Hoy, cuando me he despertado y he vuelto a ver los gráficos que diarios y televisiones mostraban los resultados electorales, he visto una inmensa marea azul que cubría más de medio espectro parlamentario catalán, con el mentón prominente de CiU a la cabeza y el PP de Alicia Sánchez Camacho a continuación, sin olvidar que la xenófoba Plataforma per Catalunya se ha quedado a las puertas del hemiciclo con 75.000 votos y un 2,42%.
Pero os dejo algunas reflexiones más.
Me alegro de que la participación haya subido un poquito y roce el 60%, pero me preocupa y mucho que dos millones de personas no hayan ido a votar. Atención también a los 92.000 votos en blanco: un toque de atención a todos los partidos, aunque al final no cuenten.
Espero que el PSC se dé cuenta de que buena parte de los votos que hicieron presidente a José Montilla provenían de la facción C y no tanto de la S. La burda forma de apear a Pasqual Maragall y a Ciudadanos por el Cambio que le apoyaba, ha pasado factura al PSAC. Ese colectivo que apoyó un cambio del pujolismo al catalanismo socialdemócrata y centrista o ha votado a Mas o se ha quedado en casa. ¿Y qué decir de los trabajadores que habitualmente votaban socialista? ¿A quién votar si han sido los más traicionados?
Lo siento por Iniciativa per Catalunya Verds (¡qué siglas más largas!), aunque Joan Herrera quizá sea quien menos haya perdido de un tripartito que no ha sabido explicar en ningún momento lo que han hecho (y han hecho bien, pese al ruido ambiental) durante estos años.
En cuanto a la entrada del partido de Joan Laporta, el expresidente del Barça, no creo que vaya a suponer ningún giro independentista en el conjunto de Catalunya. Al contrario. En la anterior etapa, con Esquerra Republicana en el Gobierno del tripartito, había más parlamentarios declaradamente soberanistas que ahora. Y, la verdad, no veo a CiU declarando la independencia en estos momentos, con el empresariado catalán detrás pidiéndole que se deje de tonterías y aplique los planes de ajuste a rajatabla.
Espero que Artur Mas y CiU lo hagan bien, porque de ello dependen muchas cosas en Catalunya y también en España.
Porque, no nos engañemos: cuando el PP de Mariano Rajoy gane, veremos qué posición adopta el PP con respecto a Catalunya y cuál será la respuesta de la coalición nacionalista.
Por los resultados parece que no tiene hueco una opción xenófoba en Cataluña, a no ser que ese discurso lo capitalice algún partido. ¿Ves este tema preoccupante o simplemente es una opción coyuntural debido a la crisis?. Saludos.
Existe ya esa opción xenófoba, la de Plataforma per Catalunya (PxC) de Anglada y compañía, un antiguo hombre de Blas Piñar en Catalunya que ha sabido «reconvertirse» y ejercer de derecha del PP.
Pero es el PP, en el fondo, sin que se les note demasiado, el partido que ofrece esa opción, y les ha restado votos, como también lo ha hecho con el PSC, que ha visto menguar votantes por dos lados: los más nacionalistas, enfadados con la salida de Maragall por la puerta de atrás, y los más psoecialistas, por similares razones a las que esgrime Rosa Díez en su programa (y que aquí no le ha servido de nada).
Catalunya es mucho más compleja de lo que desde el resto de España se cree. Sólo se ha de pensar en la inmensa manifestación (más de un millón de personas) en favor de la defensa del «derecho a decidir» lo que queramos, ya sea integración, federación o independentismo. Pero un derecho, al fin y al cabo… Y no creo que la ganadora CiU defienda la última opción.