Cada vez admiro más a la gente que hace cine, que es capaz de hipotecarse para llevar adelante sus sueños de celuloide (o de lo que sea en que ruedan ahora) y transitar el largo, larguísimo camino que va desde el guión hasta el estreno.
Y la lucha por mantenerse en cartel, en pugna con los ‘blockbusters’ de Hollywood que nos inundan y cuyo presupuesto de publicidad es mayor que el de la producción de una pequeña película independiente.
Y luego, ese perseguir la inclusión en un festival, una nominación a los premios de la Academia del Cine que te dé un empujito más.
No dejéis, amigos, de apoyar nuestro cine. Su esfuerzo precisa de nuestra constancia.