Me hacen gracia, por no decir que suena ridículo, los estudios encargados por las propias empresas para darse importancia.
Dos ejemplos en pocas horas.
Ayer, en la contraportada de Qué! afirmaban que «es el diario gratuito más valorado». ¿Por quién? ¿Por los lectores en general? Supongo que por los suyos, claro. ¡Qué van a decir! Lo mismo que los de los restantes medios.
Aunque me resultan divertidas algunas de las paridas que publica (como eso de que «Pagan 1.500 euros por un kit de caza de hombres lobo«, ayer mismo, en la misma página), lo de «más valorado» me recuerda la estúpida manía de otros medios, éstos ya de pago, de apropiarse según les favorezca o no de los datos de lectura de la OJD o del EGM. Y no cito a nadie, porque cualquier día uno tiene que pedir trabajo y te dan con este blog en las narices.
Lo mismo que hoy, las empresas farmacéuticas. Tienen mucho, muchísimo dinero. Tanto como para poder pagar las publicidad en la que reivindican sus «marcas». Es la vieja idea de los cerebros del márketing, «la importancia de la marca».
Están en su derecho.
Como los ciudadanos de poder comprar ese mismo medicamento, sin adornos, por la mitad de precio.