno, ahora está acabando otro documental.
– Yo grabo pequeños documentales que me sirven para ilustrar las conferencias que doy por todo el mundo. Pero es un proyecto muy chulo: la gran vuelta al Mongun-Taiga, un macizo montañoso en la zona oriental de Siberia, tocando a Mongolia. Estuve viviendo allí varios meses, antes de la pandemia. Ya tengo un primer montaje y sólo me faltan algunas voces y detalles.

– ¿Por qué Siberia?
– Es que fuimos con una idea doble: la ruta alrededor del Mongun-Taiga en sí, en la que también participaron un grupo de excursionistas catalanes, y un proyecto de una amiga, Anna Panchischeva, para elaborar queso a partir de leche de yak. Cuando lo explicamos, les pareció muy interesante a la gente de allí e, incluso, a las autoridades locales, que nos ayudaron con ambos temas.

– ¿Podremos ver el documental en alguna tele?
– No creo. Estoy muy desencantado con las televisiones. No las veo interesadas en lo que yo hago. Ahora mismo, en Filmin está ‘Amazigh’, un trabajo que codirigí con Alicia Almiñana, en Marruecos, sobre dos jóvenes bereberes que se preparan para participar por primera vez en una carrera ultra trail. Si alguna cadena o alguna plataforma quiere emitir el de Siberia, bien. Si no, se podrá ver en mi canal de Youtube.

– ¡En Youtube!
– Sí, sí. Unos amigos lo están preparando para que se puedan ver todos mis documentales en un canal propio de Youtube, probablemente vinculado a mi página web: EduardJornet.com

– Aunque usted está jubilado como guía de montaña, no para de viajar por cordilleras de todo el mundo descubriendo nuevos lugares. Y, además, colabora con la Fundación Itinerarium, una entidad que cumple ahora 10 años.
– Colaboro en el diseño de sus Circuitos Inclusivos, unos itinerarios que pueden ser recorridos por todas las personas, incluidas aquellas cuyas capacidades físicas o intelectuales estén mermadas. Son unas rutas señalizadas de forma permanente en diferentes ciudades y pueblos. El primero fue en Llívia y ya hay más de 40 en toda Catalunya, Madrid, Venecia, Chile y Estados Unidos. El próximo, antes de fin de año, será en Tiana.

– Vamos, que no se está quieto. Y seguro qué tiene algún proyecto más en mente.
– Teníamos previsto haber ido este año a Oceanía, a hacer la gran vuelta al Tarawera, un volcán activo en Nueva Zelanda, pero la pandemia lo ha parado todo.

– Dado que viaja continuamente, ¿cómo lo hace para vivir fuera varios meses sin arruinarse?
– Viajar es barato si no te planteas ir a dormir a hoteles de cuatro o cinco estrellas. Mira, yo tengo un presupuesto de 900 euros al mes y sé que no me puedo pasar. Hay jornadas que estoy de ruta y duermo en una tienda en la montaña y no gasto nada. Así, otro día puedo bajar a la ciudad más cercana y estar en un hotelito donde ducharme. Además, siempre hay amigos que te acogen en su casa y te dejan una cama donde dormir.

Fotógrafo y rockero ‘on the road’

Hace casi 40 años que Ferran Sendra (Barcelona, 1958) retrata a estrellas del rock en concierto. Ahora ha querido publicar un libro de fotografías, titulado ‘Rocks on the Road’, donde nos descubre pueblos, detalles y paisajes de Estados Unidos y el Reino Unido que han inspirado grandes canciones de ese estilo de música y portadas icónicas de discos de Pink Floyd, Eagles, Led Zeppelin, Deep Purple o Guns N’Roses.

En el libro podemos ver lugares como la Promised Land, el Cadillac Ranch y las Badlans de Bruce Springsteen; el Misisipí de Johnny Winter; el Memphis de B.B. King; el Nashville de Johnny Cash; la Nueva York de Bob Dylan; la California de los Eagles; los desiertos de Mojave y Death Valley de los U2; las carreteras de Texas de los ZZ Top; callejones que inspiraron a los Clash, a David Bowie y a Lou Reed, y hasta la prisión de Illinois de los Blues Brothers.

