Pensaba ayer, a mediodía, lo mal que deben estar los chicos de ETA: siguen ahí, tocando las narices, pero nadie les hace puñetero caso.
Sí, es cierto que aún pueden hacer mucho daño, que lograron que las playas de la Costa del Sol se vaciaran durante unas horas, porque ellos se empeñan en que la gente no tome el sol a esas horas, no vaya a ser que una de sus bombas les ahorre pillar un cáncer de piel.
Pero ayer a mediodía, este país no estaba pendiente de ellos. Miraba la tele.

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