Un comentario, en la entrada titulada «Maragall«, días atrás, decía: «Señor Cirbián, usted que es periodista ¿no puede hacer unos comentarios sobre eso de los sueldos y que se quejan de que ganan poco? Ninguno me da pena con lo que ganan».
El lector tiene más razón que un santo.
Hay sueldos de escándalo, como el de cualquier directivo de una gran empresa o miembro de un consejo de administración bancario cobran lo que nunca llegaremos a cobrar los mortales de a pie.
Hay deportistas de élite con nóminas astronómicas y cuatro coches en sus plazas (en plural) de garaje y que, además, reciben cuatro más de la empresa de automóviles que le patrocina.
Hay artistas que, dicen, cobran sus actuaciones en metálico… y que el año pasado ingresaron un millón de euros en metálico.
Como dice el lector, no me dan pena, no.
A los famoso sí les pido, al menos, menos ostentación en un mundo con tantos desequilibrios.
Y a los políticos, la honradez de explicar qué tenían antes de ser elegidos y con qué se marchan en el momento de dejar sus cargos.
Por eso me quito el sombrero ante la iniciativa del diputado socialista Rafael Estrella de dar a conocer su blog personal en Internet su salario mensual como parlamentario y su patrimonio.
Ójala todos nuestros representantes públicos siguieran su ejemplo.