La verdad, señores, es que yo, ahora mismo estoy muy despistado.
¿Y ahora, qué hacemos?
Hablo del Estatuto de Catalunya, claro está. Del de 1979 y del del 2006.
Resulta que unos señores, miembros de un Tribunal que se dice Constitucional, han decidido que algo que votaron mis representantes en el Parlamento de Catalunya, y que buena parte de los catalanes –no todos, ni muchos, eso es cierto– votamos en un referendo, no vale.
¿Ahora no vale?
Yo pensaba que la democracia era eso: que si piden mi opinión, mi voto, eso es lo que vale.
¡Qué engañados nos tienen!
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