Además del vídeo que resume el espíritu del libro, Ferran nos ha respondido a algunas preguntas sobre su triple afición (fotografía, rock y viajes) para los amigos de Nosolocine.net (donde se ha publicado originalmente este texto) y nos muestra algunas de las imágenes que ilustran su libro.

– ¿Cuándo empezaste a hacer fotos de conciertos y por qué?
– Hace tanto que no recuerdo si primero fue hacer fotos y luego ir a conciertos, o al revés. Todo comenzó hacia 1976. Entré en el diario ‘Avui‘ con 17 años. Primero estuve en teletipos y luego en compaginación. Aún no había fotógrafos ni sección de Fotografía, pero con Jordi Garcia-Soler [fallecido el pasado 31 de mayo] empecé a ir y publicar fotos de los conciertos de la época. Básicamente cubríamos los de la Nova Cançó, pero pronto vi que los conciertos de rock internacional que llevaba Gay & Company eran los que a mí me interesaban, porque era el tipo de música que yo escuchaba. Aquellas primeras actuaciones de Lou Reed, Iggy Pop y Eric Clapton, entre otros, aún las recuerdo.

– ¿De qué fotos de músicos estás más contento?
– Es difícil elegir fotos, porque de las que estoy más contento no son las mejores. Las fotos que hice del primer concierto de Lou Reed en el Palacio de Deportes de Barcelona no valen nada, pero con tener una foto de esa noche ya tengo suficiente. Las fotos de los grandes del rock ya desaparecidos les tengo un cariño especial, como las de Frank Zappa, Rory Gallagher, Jerry Garcia, Bo Diddley, Pete Seeger… La lista es larga.

– ¿Cómo se te ocurrió la idea de viajar a los lugares del rock?
– Todo viene de un primer viaje a Londres en 1980. Al ver la Battersea Station de la portada de ‘Animals‘, de los Pink Floyd. Hice aquella foto y empecé a buscar lugares y paisajes relacionados con los artistas y bandas que me gustan. Pero no me he limitado a las portadas. De los videoclips, documentales o biografías sacas mucha información. En el libro hay cosas tan diferentes como la portada ‘Hotel California‘ de los Eagles en Los Ángeles; la estatua de Willie Nelson en Austin (Texas); las ‘Badlands‘ de Bruce Springsteen en Dakota; la tumba de Jim Morrison en París y las casas de los cuatro Beatles en Liverpool. De hecho no es un libro de portadas de discos (aunque hay más de 50), ni de fotos de conciertos. Las fotos de conciertos son la base que hace que todo tenga sentido, pero no son lo más importante.

– ¿Cómo planificastes esos viajes?
– Tengo una libreta donde me he ido apuntando todas las localizaciones que he encontrado. En cuanto tengo unas cuantas, de Chicago, por ejemplo, voy y trato de hacerlas. A veces, con un solo viaje no lo encuentras todo. Nueva York es un caso aparte, no te lo acabas nunca. Esto lo he hecho muy poco a poco. Prácticamente todas las localizaciones son de Inglaterra y Estados Unidos.

– ¿Qué imágenes destacarías?
– Me gustan las que pueden pertenecer a más de un disco o una canción, esas que no tienen una referencia concreta y clara, que se pueden asociar a muchas canciones: imágenes del Misisipí, de Tennessee, los paisajes inhóspitos de la Gran América, aquellas carreteras interminables, desiertos, coches, trenes…

– Para acabar, veo que tienes grandes colaboraciones en los textos…
– Era importante que los textos reflejaran el espíritu que yo quería dar a todo, y necesitaba gente que entendiera el proyecto desde el primer momento, amigos con los que he trabajado y pasado muchas horas. Manel Fuentes, David Castillo, Jordi Vidal y Jordi Bianciotto me conocen bien, han captado lo que quería enseñar y lo han clavado. Sus introducciones ayudan mucho a entender lo que yo he querido contar con imágenes.

