Lo confieso, amigos: yo también vi la entrevista en Tele 5 con Belén Esteban.
Fue impresionante.
Días atrás ya hice un comentario sobre esta mujer y sobre el éxito de audiencia que está proporcionando al programa Sálvame de su compañero, amigo y jefe, Jorge Javier Vázquez, y a la cadena que les ha contratado.
Decía yo:
«Siempre me ha intrigado el éxito que tienen los programas del corazón y las estrellas que pueblan su particular universo. Ahí está, por ejemplo, Belén Esteban. Ha hecho un oficio de haber puesto de vuelta y media al novio (torero y rico) que la hizo madre de su hija, pero se casó con otra. Es algo que pasa millones de veces pero, elevado al altar televisivo, ha dado lugar a una de las más peculiares criaturas de la caja tonta.»
También picoteé el viernes en la competencia, en ese Donde estás corazón? (que está en horas bajas), donde el equipo de Jaime Cantizando había logrado contactar por teléfono con la última pareja de esta chica.
El joven, un tal Fran, fue prudente y no entró al trapo de los contertulios.
Luego, Vázquez intentaría pinchar a Belén Esteban con este dato, pero ella tampoco quiso entrar en el juego.
Fue lo más sensato que hizo en toda la noche.
Sigo sin entender a la gente que vende su intimidad en pantalla, a quienes les gusta llorar en público y que les compadezcan a través del tubo de rayos catódicos.
Pero, ahora, diez años más tarde de haber mantenido su aventura con el torero, quizá tenga razón y ya no se la conozca como la ex de Jesulín de Ubrique, sino como Belén Esteban.
El maestro Monegal ironizaba ayer con acierto sobre ese terremoto mediático:
«Jornada de gloria celestial para Tele 5. Resulta que el defensor del menor se ha fijado en Belén Esteban y está analizando si sus constantes apariciones en la tele son perjudiciales para su hijita. ¡Ah! Cuando ocurren estas cosas ya sabemos cómo las capitaliza Tele 5: retroalimenta toda la cadena con un arte fantástico (…) y Belén Esteban, dolida, pero guerrera, gritaba: «¡Por mi hija mato!» ¡Ah!, qué éxito. Mándenle al defensor del menor un regalo. Un detallito.»
Pues eso, señores de Sálvame, de La Noria, de DEC y de tantos otros programas de cotilleo.
Sigan ustedes alimentando el morbo del personal en los amores fracasados, en separaciones, divorcios e hijos vapuleados y manipulados por una y otra parte.
Sigan hurgando en las heridas, hasta que alguien se desangre…
————————————–
Anexo del 15 de septiembre:
Nuevo artículo de Ferran Monegal, en El Periódico: «La guerra de la Esteban»
«¡Andreita cómete el pollo, coño!», de Belén Esteban, no es frase más diferente que la de «No hay nada nuevo bajo el sol», de Lord Byron, aquél poeta inglés que vivía amargado profundamente.
Tanto el uno como el otro pueden crear tendencias y reflexiones que influyan en la audiencia, guardando las distancias, claro. Y cada cual en esta vida discurre con las neuronas que la naturaleza le ha dado.