El blog del periodista Txerra Cirbian

Categoría: Humor (Página 6 de 6)

Fraga i La Sexta

Tot va començar amb aquesta frase: «No, jo no tinc més simpaties per McCain. Jo sóc de centre reformista, com l’Obama».
La va dir Manuel Fraga Iribarne, fa una setmana, al diari El País.
L’equip d’El Intermedio, a La Sexta, s’ha apuntat a un invent similar al que els nois de Polònia van fer amb l’Acebes. Si aquests van montar un Save Acebes, els de Gran Wyoming promouen un Fraga 2012.
I ja porten més de mig mil·lió de suports.

Miquel Mariano

Si ayer hablaba del ganador de Eurovisión , hoy barro para casa. Descubro vía el bitólogo mallorquín Benjamí Villoslada (gràcies!) que existe un divertido cantante menorquín que merece la pena descubrir.
Se llama Miquel Mariano y ya estuvo hace un año en El Club de Albert Om , en TV-3, cantando su Verigut .
Este año aspira también a triunfar con la canción del verano: Aerolineas menorquinas .

Miquel Mariano

Si ahir parlava del guanyador d’Eurovisión, avui escombro cap a casa.
Descobreixo via el bitòleg mallorquí Benjamí Villoslada (gràcies!) que existeix un divertit cantant menorquí que val la pena descobrir.
Es diu Miquel Mariano i ja va estar fa un any a El Club d’Albert Om, en TV-3, cantant el seu Verigut.
Aquest any aspira també a triomfar amb la cançó de l’estiu: Aerolineas menorquinas.

CQC

CQC o Caiga quien Caiga se mudó anoche a La Sexta. Es una franquicia argentina, que ha dejado las inciertas aguas ideológicas de Tele 5 por las más progres de la cadena del logotipo verde.
Con altibajos y cierto exceso de metraje, recuperó el pulso de su mejor época, la que encabezó Gran Wyoming. Su presencia en un acto de Aznar en EEUU, picoteando a Blair y a algunos militares yanquis fue de lo mejor de la función. ¡Ah! (como diría mi buen amigo Ferran Monegal) y también se frustraron con el desplante de ZP y el plantón de Espe Aguirre a su primera mujer reportera.
Pero lo más bonito vino de dentro de la casa. Primero fue Wyoming, en un guiño a la audiencia, que apareció al inicio del programa para apadrinar al nuevo equipo y decirles que les vigilaría de cerca. Eso sí: dejó muy claro que él ya tiene su estrellato en El intermedio, y que ellos aún se lo han de ganar.
También estuvo luego Andreu Buenafuente, para echar una mano mediática a los nuevos.
Desde el inicio, amigos y colegas, Buenafuente y Wyoming juegan a echarse chinitas. Y CQC les siguió el juego. Festival del humor en la noche de los miércoles.
CQC fue un emparedado entre las dos locomotoras de La Sexta.

He vist coses…

Aquests dies m’estic barallant amb una bona eina de publicació de bitàloles, el WordPress.
En realitat ho estic fent amb un plugin de multillenguatge anomenat Gengo, creat per Jamie Talbot, que permet amb una certa (teòrica) facilitat escriure i publicar aquestes entrades en un sol bloc (aquest Txerra.info) i dos idiomes, en lloc d’utilitzar, com faig ara, dos blocs diferents (Txerrades, en català, i Txerradas, en castellà).
He demanat ajuda a alguns experts, com ara Juan Antonio Lebrijo (autor de blog.Lebrijo.com, un interessant bloc sobre tecnologies de la informació i comunicacions); companys de llistes de distribució, com el Benjamí Villoslada, autor del sempre excel·lent Bitassa a lloure, i companys de feina, com l’Àngel Parra, la meva primera influència quan vaig començar a jugar amb Linux i Ubuntu, i el Dani González, un tipus fantàstic.
I és en aquest moment, quan demanes ajuda i te l’ofereixen desinteressadament quan descobreixes que aquest company amb el qual parles de la feina, de la família o d’alguna frikada que us agrada a tots dos, doncs també escriu una bitàcola… I no d’ara, no, sinó des de fa més temps que tu.
Són coses que passen: un es creu el melic del món i no és res més que una puça a l’univers d’internet.
Però, a més a més, el d’en Dani no és un bloc qualsevol, no. Es tracta de No puedo creer, un diari on ell i un grup de col·laboradors signen «notícies, gadgets, invents i artefactes per a frikis i geeks», amb molts milers d’entrades diàries.
I encara n’hi ha més: aficionat al (bon) cinema de ciència-ficció, Dani signa els seus posts com Troy. Només li sobra la T per ser Roy (l’actor Rutger Hauer), el líder dels replicants de Blade Runner, la mítica pel·lícula de Ridley Scott. Per això no és estrany que el seu altre bloc de notes, un poc més personal, sigui He visto cosas.
El seu títol prové, naturalment, del monòleg que pronuncia Roy al film: «He vist coses que no creuríeu. Atacar naus cremant més enllà de Orión. He vist llamps C brillar en la foscor prop de la porta de Tanhäuser. Tots aquests moments es perdran en el temps com llàgrimes en la pluja. És hora de morir?»
La resposta, humorística, de l’autor del bloc a aquest dubte existencial és: «¡No! És hora de publicar-los aquí o en No puedo creer

Polònia

Els nois de Polònia van passar ahir a la nit del curt al llarg, dels gags gravats al directe.
Va ser un programa especial sobre les eleccions, irregular, amb alts i baixos i moments mancats de ritme, salvats per alguns números enllaunats.
Però, com sempre, en Toni Soler i el seu equip ens van delectar amb un parell de detalls sublims.
Un: la petició, amb samarreta i pàgina web inclosa (SaveAcebes.org) que Rajoy i el PP no defenestrin a Acebes, perquè el polític és petroli per als guionistes del programa i un dels personatges clau de l’actor Bruno Oro.
I dos: l’apoteòsic final, amb cançó i coreografia a l’estil dels Village People.
Són impagables.