Hablando de las Feroe en la SER

Los colegas del programa ‘Tot és comèdia’, de la Cadena SER en Catalunya, con su directora, Rosa Badia, y su segundo, Claudio Matas, al frente, me invitaron el domingo 19 de abril a hablar de las Islas Feroe en el apartado de viajes del programa, que lleva José Antonio Ponseti.

El motivo era doble: es un país que ha logrado controlar muy bien la pandemia y además, como destino viajero no es muy habitual. Como de momento soy el único que ha escrito una guía en castellano sobre estas islas, pues fue un placer hablar con ellos. Aquí os dejo lo que hablé con ellos.

La vuelta al mundo de cine de Sergi Ramis

En la sección dedicada a los viajes cinéfilos que voy publicando en la web de Nosolocine.net no pude dejar de comentar un libro que lleva precisamente por título ‘Viajes de cine’ y, como subtítulo, ‘La vuelta al mundo en casi 80 películas.

Aunque no sea un libro de rabiosa actualidad (data de 2011, hace ocho años) su contenido sigue siendo muy válido. Además, la posibilidad de encontrar algún ejemplar en Amazon y en otras tiendas digitales, me lleva a hablar del mismo, por el interés que creo puede suscitar y dada la desaparición de la editorial Raima, que lo publicó en su día.

De entrada, las 260 páginas dedicadas a 76 películas y medio centenar de países de los cinco continentes hablan del esfuerzo del autor: Sergi Ramis, periodista viajero y amante del cine, que ha colaborado en numerosas publicaciones de primer orden (‘El País’, ‘La Vanguardia’, ‘El Periódico’, ‘National Geographic’) y ha sido director de las revistas ‘Altaïr’ y ‘El mundo de los Pirineos’). Actualmente es co-editor de Ecos Travel Books.

Explica Ramis en la presentación de su texto que, viendo a John Wayne “lacear rinocerontes por la sabana africana”, supo que querría viajar y que siempre le gustaría el cine. Por eso, en esta vuelta al mundo en 76 películas viaja “desde la sabana africana y el desierto australiano, hasta las interminables llanuras americanas, las montañas del Himalaya y las paradisíacas playas polinesias”, dice.

Añade Ramis en la contraportada que estos filmes y viajes son “encuentros [literarios] con Cary Grant, Ava Gardner, Robert Redford, Marilyn Monroe, John Wayne, Ingrid Bergman, Peter O’Toole, Humphrey Bogart, Sigourney Weaver, Marlon Blando, Jeanne Moreau, Clint Eastwood… en los mejores escenarios del planeta”.

Ah… también aparece la Costa Azul francesa de ‘Atrapa a un ladrón’, el filme de Alfred Hitchcock, un título indirectamente de actualidad gracias a la serie homónima de Paramount Channel, dirigida por Pablo Vásquez. Se trata de una ficción que cuenta con guion de Jordi Calafí y Javier Olivares (el creador de ‘El Ministerio del Tiempo) a partir del filme original de Hitchcock, con Pablo Echarri y la encantadora Alexandra Jiménez como protagonistas.

Que este libro cuente con el prólogo de Sebastián Álvaro, el creador de la serie documental ‘Al filo de lo imposible’, lo avala aún más. Pero su autor insiste: “Este no es un libro de cine. Es un libro de un viajero aficionado al cine”. Avisados quedamos.

Sin extenderme más, para que el posible lector pueda saborearlo, diré que este itinerario de cine lo abre ‘El bosque animado’ y Galicia, sigue con ‘Jamón, jamón’ y Aragón, y circula por las ‘Carreteras secundarias’ de la Costa Brava, antes de penetrar en Francia y proseguir por Inglaterra, Irlanda y una decena de países europeos más.

África y la hitchockiana ‘El hombre que sabía demasiado’ cierran esta aventura, que incluye detalles de cada película y breves recuadros informativos sobre los lugares donde se rodaron las mismas, así como detalles útiles de cómo viajar a los mismos.

Venecia y ‘l’acqua alta’ en el cine

Andrea Segre, director de ‘La pequeña Venecia’, en plena acqua alta.

