Andreu Buenafuente y Gran Wyoming son las estrellas que más tarde se han incorporado al nuevo curso televisivo. El humor inteligente de ‘Buenafuente’ y de ‘El intermedio’ son la apuesta segura de La Sexta para su franja nocturna.
A continuación os copio el reportaje que escribí y publiqué originalmente en el suplemento ‘Teletodo’ de ‘El Periódico de Catalunya’ en septiembre de 2009. Reproduce el encuentro que mantuve con Andreu Buenafuente, Berto Romero y su nueva colaboradora, Ana Morgade, una actriz a quien le encanta improvisar y que ha hecho teatro, publicidad y televisión: ‘Con un par de bromas’, con Javier Capitán, en TVE-1, y ‘Estas no son las noticias’, con Quequé, en Cuatro.
El día de este encuentro, Buenafuente se encontraba en el fragor de la batalla que rodea la puesta en marcha de un programa. Con el plató a medio montar, muchas cosas por decidir, los técnicos probando luces y sonido y la banda ensayando la música. Y en medio del maremágnum, todo el mundo acudía al jefe para aclarar dudas. Como resultado, más de una hora de retraso en atender esta cita.
— ¿Novedades en el plató?
— Bueno. Hemos cambiado el orden, el sofá, la mesa. Cambiamos todo para que todo parezca igual, que es de lo que se trata. También estrenamos realizador, Óscar Llorca», explica Buenafuente.
— ¿Y nervios?
— La palabra que yo usaría sería más bien inquietud –explica el humorista–, muchas ganas de probar nuevas cosas y, por primera vez, con una compañera como colaboradora y copresentadora, que es algo inédito en un programa tan masculino como el nuestro–, añade Buenafuente, a quien acompañan Romero y Morgade.
— ¿La duda es cómo se van a repartir el pastel de la presentación?
— Bueno, el programa, inevitablemente, tiene esa cuota de personalismo, que, como su cabecera indica, me toca hacer», admite el showman. «Es un programa de autor, para lo bueno y para lo malo. Pero a diferencia de otros espacios de madrugada, más o menos parecidos, sobre todo en el extranjero, aquí hay una voluntad de compartir juego, de pasar más la pelota. A mí no me gusta mucho el término de colaboradores, que es un poco antiguo y corresponde a alguien que llega, hace una cosita y se va, sino de periodistas, actores o lo que sea que seamos, que no sé muy bien qué somos, muy integrados en el programa, donde cada uno va teniendo sus minutos», explica el presentador. Así, con Berto habrá «un repaso de la actualidad» que se repartirán a medias al inicio del programa, mientras que con Morgade aún están «trabajando», en el tipo de reportaje y «en la manera de salir y contar cosas de la calle», dice Buenafuente.
— Se observa en el plató la presencia omnipresente de los teleprompter, ese aparato que refleja el texto que han de leer los presentadores en un cristal transparente situado en la parte frontal de las cámaras.
— Es que es una herramienta muy importante, porque tenemos mucho guión. Me decían que con los años cada vez te vuelves más riguroso con el guión y no me lo creía –cuenta el showman–. Pensaba que era al revés, que sabría mucho y podría improvisar. Y no, no. Por eso se agradece seguir un buen guión en el teleprompter. Sin él, los monólogos serían imposibles de explicar. Igual hay algún ser humano que puede memorizar 15 minutos de monólogo, pero yo no puedo.
— Un tema aparte es la improvisación…
— Eso es marca de la casa. Aquí se mantiene y se cultiva, y yo soy el primer instigador. Y cuando es buena, el público te la ríe», dice el presentador. Y Berto añade: «Funcionamos con la improvisación pactada, porque siempre tienes un buen guión al que volver… Cuando yo empezaba, me preparaba mi guión, supermeticuloso, y Andreu era especialista en bombardearte y dejarte en pelotas en cualquier momento, porque le gusta ese riesgo. Pero al final te haces adicto y entras y sales continuamente del guión».
«Y por esta razón también contamos con Ana –señala Buenafuente–, que cumple todos los requisitos. Es una mujer que escribe, que piensa sus cosas y que entiende lo que dice». Morgade explica a su vez que, al terminar la temporada con Quequé, le llegó la oferta de Andreu: «Me dijo ‘te queremos en el programa; aún no sé para qué, pero ¿te vienes o no?’ Y me vine. Lo que más me divierte y me gusta del programa es eso, el concepto y la manera de hacer tele. Aquí me dan la opción de venir al taller y hacerme el pan, y no solo presentarlo en una bandeja», explica esta joven comunicadora madrileña, que ha empezado a chapurrear el catalán.
— También hay colaboradores que se han ido.
— Nuestro programa siempre se está reajustando. Hay cambios que se han de positivar, no como una pérdida, sino como evolución. Ha habido épocas con muchos actores y ya ha pasado, se ha vivido y se ha llevado a la plenitud, que era Eurovisión. Ahora estamos en una época más de plató. No habrá tantos actores, sino comunicadores polivalentes. Y como los tres somos bastante payasos, en un momento dado nos podemos disfrazar o montar una ficción. Esto será lo más nuevo». Y añade: «También vamos a ahondar en la relación con Berto, que cada vez es más misteriosamente simbiótica. Creo que hasta nos vamos pareciendo más… Toda esta complicidad me hace feliz, porque trabajar solo me aburre mucho. Me gusta que esto sea un viaje colectivo; es más divertido –explica el popular presentador– Ahora la pandilla somos los tres, y por primera vez con una chica».
— Vaya, vaya. ¿Copiando a Wyoming?
— Je, je. No, no, si no tendríamos a 40.000 chicas. Me gusta su punto desacomplejado y coral. Tiene un modelo muy bueno. Lo cierto es que hay una nueva hornada de chicas humoristas muy buenas y a mí personalmente la que más me gustaba era Ana. La suerte es que la que más te guste te diga que sí. Somos como un Barça: nos ha ido muy bien la temporada pasada y esta hemos fichado a un jugador muy bueno para mantener precisamente el nivel». ¿Y cómo es que usted siempre va después de Wyoming? «Je, je. Es que es mayor y le cierran la residencia a las 22.30, me han dicho. A veces consigue un pase pernocta, pero piense que él ha de tomar la medicación, ir al lavabo… Wyoming no está para trasnochar y él lo sabe», ríe Buenafuente.
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