Ya ni me acuerdo de cuando empecé a visitar el Salón del Cómic de Barcelona, que este año llega a su 41ª edición. Pero yo diría que fue desde el principio, a inicios de los años 80. En esos primeros tiempos acudí como periodista especializado, enviado por el añorado Josep Maria Huertas Claveria, entonces mi redactor jefe.
Años y diversas jefaturas y secciones más tarde, lo visité anualmente como buen aficionado (más que experto) en el tema, aunque ya no tuviera la responsabilidad de informar en mi diario sobre esta fiesta de los tebeos. Es curioso como en ciertas épocas mi carrera profesional se alejó (involuntariamente) de las áreas que más me gustaban y dominaba. Aún busco a los culpables de tal desatino.
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