Me ha sorprendido la virulencia de la campaña orquestada por grupos de internautas contra la nueva ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, a la que no conozco personalmente, sino por su desigual trabajo en el mundo del cine.
En toda esta historia, hay una petición en la que todos estamos de acuerdo: el acceso a la cultura es un derecho fundamental. Pero, ¿gratis total?
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