El otro día fui a ver a José Luis Jiménez Fernández, un buen amigo y antiguo compañero de El Periódico, al igual que su esposa, mi querida Mari Carmen Gonell, hija a su vez de otro trabajador, pionero de los primeros tiempos del diario.
Me había invitado a visitar El Visor, una escuela de arte, dibujo y escultura, situado en el paseo de Sant Joan, 142, de Barcelona, que incluye un taller dedicado al grabado, situado en otro local próximo, ubicado en la calle de Còrsega, 450. En este espacio, José Luis se ha convertido en un buen alumno del profesor Manolo López, que lleva ocho años al frente de este departamento.
Como os decía, fui a verles y me encantó lo que están haciendo. Tocan una disciplina emparentada con la magia de la imprenta, de trasladar al papel (u otros soportes) imágenes que previamente han dibujado, copiado y trasladado a una matriz que, rellenada de tinta, da lugar a cuadros llenos de arte. O al menos, así me lo parecen a mí. Y a mí, que soy un patoso. negado para estas cosas, me llenó de ese deseo innato que (creo) tenemos todos, de aprender.
Las imágenes que acompañan estas líneas no reflejan todo lo que allí hacen, pero al menos quedan como testimonio de la visita y de una generosa atención que agradezco.