Estos días, Venecia vuelve a ser noticia a causa de las graves inundaciones que están provocando las ‘acqua alta’. El mal tiempo ha dado lugar a unas condiciones meteorológicas propicias para la llegada de estas mareas altas extraordinarias, que suelen darse con frecuencia en la laguna veneciana, afectando sobre todo a la famosa ciudad y a Chioggia. Curiosamente, entre las muchas películas rodadas en Venecia, hay muy pocas que reflejen este fenómeno.

Ninguno de los grandes títulos filmados en la ciudad de los canales, como ‘Locuras de verano’ (1955), ‘Anónimo veneciano’ (1970), ‘Muerte en Venecia’ (1971), ‘Amenaza en la sombra’ (1973), ‘Moonraker’ (1979), ‘El placer de los extraños’ (1990), ‘Todos dicen I love you’ (1996) o ‘The tourist’ (2010), reflejan el ‘acqua alta’.


Que yo recuerde, solo una pequeña y encantadora película ha sabido ofrecer (en algunas pocas escenas) una mirada melancólica, romántica y dramática del ‘acqua alta’: ‘Io sono Li’ (2011), de Andrea Segre, también traducida como ‘Shun Li y el poeta’ y ‘La pequeña Venecia‘, nombre que suele darse precisamente a Chioggia, una encantadora localidad situada a unos 50 kilómetros de Venecia, en el extremo sur de la laguna.

Tao Zhao y Rade Serbedzija, en una escena de la película.

Si podéis, encontrad este filme, protagonizado por la actriz china Tao Zhao y el actor croata Rade Serbedzija. Narra la relación que se establece entre ella, una inmigrante irregular, que trabaja como camarera en un bar de esa población, y un pescador eslavo (apodado el Poeta), que intenta ayudarla ante la incompresión de los lugareños y la sospecha de los jefes de la chica.

También os invitaría a ir a Chioggia y a otras islas menores. A menudo nos olvidamos de que, además de Venecia, hay otros lugares en la laguna veneciana que merecen nuestra visita.

Para llegar a Chioggia –si se dispone de tiempo– escoja al menos una vez la opción marítima: tomar el vaporetto desde la parada de San Zaccaria y llegar hasta el Lido; coger el autobús hasta el extremo sur de esta isla; pasar con el trasbordador hasta Pellestrina; recorrer en autobús esta larga y estrecha isla, y finalmente, tomar un último ferry hasta Chioggia. Una vez visitada esta localidad, quizá sea mejor, eso sí, regresar a Venecia en autobús, que le dejará en la plaza de Roma.

Este mismo viernes, por ejemplo, el actor y director italiano Stefano Accorsi aprovechaba la situación para rodar en la plaza de San Marcos unas escenas de la película que protagoniza la actriz Valeria Golino, pero parece que este tipo de imágenes no es algo que le guste al Ayuntamiento de la ciudad. Quizá tenga que incluirla en la próxima revisión de mi libro ‘Venecia de cine’.
Nota: originalmente publiqué este artículo en Nosolocine.net

Viajes de cine: el castillo de Loarre

El amigo José López Pérez celebra estos días los ocho años de Nosolocine.net, un espacio que va mucho más allá del blog personal para ser una web en la que JLP ha dado cabida a un amplio equipo que le arropa. De su enorme capacidad de seducción dan fe un puñado de profesionales que colaboran con él cuando buenamente pueden, como Miguel Fernando Ruiz de Villalobos, Oti Rodríguez Marchante, Jordi Izquierdo y Natxo Torres Zenarrutzabeitia, entre otros muchos.

JLP ha tenido el generoso gesto de invitarme a sumarme a esta lista de maestros de la crónica y la crítica de cine, en una sección que aúna dos de mis placeres: los viajes y el cine.

Y para empezar, nada mejor que un monumento que visité este verano, de camino hacia el Pirineo de Huesca. Un edificio histórico que ha sido escenario de varias películas y alguna que otra serie de televisión: el Castillo de Loarre.

