La CBS acaba de anunciar que Laurence Fishburne se convertirá en el nuevo jefe de la serie CSI Las Vegas. El gran Morfeo de Matrix aparca por un tiempo el sueño del cine y lo cambia por la realidad televisiva.
No es la única estrella del celuloide que opta por el trabajo mercenario en la pequeña pantalla: ahí tienen a James Woods (Stark), Martin Sheen (El ala oeste de la Casa Blanca) o Glenn Close (Daños y perjuicios). Lo que ganan en la tele les garantiza años de supervivencia.
Se dice que Hugh Laurie se embolsa más de 300.000 euros por cada capítulo de House; que James Gandolfini se llevaba unos 500.000 por cada episodio de Los Soprano, y que William L. Petersen superaba esta última cifra por interpretar a Gil Grissom.
Pero, y he aquí la gran contradicción, Petersen se va de CSI porque, como en su anterior ausencia de la serie, quiere hacer cine y teatro, donde cobra muchísimo menos. Hace pensar.
Recuerdo a Josep Maria Pou, metido en la piel del inspector Ferrer de Policías, pero deseando volver a los escenarios. Hace unas semanas nos deleitó con una perla: se introdujo en Lex (A-3) como actor invitado y bordó el papel de abogado sin escrúpulos ni sentimientos, capaz de engañar a su hija con unas lagrimitas.
Emma Vilarasau, Ramon Madaula y otros actores de Ventdelplà (TV-3) suelen abandonar de vez en cuando el serial catalán para airearse en obras de teatro o en películas… que no funcionan tan bien como quisieran.
Para ellos, la televisión es popularidad; el cine, calidad, y el teatro, prestigio. Quizá olvidan que aportan –con buenos guionistas y realizadores– el prestigio y la calidad necesarios para hacer que haya buenas series. Pero no se inquieten por Grissom y compañía. Las teles lo tienen claro: siempre vuelven al redil.

ARIADNA OLTRA. — La compañera de Espartac Peran en Els matins d’estiu (TV-3) entrevistó ayer al vicepresidente del Govern, Josep Lluís Carod-Rovira. Procedente del 3/24, la joven está demostrando ser una periodista incisiva, en la línea Mònica Terribas. Intentó morder varias veces al político allí donde más le dolía (la decisión de Saura e ICV de dar tregua a Zapatero) y dejó para el final una pregunta: «¿Cómo están sus relaciones con Puigcercós?» Carod estuvo a la altura: «Buenas. Estos días, inexistentes, porque los dos hemos hecho vacaciones«.