Me enteré tarde del triunfo de los finlandeses Lordi en Eurovisión.
No vi el festival: no me interesa en absoluto. Hace muchos años que no interesa a nadie, creo.
Recuerdo con cierta nostalgia del pasado aquello de «ruayome uni, tu points». Ahora, ni eso.
Pero el éxito de unos rockeros a medio camino de La noche de los muertos vivientes y los klingon, los malos de Star Trek, me ha devuelto la esperanza.
Dice mi hijo –19 años y cantante en un grupo de rock duro– que Lordi tienen unas letras adecuadas, música contundente y un montaje excelente. Una producción comercial y bien hecha.
¿Qué más se le podía pedir para ganar un festival apolillado?