Situado a unos 300 kilómetros de Barcelona y a sólo 36 de la capital oscense, el Castillo de Loarre es la fortaleza románica mejor conservada de Europa. Construida en el siglo XI por orden del rey Sancho III, sobre un promontorio rocoso que dominaba la llanura de la llamada Hoya de Huesca, ocupada entonces por los árabes, la pronta retirada de los musulmanes de la zona hizo que no sufriera daños estructurales. La capilla, la Torre de la Reina, el patio de armas y la Torre del Homenaje se mantienen perfectamente en pie.

Abandonada su faceta militar, el castillo incorporó a finales del siglo XI una ampliación monástica, en la que destaca la iglesia de San Pedro. El recinto amurallado data del siglo XIII y consta de varios torreones semicirculares y uno cuadrado, cercano a la imponente puerta de entrada.

Una escena de ‘El reino de los cielos’.

El hecho de que la edificación se mantenga casi como era en sus orígenes fue la razón principal que llevó a Ridley Scott a escogerlo como escenario de su película a ‘El reino de los cielos‘ (2005), protagonizada por Orlando Bloom, Eva Green, Liam Neeson y Jeremy Irons, entre otros. El filme narra la peripecia de un joven herrero que se suma a las Cruzadas del siglo XII. Muchos vecinos del pueblo de Loarre participaron en la producción como figurantes.

Pero mucho antes, ya en el año 1982, Antonio José Betancor también rodó algunas escenas de su película ‘Crónica del alba: Valentina‘, basada en la novela de Ramón José Sender y protagonizada por un jovencísimo Jorge Sanz. Narra el primer amor de un niño de 10 años por una niña de su edad (Paloma Gómez), ante los ojos comprensivos del cura del pueblo (el gran Anthony Quinn).

En 1993, TV-3 y la productora Ovideo aprovecharon también la majestuosidad del lugar para grabar varias escenas de la miniserie histórica ‘Arnau‘. En tres episodios de hora y media, la producción, dirigida por Lluís Maria Güell y con premiado guión de Doc Comparato y Xesc Barceló, puso en imágenes la leyenda catalana del Conde Arnau con un reparto de altura, encabezado por Pere Arquillué, Silvia Munt y Carme Elias, y con Fernando Rey, Imanol AriasAriadna Gil también en el elenco.

De la misma forma, en el 2006, un año después de que Scott y su equipo estuvieran en Loarre, la guionista y directora española Inés París filmó parte de su película ‘Miguel y William‘, con Juan Luis Galiardo, Will Kemp y Elena Anaya al frente del reparto. Esta última es la fascinante mujer que une en la ficción los talentos de Cervantes y Shakespeare en la escritura de una improbable obra teatral común. En esta ocasión también actuaron como extras medio centenar de vecinos de la localidad.

Ese excelente estado de conservación hace que recorrer el castillo sea toda una experiencia para los amantes del medievo. Las murallas, la cripta de santa Quiteria y la iglesia del castillo, con su bonita cúpula, son algunas de las partes excepcionales. Es muy recomendable efectuar la visita con los guías del monumento.

El horario actual es de 10.00 a 19.00 horas y la entrada cuesta 5,50 euros (niños pequeños, gratis) y 7 euros si se opta por la visita guiada. Podéis ver esta información en la web del monumento.

Islas Feroe, la Ítaca del norte de Carles Puigdemont

Carles Puigdemont, durante la gira del mes de octubre. | Foto: Viquipèdia

En su gira de hace unos meses por diferentes países, Carles Puigdemont intervino en una conferencia internacional en las Islas Feroe para hablar de autodeterminación y del ‘procés’ catalán, siendo recibido por varias autoridades feroesas, que le hicieron causa común. Quizá por todo ello, el ‘ex-president’ debió pensar en la existencia de ciertas similitudes entre Catalunya y esa Ítaca del norte, que también visitará la selección española de fútbol a primeros de junio. Este reportaje ha sido publicado inicialmente en el diario digital Catalunya Plural.

