Bueno, pues sigo con el relato de ayer, circunscrito a los bosques nubosos de Monteverde, en Costa Rica.

A la 1 del mediodía aparecieron varias pequeñas furgonetas con tracción a las cuatro ruedas que nos trasladaron a las reserva biológica de Santa Elena, donde estaba previsto realizar un par de actividades. A diferencia de buena parte de nuestros compañeros, que se apuntaron a tirarse de árbol en árbol en lo que ahora llaman canopy y que yo conocía como tirolina, nuestra opción fue recorrer los puentes colgantes que pueblan las copas de los árboles de la reserva de Santa Elena.

Podéis seguir leyendo el resto de la historia en esta página.