Guionistes

Sense uns bons guionistes no hi ha bones pel·lícules, ni sèries ni programes. Per exemple, la cerimònia dels Oscars d’aquest any, escrita a corre-cuita.
Per això, estic absolutament convençut que la qualitat i l’humor que destil·len Polònia –atenció a l’especial postelectoral de demà, dijous–, Buenafuente –ahir a la nit, de nou amb Jordi Évole, van muntar una telefonada a ZP, que va respondre molt bé a la trucada– i Sé lo que hicisteis… no serien possibles sense ells.

Notas de campaña

Un par de notas políticas de este domingo, a sólo siete días de las elecciones.
Una. Jordi Évole, más conocido como el Follonero, nos ha alegrado la (casi siempre aburrida) campaña electoral con su descarado y divertido programa de La Sexta.
Dos. A un espabilado del PP asturiano se le ha ocurrido la brillante idea de utilizar una canción de Manu Chao para echar basura sobre el PSOE de esa región.
Tiempo atrás a un publicista se le cayó el pelo por usar sin permiso el «hoy puede ser un gran día» de Joan Manuel Serrat.
Como la canción decía que «En la gran feria de la mentira, tu eres el rey, el rey de un día. En la gran feria de la mentira, yo fui el ciego, el que no sabía…», con eso de querer ser tan modernos, quizás algún pepero se bajó la canción en mp3 de internet sin saber quién era ese tal Chao.
Pero ahora, Manu, avisa en su web que «desde aquí queremos informar que La Radiolina y Manu Chao están en contra de que ningún partido político utilice su imagen/música/obra/trabajo para los fines que sean…»
En todo caso, «y ya que estamos, desde estas líneas hago un llamamiento a que vayamos tod@s a votar el domingo por cualquier partido que no sea el Partido Popular y evitar así lo peor que nos pueda pasar a tod@s estos próximos cinco años».

YoGa versus Goya

En esto del cine abundan las páginas web de profesionales y las bitácoras de aficionados al cine. Una de las más veteranas es la del colectivo Catacric, de críticos catalanes, que mantienen la llama de la ironía cinéfila desde hace 19 años.
A punto de que se conozcan los premios Goya, de la Academia del Cine Español, los Catacric acaban de hacer público sus anti-premios YoGa.
La brújula dorada y Oviedo Express, en las categorías de peor película extranjera y española, encabezan una lista en la que no faltan dos guapas actrices, Nicole Kidman y Aitana Sánchez Gijón, y dos feos galanes, Nicolas Cage y Fernando Tejero.
La lista completa, en Catacric.org

Juan Carlos Ortega

Por aquellas cosas del destino, el otro día me encontré con Juan Carlos Ortega frente a mi casa.
Bueno, en realidad, estaba saludando a una vecina en la calle, cuando ésta me dejó casi con la palabra en la boca, se dirigió hacia un coche que, justo en ese momento, aparcó frente a nosotros, y empezó a repartir besos a unos niños que bajaron del vehículo, y a los ocupantes adultos.
Uno de ellos, un tipo cercanoa los 40 con aspecto de no haber dormido mucho, era el humorista.
No entiendo mucho del humor de Ortega. Pero eso es normal: hay gente a la que no le gusta nada y otra, en cambio, a las que le chifla.
Aparenta una seriedad que su ironía desmiente. Y explica historietas que, a mi entender, son como el desarrollo de un chiste de Forges.
Él afirmaba, con respecto a su programa La noche americana, en la cadena Cuatro: «La filosofía del espacio es muy difícil de definir. El propio Ortega confiesa: «No haré humor surrealista, ni humor trasgresor, ni muchísimo menos humor inteligente.»
Un ejemplo de su estilo, pillado del diario El País, en agosto pasado. Era sobre Germán, un hombre muy enamorado de su mujer, que llevaba más de 30 años casado con Encarna, a la que cada mañana le escribía un poema. Ella, pese a la repetición, emocionaba mucho encontrarlos y así se mantenía enamorada. A Germán le parecía estupendo, pero se sentía muy culpable, porque… los poemas no eran suyos, sino copiados.
Ortega finalizaba el relato así: «Un día Germán no pudo más. Decidió que iba a soltarle la verdad a su amada Encarna porque, en realidad, su mujer no podía estar enamorada de él, sino de los poetas que él había plagiado en los últimos años. Así que la mañana siguiente, Germán se levantó media hora antes que su esposa. La esperó en la cocina, fumando nervioso, y cuando ella entró para prepararse un café, él la miró avergonzadísimo y le dijo: Encarna de mi vida, tengo que confesarte algo. Con la cara aún hinchada por el sueño, ella quiso saber que pasaba. Y Germán se lo dijo: Yo no sé escribir. Soy un fraude, cariño. Soy una estafa. Perdóname. Encarna estuvo en silencio 30 segundos, respiró profundamente, miró a su marido y le dijo algo que ninguno de los dos olvidará jamás: Germán de mi vida, también he de confesarte algo. Yo no sé leer.

Aires de grandeza

Al ver esta barca, en un muelle de la isla de Cerdeña, en un primer momento pensé: «Mira qué humilde… Vaya aires de grandeza que se gasta».
Pero al final llegué a la conclusión de que su propietario le había puesto el nombre con una gran dosis de humor.

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