Fue en octubre pasado cuando el ‘expresident’ de la Generalitat visitó las Feroe, un archipiélago perdido en el oceáno Atlántico norte, a medio camino entre Noruega e Islandia, que se ha empezado a poner de moda como destino turístico. Se trata de un pequeño paraíso verde formado por 18 islas montañosas, con mucha hierba pero sin un árbol, donde disfrutan tanto los senderistas como los amantes de la naturaleza y de los pájaros marinos. Es un país autónomo dentro del Reino de Dinamarca.

De estas ‘islas de los corderos’ (traducción de su nombre, Føroyar o Færøerne, en danés), donde casi hay más ovejas que personas, poco se sabía hasta hace poco, salvo por las goleadas que suele sufrir su selección de fútbol de tanto en tanto, y eso que ha tenido seleccionadores tan destacables como Allan Simonsen, a finales de los años 90 y, actualmente, Lars Olsen, uno de jugadores que ganó la Eurocopa 92 con Dinamarca.

Føroyar o las islas de los corderos. Aquí, en Klaksvík, segunda ciudad del archipiélago | Foto: Txerra Cirbián

El combinado de Luis Enrique, que vuelve a visitar el archipiélago donde fue autor del primer gol de la Roja en un encuentro celebrado en septiembre de 1996 y en que los españoles les endosaron un 2-6 a los feroeses, tiene una cita el próximo día 7 de junio en partido clasificatorio para la Eurocopa 2020. Un buen momento para viajar a estas islas, que tienen poco más de 50.000 habitantes, de los que casi un 40% reside en el área urbana de la capital, Tórshavn.

Aún bastante virgen para el turismo de masas (como otros países nórdicos, no son nada baratas y usan la corona danesa como moneda), hay muy pocas agencias de viajes especializadas en ellas, como Boreal Travel y Tierras Polares, que acostumbran a incluirlas junto a Islandia, Groenlandia y Noruega, más de moda. Tampoco hay guías específicas en castellano, que las suelen incluir dentro de las dedicadas a los países nórdicos, dentro del apartado danés

Pues bien, este escenario salvaje, lleno de acantilados y donde el viento y la lluvia campan a sus anchas, fue el elegido por Carles Puigdemont para una conferencia, el pasado mes de octubre. 

Había sido invitado por el Partido Republicano (Tjóðveldi), una formación de izquierdas independentista, tercera fuerza política del país desde las elecciones generales de 2015. Forma parte del Gobierno tripartito de coalición, junto con el Partido Socialdemócrata (mayoritario) y el Partido Progresista.

Eso sí, Puigdemont fue recibido por el viceprimer ministro de las islas, Høgni Hoydal, el titular de Exteriores, Poul Michelsen, y el presidente del Parlamento, Páll á Reynatúgvu. El tuit de Josep Lluís Alay daba fe.

Pero, ¿es comparable la situación feroesa con la de Catalunya? Aparentemente no. El grado de autonomía es enorme, pero también hay una parte de la población que piensa en la idea de ser independientes, de la misma forma que un amplio porcentaje de catalanes. Las Feroe no pertenecen a la Unión Europea por deseo propio: “Decidieron no entrar, al contrario que Dinamarca, en 1973”, recuerdan. No hay que olvidar que su política pesquera, base de su economía, causa polémica debido a las periódicas matanzas de ballenas piloto que pasan por sus aguas. Una tradición que los feroeses se niegan a abandonar.

La población feroesa vive bien dentro de Dinamarca y su autonomía es tan amplia que únicamente tiene unos poco límites: “Según la Ley de Gobierno Local (1948) y la Ley de Transferencia de Competencias (2005), las autoridades de las Feroe tienen las competencias en casi todas las áreas que regulan el día a día de los ciudadanos feroeses y tienen la posibilidad de obtener más competencias progresivamente cuando lo deseen, salvo en áreas como la gestión del Estado, ciudadanía, la Corte Suprema, política exterior, de seguridad, de defensa y monetaria”, explican desde la embajada danesa en Madrid.

