El miércoles pasado, 31 de agosto, os dejé colgados con la llegada de James Bond y Vesper Lynd a Venecia a bordo del velero ‘Spirit’. Hoy os acercaré a los escenarios venecianos del trepidante final de ‘Casino Royale’, si bien lo haré en dos entregas, para no aburriros con textos demasiado largos.
La pareja se ha relajado y ha estado haciendo el amor en un hotel cercano a la Piazza San Marco. Vesper le dice a 007 que le deja para ir al banco y se verán en media hora. Pero una llamada de M, la jefa del Servicio Secreto, le hace ver a Bond que le han engañado. Inciso: el precioso vestíbulo cuyos escalones baja rápidamente nuestro héroe mientras habla con su banquero no está en Venecia: son las escalinatas del Museo Nacional de Praga, en la República Checa.
Como os decía, el agente sale pitando en busca de la chica y corre rápidamente hacia la plaza de San Marcos, en la que penetra desde la muy comercial calle Larga Ascensione, donde están las más lujosas tiendas de moda. Mira a un lado y a otro de los soportales de la Piazza y se abre paso como puede entre la multitud de turistas.
James Bond cruza corriendo los soportales y la plaza en dirección a la sucursal bancaria donde tendría que estar Vesper y donde, supuestamente, tendría que estar retirando el dinero que debía transferir al Departamento del Tesoro británico. Pero ha llegado tarde: Vesper ya no está en el banco.
Por cierto: al equipo de la película no se le autorizó cortar el acceso a la plaza de San Marcos para rodar esa escena. Tuvo que limitarse a trabajar en diferentes partes de la Piazza, mientras cientos de personas hacían fotos del rodaje. Para esa breve escena (de sólo unos segundos) en la que Bond se cruza con numerosos turistas (todos de ficción), se contrataron a más de 400 figurantes.
Bond llega ante una puerta de cristal, con un rótulo que pone Basel Bank (Banco de Basilea). Tal entidad bancaria no existe en Venecia. En realidad allí, en la esquina noreste de la plaza de San Marcos, se encuentra una oficina de la Banca Commerciale Italiana, con un típico cajero automático en su interior.
Tras mirar a uno y otro lado, 007 detecta por el rabillo del ojo, casi por casualidad, la figura de la chica con su vestido rojo, que se aleja con un maletín en la mano a través del Sotoportego del Cavalletto y sube las escaleras del puente homónimo. Nada ha cambiado en ese callejón, incluido un hotel de la cadena Best Western, cuyo cartel anunciador puede verse perfectamente.
Vesper se aleja de la zona central de la ciudad, atraviesa también el Sotoportego de le Colonne, el puente que hay a continuación y llega hasta las puertas de un vetusto edificio, donde se desarrolla el apasionante final de la película. Esa parte que culmina con la destrucción de un palazzo del Gran Canal y que os explicaré el próximo domingo, con algunas sorpresas.
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