Los periodistas que trabajamos en prensa escrita diaria hemos llevado a cabo hoy la huelga general que mañana, el 29-S, hará todo el mundo.
La razón es sencilla: la ausencia de diarios en los quioscos hace más evidente el paro general y, además, la posibilidad de que éstos estén cerrados haría aumentar las pérdidas de sus editores.
Aún así, es probable que mañana se vean periódicos en algunos puntos de venta. Hay empresas que han decidido sacar a la calle sus productos utilizando todos los medios necesarios para ello. La indiferencia en muchos casos, y las presiones y el miedo, en otros, han llenado algunas redacciones.
Lástima: los periodistas deberíamos ser los primeros en dar ejemplo. Sobre todo de cara a los más jóvenes…
Porque este no es un paro contra nuestras empresas, ni siquiera contra un Gobierno o el partido que le sustenta. Es mucho más, y mucho menos: una protesta contra unas medidas que creemos injustas y que se aplican, sobre todo, a los eslabones más débiles de la sociedad, que son, que somos los trabajadores.
Os quiero dar a conocer un par de textos referidos al tema de la huelga, con motivos más que evidentes para seguirla.
Uno es un fragmento de un artículo de Litus Alonso, veterano sindicalista y dirigente de CCOO en el sector bancario, publicado en la revista Sin permiso:
«La reforma laboral, plasmada en la modificación del Estatuto de los Trabajadores aprobada el pasado 9 de septiembre, cuyas dos principales características son facilitar y abaratar el despido y aumentar el poder unilateral del empresario para modificar las condiciones sustanciales de trabajo, incluso aunque éstas hayan sido pactadas anteriormente. El despido se hace más fácil y barato»
El otro, es un carta de una compañera, leída en una asamblea que el colectivo de trabajadores tuvo que realizar en la calle.
«Querid@s compañer@s:
Además de las razones que todos conoceréis sobre la necesidad de dar una respuesta masiva a la reforma laboral, que nos deja con el culo al aire a los trabajadores, creo que hay que mirar hacia adelante y alrededor.
Pienso en las pensiones, por ejemplo, en el mal planteamiento de los sistemas de trabajo -¿por qué trabajar más los más mayores con un 40% de paro juvenil?-, en la privatización de los servicios de prestaciones sociales, por ejemplo, del paro o de las empresas de colocación, en las que aún te tienes que humillar más para que consideren que tienes las condiciones necesarias para que te metan en listas para trabajar temporalmente y sobre todo, en la mentalidad individualista, insolidaria y casi delatora que nos están metiendo en el cuerpo.
La desfachatez con que los poderes economicos y políticos actuan en esta crisis por ellos creada está llegando a unos extremos que al menos una vez en nuestra vida merece una respuesta de paro total. Por eso me permito llamar a la huelga por dignidad desde la confortabilidad de nuestras nóminas mensuales. Nosotros no somos el trabajador tipo y seguro que a nuestro alrededor tenemos amigos o parientes que no podrán ir a la huelga aunque quisieran.
Un recordatorio:
Si no hubiera habido huelga general en 1988 y 2002 ahora la cobertura de desempleo no pasaría del 50% (está en más del 90%).
Si no hubiera habido huelga general en 1988 y 2002 las pensiones de nuestro padres serían más míseras.
Si no hubiera habido huelga general en 1988 y 2002 los compañeros y familiares o conocidos afectados por EREs en los ultimos años o por prejubilaciones forzosas no hubieran conseguido más de 20 días por año.
Si no hubiera habido huelgas general en 1988 y 2002 muchos de los que habéis conseguido entrar en plantilla en estos años hubiérais seguido en precario.
Nadie dice que se vaya a conseguir el paraíso (los más viejos somos los que estamos más curados de espanto) pero no creo que haya que facilitarles su intención de convertirnos en los nuevos esclavos del siglo XXI.
Señores: tenemos derecho a decir que no estamos de acuerdo y a que se nos oiga.
Os dejo algunos enlaces informativos más:
- La huelga, en la Wikipedia
- CCOO
- UGT
- Huelga general.net
- Huelga general ya
Amigo Txerra…
Son unos argumentos muy válidos, pero parece que nadie se acuerda de los autónomos ni de los jóvenes.
Abaratar los despidos ayuda a la creación de empleo. Yo prefiero que me contraten y luego tener un despido más barato si se da el caso, antes que un empresario se abstenga de contratarme, o que pase como en una empresa que conoces, en la que se está dejando de contratar a gente por no hacerlos fijos.
Y lo de que la gente se queda con el culo al aire… Yo lo he tenido siempre siendo autónomo y nadie ha hecho huelga por mí.
No creo que la huelga sea la solución, y menos los piquetes que obstaculizan antidemocráticamente a los que quieren ejercer su derecho a trabajar.
Un abrazo.
El problema, amigo Víctor, és el porqué te has visto obligado a ser autónomo.
Las empresas se ahorran costes, que repercuten en ti. No te pagan más, sino que te aprietan más.
El quid de esta reforma es que abarata más los despidos, pero no garantiza que dignifiquen los nuevos contratos.
Y precisamente lo que yo pretendo con esta HG es reivindicar la dignidad de mi trabajo, de tu trabajo y el de todos los curritos frente a los abusos de los empresarios.