Edificio del Gobierno feroés, en la capital, Torshavn. | Foto: Txerra Cirbián

¿Cómo se ve esto desde el archipiélago? Un portavoz del Ejecutivo feroés, que prefiere no ser citado directamente, asegura: “Por mi conocimiento de la situación en Catalunya, no creo que nuestra situación política sea comparable”.

Y se refiere a varios aspectos de la actual Constitución feroesa: “Desde 1948, las Islas Feroe han asumido la responsabilidad legislativa y administrativa de una amplia gama de áreas, incluyendo la conservación y gestión de los recursos marinos, la protección del medio ambiente, los recursos del subsuelo, las relaciones comerciales externas, la política financiera, la regulación empresarial, los impuestos y aduanas, la energía, transportes y comunicaciones, la preparación para emergencias, la seguridad social, la cultura, la educación y la investigación”.

Para el Ejecutivo danés sigue siendo muy importante mantener su unión con las Islas Feroe y Groenlandia. El primer ministro de Dinamarca, Lars Løkke Rasmussen, lo ha dicho repetidas veces: “Nuestro Gobierno promueve una colaboración moderna y constructiva donde se pueda profundizar aún más en temas de interés mutuo, respetando siempre la diversidad en las diferentes partes del reino de Dinamarca.”

El primer ministro de Dinamarca, Lars Løkke Rasmussen.

Eso sí, el Gobierno danés respeta el deseo de ambos de tener sus propias constituciones, pero al mismo tiempo — subrayan las mismas fuentes– estas constituciones (incluido el derecho a una potencial independencia) tienen que “caber dentro del marco del reino y no pueden crear inseguridad sobre el estatus constitucional de las Islas Feroe y Groenlandia” dentro de Dinamarca.

Como se ve, la cuestión de una posible independencia también les preocupa: “Es un tema que se decidiría por los pueblos de las Islas Feroe y Groenlandia. El Ejecutivo danés respetaría tal decisión, pero también la lamentaría. Nuestro Gobierno respeta la visión de tener un estado independiente, pero aunque Dinamarca sea un estado soberano, cada vez es más dependiente del mundo que le rodea y el Gobierno está convencido de que Dinamarca, las Islas Feroe y Groenlandia, también en el futuro, serán mucho más fuertes juntos que cada uno por separado”.

Imagen del puerto de Torshavn, capital de las islas Feroe. | Foto: Txerra Cirbián

Como casi siempre, y en esto Catalunya no es una excepción, las relaciones económicas entre el centro de poder, en Dinamarca, y la periferia, las Islas Feroe y Groenlandia, marcarán las relaciones. Cuanto más dinero fluya desde la metrópoli (las cantidades destinadas parecen haber disminuido) y mejor sea la situación en esos territorios, menos subirán las ansias independentistas de sus ciudadanos.

Lo cierto es que el referéndum constitucional que estaba previsto para el año 2018 y que debía incluir la posibilidad de la autodeterminación de las Islas Feroe está aplazado ‘sine die’. “El Gobierno actual ha estado en el poder durante casi cuatro años y es el mismo Ejecutivo que quiso celebrar el referéndum, pero este se ha ido posponiendo varias veces y se ha retirado de la mesa. Está previsto que haya nuevas elecciones generales en septiembre de este año, como muy tarde”, señalan. Como en el caso catalán y español, los comicios dibujarán el nuevo panorama.

Costa Rica (12): el parque de Manuel Antonio

Prosigo con el relato del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años. El texto de hoy corresponde al 20 de julio del 2008. El día amaneció radiante en nuestra habitación del hotel Villa Teca. Esa noche habíamos dormido con el aire acondicionado puesto a causa del bochorno nocturno.

Nos levantamos a las 7 de la mañana y ya hacía un calor húmedo. En cuanto salías al exterior el sudor se te pegaba al cuerpo.. Tomamos el desayuno y subimos al autocar que nos llevaría a la que sería la última excursión incluida en el paquete del viaje: el pequeño parque nacional de Manuel Antonio.

