Mientras paseábamos ayer por Barcelona, nos topamos con este camión que hacía maniobras entre las calles de Jaume I y de Dagueria, a un paso de la plaza de Sant Jaume.
Después de unos minutos y de evitar el desastre por milímetros (la policía municipal tomó nota de los desperfectos en una de las fachadas), aún me pregunto cómo logró el camionero meter su vehículo en la segunda, una minúscula callejuela.
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Muchos días, al levantarme, miro el que probablemente es el mejor programa matinal de las teles españolas: Els matins, de TV-3, que dirige el veterano e incombustible Josep Cuní, todo un referente en el periodismo radiofónico y televisivo.
Acaba agosto y finaliza la flexibilidad del ayuntamiento a la hora de cobrar los aparcamientos en las calles de la gran ciudad.
Claro que siempre hay quien está a la que salta y ofrece económicas soluciones, como los señores de NN, que han incorporado hasta las bicicletas en sus ofertas: coches, desde 114,50 euros; motos, desde 40 euros y bicis, desde 13 euros.
Con esos precios, en menos de un año casi te puedes pagar una bici nueva (130), una motillo de segunda mano (400 euros) y si me apuras un utilitario, muy usado, eso sí.
El tráfico… Um… Ya, ya… Está fatal…
Pero al margen de esta obviedad, afín a cualquier gran ciudad, con el título de hoy me quería referir a la información del tráfico que ofrecen algunas televisiones.
Cuando vas en coche, la que se emite por radio te permite tomar alguna vía de escape que evita, a veces, sólo a veces, el colapso anunciado en ese momento por el locutor. Otras, te metes de cabeza en el embotellamiento de los coches que huían del primer follón.
¿Pero la de la tele? ¿Sirve de algo? Si vas en coche, no la puedes ver. Claro que, si estás en casa, y es un fin de semana, puedes optar por salir o regresar más tarde. Pero, ¿la diaria? ¿de qué me sirve si son las 8 de la mañana y he de estar antes de las 9 en la oficina?
Bueno… es lo mismo que cuando ofrecen los sondeos electorales al cierre de los colegios electorales: una información caduca al cabo de dos horas, cuando llegan los resultados reales.