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Costa Rica (11): los cocodrilos de Tárcoles

Prosigo con el relato del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años. El texto de hoy corresponde al día 19 de julio de 2008. La agenda de aquella jornada iba a ser la de un típico día de traslado de un punto a otro del país, con pocas perspectivas paisajísticas más allá que las divisadas desde el autobús en el que viajábamos.

La ruta era desde Monteverde hasta Quepos, la ciudad más cercana al Parque Nacional Manuel Antonio, donde (aseguraban) que estaban las playas más bonitas del país, situadas al sur, en la provincia de Puntarenas, junto al Pacífico.

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Costa Rica (10): puentes de Santa Elena

Como veis, he querido dividir la jornada del 18 de julio de 2008 del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años en dos partes, y cuyo contenido he ido recuperando en este blog. En la entrada anterior os comentaba cosas del bosque nuboso. En esta os sitúo en lo que hicimos a partir del mediodía.

Ya era la una de la tarde cuando aparecieron varias pequeñas furgonetas con tracción a las cuatro ruedas que nos trasladaron a la reserva biológica de Santa Elena, situada a unos 12 kilometros de distancia (y que también incluía el nombre de bosque nuboso), donde estaba previsto realizar un par de actividades.

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Costa Rica (9): el bosque nuboso

Prosigo con el relato del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años. El texto de hoy corresponde al día 18 de julio de 2008 y se centra en la excursión que realizamos al bosque nuboso de Monteverde.

Situado en la cordillera de Tilarán, con este nombre se conocen en realidad dos reservas biológicas: la de Monteverde y la de Santa Elena. Curiosamente, el origen de la primera se debe a un grupo de cuáqueros pacifistas estadounidenses que llegaron a la zona y se asentaron en esta región a finales de la segunda guerra mundial. Lo explican así en esta página dedicada al lugar:

«La Reserva Biologica Bosque Nuboso Monteverde es famosa por ser uno de los santuarios de vida silvestre más destacados de los Trópicos del Nuevo Mundo. Los bosques enanos espectacularmente esculpidos por el viento en los cerrros expuestos contrastan con los bosques protegidos del viento, cuyos arboles lucen majestuosamente altos adornados con orquídeas, bromelias, helechos, enredaderas y musgos.»

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Costa Rica (8): camino de Monteverde

Prosigo con el relato del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años. El texto de hoy corresponde al día 17 de julio de 2008. Después de un día tan intenso como el dedicado al volcán Arenal, la empresa que nos trasladaba a lo largo y ancho de Costa Rica, nos ofreció una de esas jornadas de transición, camino de Monteverde.

En cierto sentido fue un día tonto, casi olvidable por diversos motivos. Entre otros, por la mala gestión del tiempo, de los traslados y de las comidas (ya fueran las incluidas o no en el paquete inicial), que provocó nuestras quejas a la empresa.

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Costa Rica (7): el volcán Arenal

Pequeña erupción en el volcán Arenal, el 16 de julio del 2008.

Prosigo con el relato del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años. El texto de hoy corresponde al día 16 de julio de 2008. Fue una jornada intensa, con varias actividades, incluidas un paseo a caballo, un baño en aguas termales y una excusión a la falda del volcán Arenal, que sigue activo en la actualidad.

Esta impresionante y majestuosa montaña volcánica, perfectamente cónica, tiene una altura de 1.633 metros. Sus impactantes erupciones, de carácter regular, son un extraordinario espectáculo natural del que se aprovechan, lógicamente, todas las empresas turísticas del país. Pero vayamos por partes…

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Costa Rica (6): en ruta hacia Arenal

La famosa ranita verde de ojos rojos de Costa Rica (foto Txerra Cirbián).

Sigo con el relato del viaje que hicimos a Costa Rica hace diez años. El texto de hoy corresponde al día 15 de julio de 2008. Fue una jornada de tránsito, de esas que se te hacen pesadas, porque prácticamente no sales del autocar en el que viajas.

Como os decía, fue un día largo y pesado. Empezó a eso de las 7 de la mañana en el hotel de Tortuguero y había salido el sol después de una noche espectacular. La lluvia no dejó de caer con fuerza y continuamente durante horas y horas.

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